La historia ha cambiado.
Ha llegado el momento en que el VIH
ha dejado de ser un referente de muerte y
se ha convertido en una afortunada oportunidad
de vida, emergiendo en nosotros lo positivo de ser positivo.
28 de junio
Querido Diario:
Hoy, Jueves de Semana Santa me acordé mucho del padre Valiente. Eran los 60´s, y todas las misas se daban y cantaban en latín, poco español usaban, por lo que no entendíamos nada de lo que decían, además duraban una eternidad y muchos de los niños que íbamos, con ese calor jarocho que había, se dormían. Yo no. Yo no me perdía nada de todo lo que ahí arriba ocurría, porque ya había decidido ser cura.
El padre Valiente, que así se llamaba, era el párroco de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, Príncipe de la Paz, allá en Veracruz. Era un viejito que nos caía bien a todos, aunque siempre nos regañaba tanto por lo que hicimos, como por lo que no hicimos. El asunto es que uno nunca quedaba bien con él, y se las agenciaba para hacernos sentir culpables a todos, de todo.
En aquellas épocas, cuando el PRI quería “invitar” a los parroquianos a que votaran por ellos, el padre Valiente les respondía siempre con la misma palabra y números. En aquel momento no tenía sentido para mi, pero ahora me dan ganas de ir a gritar eso que siempre le decía el padre Valiente al PRI, a una de las misas mañaneras del presidente López Obrador: “¡Mateo 22:21!” Yo estoy seguro de que cuando me escuche dejará de confundir el púlpito con el estrado.
Y es que acá en Querétaro, algunos políticos han tomado muy en serio eso de confundir un evento gubernamental, con una acción eclesial. El primero que recuerdo fue El Portero de Dios, quién para todo incumplía con el segundo de los Mandamientos.
Hace poco una diputada local, en un evento oficial violentó al estado laico cuando gritó a los cuatro vientos: ¡Viva el Obispo! Así como si gritara ¡Viva Juárez!
Es esa diputada local que ella solita se autonombró “la voz de Querétaro”. Y con toda razón, ya que es la voz añeja, la voz rancia, la voz que se distorsiona con el eco de las iglesias donde sueña despachar. Me parecería bien que la voz agria de Querétaro, monte sus oficinas en el obispado, y que el Obispo le pague un sueldo por ser la capitana de sus porristas, dejando libre el puesto de diputada a una mujer que de verdad respete la Constitución Mexicana, de todas formas ella aseguró que va a donar su sueldo, igual y le sigue trabajando gratis a la iglesia.
En verdad, esa pobre voz descontextualizada del presente requiere con urgencia ¡estudiar!, porque hasta los niños de primaria saben que el agua y el aceite no son compatibles. Lo bueno de escribir en ti, Querido Diario, es que no me va a poder demandar como lo hizo con dos activistas que han exhibido su falta absoluta de criterio.
Pero, bueno, ¿cómo decirle que no?, si nuestro señor Presidente predica la palabra del Señor en cualquier lugar y momento que se le ocurre. ¡Ya se! Ahora para la Marcha deberíamos de imprimir playeras que digan simplemente: Mateo 22:21
Porrísticamente… Josué
29 de junio
Querido diario:
Hoy, como cada Viernes Santo desde que estrenaron “Jesucristo Superestrella”, la vivi. Cada año buscaba en qué cine la habían programado para correr a verla. Hoy, al haber cumplido uno de mis más grandes deseos desde niño, que era tener un cine en mi casa, ya no me preocupo de dónde la van a proyectar, ahora solo espero que llegue la fecha y le pongo play.
Desde que la vi por primera vez, fui descubriendo poco o poco, cosas nuevas y poderosas cada vez que la veía, y así año tras año, me iba identificando con diferentes escenas, dependiendo de como se encontraba mi interior. Este año, aunque no fue la primera vez que la escena de los leprosos me había movido, le puse pausa y dejé que mis sentimientos me abrazaran.
Un sin número de leprosos a quienes se les están cayendo a pedazos la carne, los dedos, la nariz, los ojos, las piernas, y a pesar de que se tienen que arrastrar, se acercan a Jesús suplicándole: “¿No quieres tocarme? Tú puedes sanarme. ¿No quieres besarme? Tú puedes curarme”, porque ya sabían que Él podía devolverle la vista a los ciegos, hacer caminar a los paralíticos, expulsar los demonios de los cuerpos y revivir a los muertos.
Esta escena la he vibrado de diferentes maneras, todas ellas tenían que ver con una falta, una ausencia… Las primeras veces me veía en ellos como un chamaco elegebetiano en busca de la aceptación de mi familia, después de la sociedad, después de mis amigos y compañeros de trabajo. Una vez que ya había superado todos esos ámbitos, llego el VIH y entonces la escena no necesitaba una “traducción”, porque era literalmente lo que buscábamos en Jesús: la cura.
Hoy esa cura la buscamos en el Estado, en el gobierno federal, porque no se trata de una cuestión espiritual o religiosa. Se trata de la exigencia de uno más de nuestros Derechos, como lo indica nuestra carta maga en el artículo 4º, y seguimos temblando porque el gobierno no ha emitido ninguna declaración negando la escasez o falta de medicamentos, y el que calla…
Otorgatoriamente… Josué