Como cada semana, sigo recibiendo tus dudas e inquietudes para apoyarte como psicoterapeuta y sexóloga. Mándame tus preguntas a intza69@yahoo.com.
Pregunta:
Me llamo Carlos. Tengo dos años bajo el régimen de prisión domiciliaria y 73 de edad. Antes de todo esto vivía muy bien con mi familia, mi vida era casi perfecta, cuatro hijos, tres nietos y una vida profesional destacada. Siempre tuve la cosquillita de tener una relación homosexual, pero siempre me quede con las ganas.
Un día, mi nieto me pidió permiso para hacer una fiesta en la casa. Debido a que mi esposa y los padres de mi nieto habían salido al extranjero le di permiso de inmediato. No me costó mucho trabajo, para mi estar solo en una casa tan grande me incomodaba. El día de la fiesta, cené temprano, me puse mi pijama y me fui a mi dormitorio. Escuchar las voces y la música de los jóvenes era mi única expectativa.
Me senté a leer cómodamente en mi cuarto. De repente un joven interrumpió mi tranquilidad. Me asusté y al mismo tiempo quedé sorprendido gratamente. Era un adonis completo, 1.75 cm aproximadamente, ojos azules, rubio, era como un ángel entrando a mi puerta, que al verme me dijo… perdón, pensé que era el baño y con voz de disculpa me dijo que el baño de abajo se había tapado y que Luis (mi nieto) le había dicho que subiera, pues aquí había otro baño. Después de todas las preguntas que me hizo mi abogado y el abogado de Miguel (así se llama mi denunciante), recordé que él no se asombró al verme, era como si ya supiera que yo estaba ahí. Mi nieto dijo en sus declaraciones que él nunca le había dicho que subiera a mi baño.
Después de lo ocurrido, lo dejé pasar al baño de mi cuarto, él dejó abierta la puerta y desde el sillón donde yo estaba podía verlo, se bajó lentamente los pantalones hasta los tobillos, inmediatamente yo note que él me veía y que le gustaba que lo mirara. Entonces… él me miró y me dijo que me acercara, lo hice sin pensarlo. Me pregunto que si me gustaba su pene y me lo señalo con su dedo, hice un movimiento con la cabeza de afirmación y le respondí ¡claro!. En ese instante me besó y me dejé llevar por el momento. Lo llevé a mi cama y tuvimos relaciones sexuales.
Terminando el encuentro sexual, el joven, del cual no sabía hasta ese momento ni su nombre ni su edad, salió corriendo y gritando que yo lo había abusado sexualmente, que lo había engañado y seducido, no recuerdo que tantas mentiras dijo. Lloraba inconsolablemente, me sentí aturdido y muy confundido, mi nieto y sus amigos no lo podían creer pero inmediatamente llamaron a la policía. Hubo un gran escándalo familiar y social, me sentenciaron por abuso sexual a un menor (Miguel en ese momento tenía 17 años). Mi familia me desconoció, y no quiso saber más de mí, pero lo peor es que siempre me sentí mal conmigo mismo.
Mis preguntas son…
1.- ¿Por qué las leyes son tan injustas? Yo sé que los dos quisimos ese encuentro sexual. Yo no lo obligue, ni lo engañe, él lo disfruto tanto como yo.
2.- ¿Soy homosexual por haber tenido relaciones sexuales una vez con un hombre?
RESPUESTA:
Carlos, muchas gracias por la confianza. Lamento mucho el desenlace de este encuentro. Yo creo que a veces las leyes son muy generales y pocas veces ven casos específicos. Siempre hay matices para decir si es o no un delito. En tu caso, era obvio que él tenía todo planeado, esas cosas no se hacen sin haber tenido un plan. Desgraciadamente, en este caso, la ley no está a tu favor, el estupro, es un delito. Tú, como adulto, debiste de poner un límite. Me imagino que lo entendiste inmediatamente después de que el joven salió corriendo y gritando.
Me dices que tuviste momentos en donde se te antojaba tener relaciones homosexuales, pero estabas feliz con tu familia, creo que siempre has tenido una parte bisexual, ya que te atraen ambos sexos. No tiene nada de malo en probar, lo importante es que tú te aclares y le aclares a los involucrados tus preferencias y muy importante no hacerlo con menores de edad.
Será muy importante para ti no sentirte culpable, tratar de llevar terapia y perdonarte. Creo que siempre que nos involucremos con alguien sexualmente es importante saber su edad, cualquier relación que tengamos tendrá sus consecuencias, pero de ninguna forma tiene que ser un precio tan caro. La edad sí importa, las personas vamos madurando, física y psicológicamente, no es lo mismo un chico de 17 años que uno de 29, por ejemplo. Te mando muchos saludos y sigue confiando en ti, aunque hayas cometido un error, eso no significa que te sigas castigando.