Escribir, para Salvador Alcocer, era como lanzarse al vacío: la terrible hoja en blanco. Su acercamiento a la literatura fue primero con la dramaturgia, pero el hecho de meter a sus personajes en problemas le causa una gran incertidumbre, por eso se alejó de ella, aunque sí dejó algunas obras de teatro (también hizo relato) conocidas por los amigos más cercanos, desconocida para las nuevas generaciones; Chava llegó a la poesía pensando que era cosa fácil, “yo mismo me entrampé porque no es fácil, resulta que al final de cuentas, de la literatura, la poesía es de lo más difícil”, dijo el aguerrido poeta.
Hoy, en «Zona de Visión», presentamos una breve selección de la obra de Salvador Alcocer, considerado uno de los poetas más importantes de Querétaro, junto a Francisco Cervantes y Florentino Chávez.
Los versos pertenecen a “Árbol de fuego”, editado en 1990 y luciendo en portada una obra del pintor y también poeta Ismail Hjaniram el Said. El libro muestra una panorámica de esa gran capacidad de Alcocer para contraer el universo, usar a la perfección el doble sentido, la ironía, y en ese juego hacernos entender los asuntos del amor, el sentido y sin sentido de la vida.
En el hermoso libro “Kyria Shulamith”, dedicado a su hija, nos encontramos a un Chava más contenido en el juego, quizá por el asombro de saber que el universo cabe en un vientre, cabe en una cuna y en un solo nombre.
ROCÍO BENÍTEZ
DEL LIBRO ÁRBOL DE FUEGO
LÚDICA
vi cómo devoró
a su compañera.
el mar
blanco, blanco,
hasta volverlo blanco.
GRACIAS POR LA TOALLA
en parís no conocí a jean paul sartre;
no a juliete greco
pero sí miré la ciudad lux
desde lo alto en la torre eiffel.
fue mala suerte no conseguir chochos.
USTED NO HARÁ NADA
en la penumbra de un cine
miramos
la muerte de un hombre.
El diluvio adentro
la puerta aletea cuando abro.
la puerta se queja cuando cierro.
el puerta, como le digo
cuando la desprende un cañonazo.
SSS
mudo, pero no sordo.
pero muerto.
SOY
cada mañana me ausento de los
que
me vieron orinar
y voy con mi espina dorsal completa
y con yeso en las mano,
a la casa donde me asesinaron.
DEL LIBRO: KYRIA SHULAMITH
HOY
el sol cae sobre la cabeza de los hombres.
Yo estoy cerca.
En unas horas vas a nacer.
Tengo miedo,
mucho miedo de que no te guste el mundo.
QUIERO ESTAR SOLO, sin amistades,
sin familia,
como tú en el vientre.
Quiero oír tu primer llanto
y saber dónde lo aprendiste.
MIENTRAS NACES,
escribo,
ambos nacemos hinchados.
KYRIA DUERME.
En la penumbra,
su cuna,
flota.
Viene de la vida de los nueve meses.
Para ella, todo es rojo.
Y yo procuro ser rojo y flotar,
cuando me muevo.
KYRIA DUERME.
Se sobresalta.
Ya vamos encontrándonos.
Salvador Alcocer (Ciudad de México, 1930- Querétaro 2013). Autor de los libros: Mientras cae la gota de agua (1974), Kyria Shulamith (1976), 11:30 pasado, meridiano, ¿Qué ciudad es ésta? (1978), Faltan tres huevos para el amanecer (1978), Canario ciego (1984), Árbol de fuego (1990), Impreso autorizado (1993), Selecciones (1994), La casa de otoño (1996), y Un vaso de agua (2013)
Escribir, para Salvador Alcocer, era como lanzarse al vacío: la terrible hoja en blanco. Su acercamiento a la literatura fue primero con la dramaturgia, pero el hecho de meter a sus personajes en problemas le causa una gran incertidumbre, por eso se alejó de ella, aunque sí dejó algunas obras de teatro (también hizo relato) conocidas por los amigos más cercanos, desconocida para las nuevas generaciones; Chava llegó a la poesía pensando que era cosa fácil, “yo mismo me entrampé porque no es fácil, resulta que al final de cuentas, de la literatura, la poesía es de lo más difícil”, dijo el aguerrido poeta.
Hoy, en «Zona de Visión», presentamos una breve selección de la obra de Salvador Alcocer, considerado uno de los poetas más importantes de Querétaro, junto a Francisco Cervantes y Florentino Chávez.
Los versos pertenecen a “Árbol de fuego”, editado en 1990 y luciendo en portada una obra del pintor y también poeta Ismail Hjaniram el Said. El libro muestra una panorámica de esa gran capacidad de Alcocer para contraer el universo, usar a la perfección el doble sentido, la ironía, y en ese juego hacernos entender los asuntos del amor, el sentido y sin sentido de la vida.
En el hermoso libro “Kyria Shulamith”, dedicado a su hija, nos encontramos a un Chava más contenido en el juego, quizá por el asombro de saber que el universo cabe en un vientre, cabe en una cuna y en un solo nombre.
ROCÍO BENÍTEZ
DEL LIBRO ÁRBOL DE FUEGO
LÚDICA
vi cómo devoró
a su compañera.
el mar
blanco, blanco,
hasta volverlo blanco.
GRACIAS POR LA TOALLA
en parís no conocí a jean paul sartre;
no a juliete greco
pero sí miré la ciudad lux
desde lo alto en la torre eiffel.
fue mala suerte no conseguir chochos.
USTED NO HARÁ NADA
en la penumbra de un cine
miramos
la muerte de un hombre.
El diluvio adentro
la puerta aletea cuando abro.
la puerta se queja cuando cierro.
el puerta, como le digo
cuando la desprende un cañonazo.
SSS
mudo, pero no sordo.
pero muerto.
SOY
cada mañana me ausento de los
que
me vieron orinar
y voy con mi espina dorsal completa
y con yeso en las mano,
a la casa donde me asesinaron.
DEL LIBRO: KYRIA SHULAMITH
HOY
el sol cae sobre la cabeza de los hombres.
Yo estoy cerca.
En unas horas vas a nacer.
Tengo miedo,
mucho miedo de que no te guste el mundo.
QUIERO ESTAR SOLO, sin amistades,
sin familia,
como tú en el vientre.
Quiero oír tu primer llanto
y saber dónde lo aprendiste.
MIENTRAS NACES,
escribo,
ambos nacemos hinchados.
KYRIA DUERME.
En la penumbra,
su cuna,
flota.
Viene de la vida de los nueve meses.
Para ella, todo es rojo.
Y yo procuro ser rojo y flotar,
cuando me muevo.
KYRIA DUERME.
Se sobresalta.
Ya vamos encontrándonos.
Salvador Alcocer (Ciudad de México, 1930- Querétaro 2013). Autor de los libros: Mientras cae la gota de agua (1974), Kyria Shulamith (1976), 11:30 pasado, meridiano, ¿Qué ciudad es ésta? (1978), Faltan tres huevos para el amanecer (1978), Canario ciego (1984), Árbol de fuego (1990), Impreso autorizado (1993), Selecciones (1994), La casa de otoño (1996), y Un vaso de agua (2013)