Hace unos días un gran amigo se fue a tomar un curso de Design Thinking a Estocolmo, cuando volvió le pregunté si le había gustado y me contestó; pues estuvo muy rico y todo pero… los suecos lentos. ¿Cómo lentos? Si amiga aquí en Mexique somos mucho más rápidos para resolver, no tenemos tanto tiempo para pensar. Se tardaban horas en cada etapa.
De inmediato me vinieron varias preguntas; ¿y si son tan lentos porqué son tan chingones? ¿Somos más rápidos los mexicanos? ¿Resolvemos mejor? ¿No tenemos tiempo para pensar? #TrueStory
Y es real, así nos educaron, recuerdo a mi abuela que, cuando estaba leyendo, me decía ya ponte hacer algo.
Los mexicanos vivimos en el hacer, somos una comunidad donde el movimiento ininterrumpido se valora más que la pausa y el pensamiento. Tenemos una comunidad de hacedores empedernidos, que confunden la ocurrencia con el plan, las horas nalga con la productividad y el trabajar para vender, con el trabajar para ganar.
El proceso de comunicar no es la excepción, el oficio de traducir una marca a cierta audiencia requiere de planeación y estrategia. Antes de producir hay que identificar: ¿Qué debo decir? ¿A quién se lo debo decir? ¿Cómo lo debo decir? ¿En dónde lo debo difundir? ¿Cómo voy a medir los resultados?
Si te hacen una pieza de comunicación sin resolverte estas preguntas es muy probable que no obtengas lo que deseas.
