CRÓNICA Y FOTOS: ALMA CÓRDOVA/LALUPA.MX
San Juan del Río. Entre fierros y basura, están un suéter escolar y un zapato; del otro lado, basura y una hielera. La gente se acerca, levanta algunos artículos y toma fotos, otros observan los restos de sangre que quedaron en la vía, pero están estupefactos y no dicen nada. A un lado, una cruz con flores de plástico es testigo del ir y venir de la gente.
Poco antes de las 10 de la mañana de este viernes, habitantes de La Valla escucharon un estruendo en las vías del tren: un camión de pasajeros había sido arrollado por la máquina y los pasajeros estaban atrapados entre los fierros de la unidad. Algunos corrieron para tratar de ayudar, otros fueron a pedir ayuda y a fijarse si entre las víctimas había algún familiar, rogando que no fuera alguna de las nueve personas muertas.
La comunidad de La Valla se encuentra a 15 kilómetros de la cabecera municipal de San Juan del Río, en Querétaro; es una localidad agrícola y una de las más grandes del ayuntamiento. Las vías férreas muestran la entrada a la población, que hace un par de años tuvo una de las rachas más graves de robo al tren, lo que disminuyó con la intervención de fuerzas federales. Han aprendido a vivir con el paso del tren, con su ruido, pero no se han acostumbrado a los accidentes.
Los autobuses suburbanos que van de La Valla a la cabecera municipal pasan casi cada media hora; por lo general hacen una parada en la entrada de la comunidad y ahí esperan a que la gente suba. También pasan transportes particulares. La mañana de este viernes la jornada era la misma: subir a la unidad y esperar a que arranque, pasar la vía y empezar el viaje. Hoy no hubo viaje.
«FUE EL CHOFER»
La culpa fue del chofer, asegura enérgicamente una mujer que vive frente a las vías; le pregunto si escuchó los ruidos y me responde que sí, que ella y su hijo salieron corriendo cuando escucharon el estruendo y vieron cómo el tren se llevaba el autobús.
Ella corrió para tratar de ayudar a la gente y otro de sus familiares llamó a la ambulancia; trató de buscar más ayuda y concentrarse en sacar a la gente, pero la escena era más grave que cualquier otra que hubiera visto. En el lugar murió Clara, una joven que iba con su bebé recién nacida en brazos y a quien llevaban al Registro Civil; también murió un anciano que vendía Bonice. “Salió volando y quedó entre el tren. Estamos muy tristes”, precisa.
Otra de las víctimas fue Vanessa, una joven de 17 años que era alumna del Conalep y, unos meses antes, había sido coronada princesa de las fiestas patronales de La Valla; su foto fue difundida en redes sociales, durante la mañana del viernes, cuando se supo que era una de las personas que había muerto. En grupos de mensajería, sus amigos comenzaron a subir imágenes con mensajes de despedida, otros llegaron al lugar para mirar el lugar donde ocurrió el accidente.
Bomberos, soldados del Ejército Mexicano, policías estatales y municipales, así como elementos de Protección Civil hicieron los trabajos para ayudar a rescatar a los heridos, mientras los vecinos de la comunidad observaban y les rogaban que se apuraran a sacar a la gente. El acordonamiento no impidió que la gente llegara al lugar, algunas personas a buscar a sus familiares y otras sólo a mirar. Por más de una hora, sonaron las sirenas de las ambulancias en toda la zona; el paso quedó bloqueado por casi cuatro horas.
La versión oficial que dieron las autoridades fue que, efectivamente, el conductor de la unidad fue imprudente y quiso ganarle al tren, por lo que fue detenido. También precisaron que el camión era un servicio particular de personal, perteneciente al ejido La Valla.
LOS RESTOS
A la 1:26 de la tarde volvió a escucharse el aviso del paso del tren. El ruido hizo estremecer a quienes habían permanecido varias horas observando las maniobras en las vías. Mujeres con niños, hombres y jóvenes eran los espectadores mientras las grúas movían los restos de los fierros que quedaron en el lugar. En otro punto, los asientos desprendidos del autobús guardaban algunos objetos que llevaban las víctimas.
Cuando el acordonamiento fue retirado, la gente pudo acercarse y observar de cerca los vestigios de la tragedia. Hace casi un año hubo un accidente similar: un autobús de pasajeros intentó ganarle al tren y fue arrollado. Fue casi igual, sólo con la diferencia que en aquella ocasión no hubo muertos aunque sí muchos lesionados que tuvieron que ser trasladados en vehículos particulares, debido a la falta de ambulancias.
Desde la entrada de su vivienda, Felipe platica con otro hombre de cómo escuchó el ruido del choque. Estaba por comenzar a trabajar en su taller de carpintería cuando el golpe y los lamentos de la gente lo hicieron salir a la calle y encontrarse con la imagen más cruda que ha visto en ese lugar. No pudo más que acercarse y revisar si podía ayudar a sus vecinos.
La espera para que llegaran los cuerpos de emergencia se les hizo eterna.
Entre las pláticas de quienes se acercaron a mirar los trabajos para remover los fierros se escuchan los relatos de la imprudencia de los choferes de los autobuses, la falta de precaución en ese cruce y cómo, a pesar de los constantes accidentes, no ha habido conciencia para mejorar el servicio. Pero no hay de otra, pues es el único transporte que los lleva a la cabecera municipal.
Cerca de las 2 de la tarde las grúas se llevan los últimos restos del autobús, quitan los pedazos de los asientos que quedaron y una de las partes laterales de la unidad. La gente camina por las vías, entre las manchas de sangre y los restos de los objetos personales de los pasajeros. Al hacer los movimientos se desprende un fuerte olor que provoca escalofrío y altera los rostros de muchos de los presentes, una mezcla de aceite quemado y sangre.
El olor hace que algunos mirones se vayan, otros que se persignen frente a los fierros, mientras hacen una oración, otros sólo miran las grúas y se refieren al lugar en el que estaban cuando el ruido se escuchó y corrieron para ver lo que había pasado. Hasta el momento, cinco de la tarde, las cifras oficiales refieren nueve muertos y 10 heridos, pero aún no se sabe quienes podrán volver a casa.