Autoría de 11:13 pm Memorias Peregrinas - Andrés Garrido

La ubicación del pueblo de Tlachco – Andrés Garrido del Toral

Una vez que ya se aclaró que el antiguo poblado prehispánico de Taxco o Tlachco citado en el Código Mendocino no es el Taxco del estado de Guerrero sino el de la comarca queretana, discutamos un poco sobre su localización antes de la llegada de los europeos.

Para don Manuel Septién y Septién, seguidor del Códice Mendocino y de Sigüenza y Góngora, el antiguo Tlachco no es otro que el centro ceremonial ubicado al suroeste de la hoy ciudad de Santiago de Querétaro y al cual conocemos como El Cerrito, en el municipio de Corregidora. Nos dice Septién que es allí donde está el primitivo Tlachco del que se escribe en el Códice Mendocino, que fue un lugar sometido y fortificado por los aztecas y que se trata de la única zona arqueológica de importancia que existe en toda la región, donde además de apreciarse una pirámide se observan restos de una cancha para el juego de pelota, mismo significado que tiene Tlachco en mexica.

Agrega don Manuel que tanto por la pirámide y el juego de pelota como por las figurillas encontradas en ese antiguo centro ceremonial por el padre Morfi en 1777 –columnillas con cariátides o cabezas y notables chacmooles-, puede afirmarse que se trata de una población de origen tolteca cuyo remoto nombre permanece olvidado en la oscuridad de los tiempos y que fue rebautizada con el nombre de Tlachco por los aztecas, al ser utilizada como fortaleza y puesto de avanzada del Imperio tenochca, durante cien años, contra las incursiones de los tarascos y feroces chichimecas provenientes del Norte, de los apaches o de la Sierra Gorda.

Aclara también el historiador Septién que no confundamos Tlachco con el “Cú” tarasco proveniente de la Relación de Michoacán, ya que Querétaro fue un vocablo inventado por los españoles al lugar fundado por ellos en la hoy comarca queretana. “Fuera de algunas incursiones esporádicas de los tarascos en territorio queretano, no encontramos que existan huellas arqueológicas de poblaciones de origen tarasco en el territorio de Querétaro y menos en la región en donde está asentada actualmente la ciudad de Querétaro…”

En apoyo a Manuel Septién sobre la ubicación de Tlachco en la hoy zona arqueológica de El Cerrito en el Pueblito, municipio de Corregidora, Esteban López Frías ofrece los siguientes puntos a favor de esa teoría:

  1. El área que ocupa la ciudad de Querétaro estaba convertida en una gran zona lacustre, con todos los inconvenientes que esto representa para el establecimiento de grupos humanos numerosos, que fue desecada y saneada por Fernando de Tapia en una época posterior a la Conquista.
  2.  Ni en La Cañada ni en toda la extensión que abarca el valle de Querétaro, existen vestigios de asentamientos prehispánicos que compitan en importancia con El Cerrito.
  3. Para la época en que Tlachco fue conquistado por los aztecas, en la zona que ocupa actualmente El Pueblito y en sus inmediaciones ya se había dado una ocupación de aproximadamente mil 500 años, por grupos humanos numerosos con influencia de culturas como la de Chupícuaro, la teotihuacana y la tolteca, cronológicamente en ese orden; todas ellas avanzadas en la agricultura, con el empleo de sistemas (canales) de irrigación. El adelanto que habían logrado en la agricultura aparece en las terrazas construidas en las laderas de los cerros. Tal es el caso de la cañada de El Zapote, La Joya y, hasta antes de establecerse la colonia, en la parte baja de Santa Bárbara. Durante la época en que la región estuvo bajo la influencia tolteca, las áreas de cultivo cubrían una amplia zona que correspondían desde El Molinito (El Recodo) hasta delante de El Cerrito. Los cultivos estaban situados preferentemente en el margen derecho del río.
  4. Dentro de las características arquitectónicas-religiosas, los pueblos toltecas contaban dentro de sus centros ceremoniales con juegos de pelota (Tlachco en náhuatl corresponde a juego de pelota), con significado cósmico religioso. Ahora bien, según la tradición en El Cerrito existió un juego de pelota o tlachco, por lo que aquí no cabría imaginar que las peñas o cerros de las inmediaciones tengan “la facción y hechura del cercado donde se jugaba a la pelota”.
  5. Por último, el vocablo Maxei, juego de pelota en otomí, no aparece en la documentación de esa época…”, afirma esto último Esteban López Frías siguiendo a Lourdes Somohano.

Esteban López Frías se desmarca de Sigüenza y Góngora y de Manuel Septién en aquello de la hipótesis que propone la existencia de guarniciones militares aztecas en el valle de Querétaro y la dice que ésta no tiene sustento alguno “si consideramos como guarnición a un puesto o instalación militar asentada en un lugar específico. Por el contrario, si la consideramos como a la “tropa” que custodia una plaza, debemos agregar que el Imperio azteca podía disponer de mercenarios otomíes (rivales de los purépechas) que bajo el mando de capitanes mexicas, podrían efectuar la defensa de su frontera.”

Continúa López Frías diciendo que era más práctico para fines logísticos-militares el envío de unos cuantos hombres a la zona de frontera que tropas numerosas, mismos que no dejaron huella de su paso por la región. Considera además que en la región los aztecas limitaron su conquista al cobro de tributos, por lo que supone un dominio solamente político y económico pero no cultural y que tampoco se han encontrado vestigios de origen náhuatl para el tiempo que ocuparon la zona de El Cerrito, solamente algo aparece en Apapátaro y en toponimias de algunos pueblos cercanos.

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Last modified: 25 septiembre, 2021
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