Autoría de 12:11 am Bitácora de VIHDA - Josué Quino

En las redes, el juego de la vanidad – Josué Quino

La historia ha cambiado.

Ha llegado el momento en que el VIH

 ha dejado de ser un referente de muerte y

se ha convertido en una afortunada oportunidad

de vida, emergiendo en nosotros lo positivo de ser positivo.

12 de febrero

Querido diario:

Hemos dejado en el siglo pasado, la intimidad que necesitábamos para escribir en una libreta (que escondíamos en un sitio tan recóndito, y que a veces hasta nosotros mismos olvidábamos dónde lo habíamos guardado), todas esas cosas que habíamos vivido durante el día y que nos daba pena, tan solo pensar en ellas.

Ahora, para saber que existes hay que escribir en un blog. Escribir ¡todo!, subirlo, y mientras más malas palabras sean usadas, más se asegura la lectura de los Millennials y los Centennials. Y mientras más cosas extremas, absurdas y barrocas se cuenten (o se inventen), más likes aparecerán.

Ya no importa tener amigos, lo que importa es tener seguidores, aunque no se tenga ni la más remota idea de quienes son, dónde viven, o que sueñan. Ahora, hay que aprender a ser dos. ¡El Juego de la vanidad ha comenzado! Hay que bifurcarse, desdoblarse, multiplicarse, caer en gracia de desconocidos.

Tomarse selfies de lo que se come (mientras más conocido sea el sitio, más likes aseguras), dónde y con quién, indicando el estado anímico, sin olvidar usar palabras de moda y hacer referencia a los memes virales, porque si no, con un ligero movimiento de dedo se desaparece de la pantalla, para dar paso a mil historias más, o si se corre con suerte comentan: “ya siéntese, señora” o “cállese, viejo lesbiano”.

Soy un hombre afortunado, entre otros motivos, porque no necesito de todas esas cosas divertidas para saber que estoy vivo. Yo para vivir necesito tomarme, entre antiretrovirales y profilaxis, mis 10 pastillas diarias, además de, por lo menos, dos litros de agua (cosa que nunca hago), porque de jugos, refrescos y café lleno mi panza.

Hashtag, Josué.

17 de febrero

Querido Diario:

De hoy en ocho, el próximo domingo, se entregarán los Oscares. Yalitza Aparicio está nominada a mejor actriz y estoy seguro que no la eligieron por su trabajo en “Roma”, sino para darle una trumpada a Trump. Inteligentemente hicieron del trabajo de Cuarón, una nominación políticamente correcta, ante todo ese berrinche del muro y sus comentarios contra los mexicanos en el Oscar.

 Hollywood está demostrándole a Trump que México no está lleno de violadores y asesinos, que no solo tiene drogas para dar, y aunque él esté tratando de evitarlo, los mexicanos estamos recuperando, en operación hormiga, todo ese territorio que les vendimos.

En los 70 la Cineteca Nacional estaba en Calzada de Tlalpan. Yo tenía 16 años y me escapé un fin de semana de Veracruz, para ir a ver el ciclo de musicales que habían programado. Para mi fortuna “Cantando en la lluvia” estaba el sábado y  “Nace una Estrella”, una de mis más favoritas, el domingo.

En aquel tiempo se podía fumar dentro de las salas de cine, y vi a Judy Garland entre el humo de mi cigarro, cantar, bailar, y actuar tan maravillosamente bien, como pocas estrellas cinematográficas en el mundo lo han logrado. Era la segunda versión de la misma historia, solo que esta ya era a colores y con muchos, muchos números musicales.

Judy, en el auge de su carrera filmó “Nace una Estrella”, y dado que había roto con el star system y sobrevivido grloriosamente, le negaron la nominación a mejor actriz, porque de haberlo hecho, hubiera ganado, y puesto el mal ejemplo a la industria. Años después, Barbra Streisand logró un trabajo impresionante, casi tan bueno como el de Judy.

Hoy Lady Gaga está compitiendo con Yalitza a mejor actriz, por el mismo personaje. Esta nueva versión copia pedazos de las dos anteriores. Sin embargo, quien en realidad logra destacar y conmover es Bradley Cooper, y lo entendí cuando supe que él había producido, escrito y dirigido la película. También está nominado como mejor actor.

¡Amo los musicales! Y este año hay dos nominadas: “A Star is Born” y “Bohemian Rhapsody”, la cual también me toca, y ¡fuerte!

Nunca fui fan de Freddie Mercury. Me chocaba tanto su música, como sus desplantes en el escenario. Sin embargo, cuando supe que murió por Sida, me estremeció. En esa época yo me encontraba dentro del closet del Sida, mientras en las noticias soltaban bombas informando las muertes de gente reconocida por lo menos una vez cada semana. Pero ayer que vi la peli, descubrí algo que pudo haberle salvado la vida.

Hoy, a quienes vivimos con VIH o hemos desarrollado Sida, nos tienen prohibido terminantemente tener a pájaros, peces y gatos de mascotas. Freddie tenía un montón de gatos. Lo supe hasta ayer que vi la peli.

En 1991, poco se sabía respecto al síndrome, sus causas y efectos. Un amigo mío murió, según los doctores de toxoplasmosis. Hasta años después, cuando las investigaciones ya había avanzado, supimos que su mascota fue quién le pasó el toxoplasma gondii, que le causó la muerte.

Freddie murió a los 45 años. Estoy seguro que de haber evitado el contacto con sus gatos, aún estaría vivo.

De ganar Mercury, se estaría rindiendo un grandioso homenaje a todas esas grandes estrellas, actores, directores, productores, etc., que el Sida nos ha arrebatado, y de paso a mis amigos fallecidos. Aunque mi mexicanidad me duela, me gustaría que ganara, aunque le quite el Oscar a México, como mejor película, y a Cooper, como mejor actor.

Mercurianamente, Josué.

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Last modified: 24 noviembre, 2021
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