La historia ha cambiado.
Ha llegado el momento en que el VIH
ha dejado de ser un referente de muerte y
se ha convertido en una afortunada oportunidad
de vida, emergiendo en nosotros lo positivo de ser positivo.
27 de abril
Querido Diario:
Hoy es el cumple de mi Mamá Juanita.
Y también es el Día Mundial del Teatro, el cual no celebraré.
Apenas hace un par de semanas me entrevistaron en dos ocasiones y me preguntaron si alguna vez yo había sufrido de desabasto. Inmediatamente les dije que no, que ni en la Ciudad de México, ni aquí en Querétaro. Que aquí dos veces había tenido problemas con los conteos de carga viral, porque el convenio con no-se-que laboratorio no lo habían vuelto a firmar, pero se solucionó en una semana. No, problemas de desabasto en el Seguro Social, no. Hasta hoy.
Y tenía que ser justo el día que mi Mamá Juanita (la Mamá que me crió) cumplió 94 años, justamente el Día Mundial del Teatro, que cuando fui a surtir mi receta de retrovirales, solo me surtieron tres de cuatro, y con la mano en la cintura me dijeron: -“venga usted el viernes, a ver si ya nos surtieron”, le pregunté que si no les llega el viernes, ¿cuándo podría ser? –“pues hasta la próxima semana, pero no sabría decirle qué día”, eso si, con toda la buena actitud y buena educación que caracteriza a todas las personas que laboran en el Hospital Regional de Zona No. 1 de Querétaro.
Algo de lo que más trabajo me ha costado es mantenerme fiel a la ingesta de mis medicamentos, como me lo indican los doctores. Por uno y mil motivos quienes vivimos con VIH tenemos serios problemas para tomarnos nuestras pastillas en el horario adecuado. A algunos simplemente se nos olvida tomárnoslos, a otros se nos olvida si ya los tomamos, situación que nos lleva a una de dos: o nos los volvemos a tomar, o de plano ya no lo hacemos; otros deciden no tomarlos porque se van de antro, otros deciden tomarlos antes, aunque vayan a tomar, y otros después del antro, moviendo en ambos casos las horas y sumándole el haber ingerido alcohol.
Adherencia absoluta al medicamento, nos exigen incluso antes de iniciar el tratamiento. Casi casi nos hacen firmar una carta de obligatoriedad para darnos nuestros antiretrovirales. Y quizá eso sea algo de lo más difícil con lo que tenemos que lidiar el resto de nuestra vida.
Cuando iniciamos nuestro tratamiento, lo que buscamos en encapsular al virus, detener cualquiera de las diferentes maneras que tiene de replicarse, y así evitar que siga destruyendo nuestras defensas. Una vez que logramos detenerlo, porque no podemos destruirlo, si nos adherimos a los horarios de las tomas de nuestras pastillas, en un tiempo no muy largo, vamos logrando que la cantidad de virus en nuestro organismo baje, de tal suerte que llega un momento en que ya no va a ser detectable en nuestros análisis químicos, aunque continúa en nuestro organismo.
Esto no quiere decir que “estemos curados”, ya que no es una enfermedad, y por lo tanto no se puede sanar. Se trata de una condición de salud, de una condición de vida. Es por lo anterior que vivimos pegados al reloj, y a sus alarmas en el caso de quienes podemos programarlas, para tomarnos nuestras pastillas.
Indetectablemente, Josué…
Madrugada del 1 de mayo
Querido Diario:
Yo llevo más de 20 años luchando en pro de la adherencia. Eso, y los terribles efectos secundarios, han sido mi coco, sin embargo ahí la llevo, porque desde que logré la indetectabilidad, la he logrado sostener.
Pero… y ahora que hay desabasto de medicina en el IMSS, en el CAPASITS, el ISSSTE, o sea en todo el sector salud, ¿vamos a volver a subir la cantidad de carga viral en nuestro organismo? ¡Dejaremos de ser indetectables! ¡Volverá a estar en riesgo nuestra salud, nuestra vida y la de los otros!
¿Qué hace MALO para evitar esto? (Si, MALO, no AMLO, ya te lo escribiré otro día). ¿Acaso pensó en la posibilidad de que al bajar los presupuestos a Salud, nos iba a ir matando uno a uno, poco a poco? Mi mamá Juanita siempre me decía: -“Piensa mal, y acertarás”, aunque no se de dónde sacó eso, en caso de que fuera cierto, quiere decir que MALO se ha confabulado con sus amigos los cristianos para que dejen morir a quienes vivimos con VIH o SIDA, ya que en sus templos no está permitida nuestra existencia, y por lo tanto nuestra asistencia.
Nos encontramos en un momento de doble alerta amarilla. Personas geniales como Luis Adrián Quiroz, o Luis Felipe Zamudio, a quienes amo y admiro profusamente, no han dejado de pelear desde hace años esta situación que ellos ya veían venir, de la cual ya nos habían alertado, pero ahora que están aquí ¡no se voy que hacer! ¡no tengo idea de cómo reaccionar!
A pesar de mi negación, comienzan a sonar en mis oídos las frases de “…como en Venezuela…” y en mi mente comienzan a pasar las imágenes de periódicos, revistas, notas y comentarios del Face que dicen: “…igual que en Venezuela…”
Cada noche cuento una a una mis pastillitas, como lo que son, mi tesoro más preciado, ya que me permiten seguir con buena salud. En los grupos de Face y de Whats, ya han comenzado a solicitar una pastilla prestada de esas que le sobran a alguien de sus dosis.
Hasta hace poco, todo mundo llegábamos hasta a regalar todo un frasco completo de algún antirretroviral que a alguien le hacía falta, ahora no hay ni siquiera quien responda a la solicitud de préstamo.
Es que, ¡no manches! Tanto tiempo obligando a nuestro organismo a adecuarse a los medicamentos, tantos embrollos para lograr la adherencia, y ahora con este desabasto tiran nuestras vidas por un caño…
Gracias a Dios cuento con David Rangel y Tito Vasconcelos del Corporativo “CabareTito”, a quienes mi Mami Quetta siempre llenaba de bendiciones y agradecimientos, quienes sé que pase lo que pase, me seguirán apoyando.
Ellos hacen que tenga en claro que el drama solo ama las tablas…
Apanicadamente… Josué