ENTREVISTA: ROCÍO G. BENÍTEZ/LALUPA.MX
FOTOS: GUILLERMO GONZÁLEZ/LALUPA.MX
“La danza folklórica me lo ha dado todo”, dice Juan Carlos Sosa Martínez, ganador del Premio Estatal de Cultura 2019, reconocimiento que recibirá hoy 4 de diciembre en el Museo de Arte Contemporáneo, en un evento organizado por la Secretaría de Cultura de Querétaro.
De niño, cuenta, lo llamaban para participar en los bailables de la escuela, pero él odiaba bailar. El destino lo acercó a un taller de danza folklórica que le sirvió de terapia y “eso me permitió renacer o no irme por un mal camino, me apasioné y también lo tomé como un reto, porque los pasos no me salían”.
Estudió Comercio, manejó un taxi y luego entró a Criminología, carrera que olvidó para dedicarse por completo a su pasión. En el mes de noviembre, el Ballet Folklórico del Municipio de Querétaro que el mismo Juan Carlos creó en 2010 y aún dirige, se presentó en el concierto que ofreció la cantante Lila Downs en el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez.
Esa grata experiencia suma como un logro más a su trayectoria que incluye giras nacionales e internacionales representado a México, dice con una ligera sonrisa, misma que borra al revelar que su pasión también le ha traído envidias, angustia y desvelo. “He estado a punto de tirar la toalla”, confiesa.
Pero todavía queda mucho por hacer, por ejemplo, bailar en Palacio de Bellas Artes, también está pendiente una serie de libros sobre danza y tradición, además de acrecentar su hermosa colección de trajes típicos, y para el futuro, su gran sueño es crear el Museo de Indumentaria de México. De todo estos temas, Juan Carlos Sosa Martínez, también creador y coordinador de la carrera de Danza Folklórica en la Universidad Autónoma de Querétaro, platica en entrevista con LaLupa.mx
¿QUÉ TE PROVOCA ESTE PREMIO Y EN QUÉ MOMENTO DE TU CARRERA LLEGA?
– Estoy contento aunque casi no sonrío, y esta noticia llega luego de 21 años de carrera, 21 años de acercar la danza al público y vivirla; estar con Lila Downs en dos ocasiones, estar con el evento del regreso de la muñeca Lele, estar en el Festival Patria Grande en la Ciudad de México, en el Teatro Juárez de Guanajuato. Sí estoy feliz, pero en mi vida siempre he tenido muchas envidias y he escuchado algunos comentarios negativos y eso es porque la gente no sabe todo lo que he vivido para llegar hasta aquí. El premio es un aliciente, es un motivador, yo también me canso y esto me permite no echarme para atrás, he estado a punto de tirar la toalla este año. Sí, he pensado hasta en retirarme ya.
¿Y DEJARLO TODO?
– Sí, por supuesto.
¿POR LOS COMENTARIOS NEGATIVOS?
– Sí y es que es muy desgastante, quieren opacar el trabajo que hacemos y llevamos luchando años; también está el problema económico, luego no tengo yo dinero, no me estoy tirando al piso, pero el grupo es gracias a que le invierto dinero para tener un bonito vestuario – a Lila le encanta nuestro vestuario –, y nadie sabe lo que hay atrás, a veces uno se priva de algunas cosas para vestir bien al grupo. El premio, lo repito, es un aliciente y viene a cimentar lo que he trabajado, también lo veo como un compromiso con la sociedad y la danza, es una responsabilidad que ahora tengo yo con los queretanos de seguir haciendo cosas en favor de nuestras tradiciones.
TIENES 21 AÑOS DEDICADO A LA DANZA, PERO TÚ ESTUDIASTE CRIMINOLOGÍA, ¿QUÉ PASÓ?
– Era como un hobby, yo terminé la carrera de Comercialización y quería estudiar Criminología, y en todo ese tiempo bailé a la par de los estudios; yo iba a la universidad en la tarde y agradezco a mis maestros que siempre me dieron la oportunidad de salirme un poco temprano para llegar al ensayo y al maestro de danza que me permitía llegar tarde, pero nunca falté a un ensayo, a veces cargaba la maleta con mi vestuario todo el día, porque fui el primer presidente de la sociedad de alumnos de Criminología, entonces en la mañana venia a atender la gestión, en la tarde a clases y si había función jueves o viernes, yo andaba con mi maleta en el camión, a veces no comía nada para tener dinero para el taxi y llegar lo más temprano al ensayo, y hasta en el taxi me cambiaba para poder llegar, eso de que yo no comía para poder pagar el taxi casi nadie lo sabe, ahí me di cuenta que era mi pasión. Así estuve cinco años. Antes, cuando estudié Comercio mi mamá tenía un taxi y lo manejaba, ahí era muy feliz.
¿TAMBIÉN FUISTE TAXISTA?
– Sí, eso me permitía poder llegar a los ensayos a tiempo. Era un trabajo donde ganaba lana y me permitía tener un horario en donde podía ir a bailar, dar funciones y hacer giras. Hasta que mi hermano, tengo un hermano gemelo, estaba en Derecho y me habló de Criminología y me gustó el plan. Entré, no en el primer proceso pero entré, y todavía traía el taxi en la mañana, era muy pesado y a veces me dormía en clase porque me levantaba a las tres de la mañana para agarrar el taxi, entonces lo dejé, y luego mi maestro me ofrece que lo cubra en clases de una escuela primaria y yo decía: no, odio dar clase, yo con niños no. Ahí empecé mi labor como docente, con muchos errores, sobre la praxis uno aprende, era muy exigente con los pequeños cuando sólo era una clase extracurricular, pero para mí era importante, ojalá ahora regresen la danza folklórica a la educación básica aquí en Querétaro, yo tengo pendiente una investigación sobre eso, es una iniciativa de ley para que Querétaro pueda volver a su identidad a través de los niños y la danza, necesitamos despertar el amor por México a través de nuestra música y nuestros bailes.
¿QUÉ PASÓ CON LA CARRERA DE CRIMINOLOGÍA?
– Ya no me dio chance de ejercer, salgo de la carrera y viví una situación existencial y económica muy dura, contendí a una diputación local, tenía mucho desgaste emocional y físico, a la par estaba ensayando para una gira a Canadá. Siempre me ha gustado la política y por eso contendí a la diputación, pero no gané nada, nadita. Y Tonatiuh Cervantes me apoyó en crear el Ballet Folklórico del Municipio de Querétaro y con todo eso ya no me dio ni tiempo de buscar chamba de criminólogo y me enfoqué al ballet.
¿SI TE IMAGINABAS EN LA POLÍTICA?
– Claro, pero me incliné más por la danza y la gestión cultural. Me dediqué a levantar el ballet.
YA SON NUEVE AÑOS DEL BALLET FOLKLÓRICO DEL MUNICIPIO DE QUERÉTARO, ¿CUÁL FUE LA IDEA ORIGINAL?
– Siempre fue la misma idea, el mismo sueño, si quieres tonto, de tener un ballet, y no lo esperaba tener tan joven, pero siempre lo anhele porque en los grupos donde estaba siempre metía mi cuchara y mis maestros no me dejaban ayudarles; propuse crear el ballet universitario, el ballet del estado y no se concretó ninguno, pero yo tenía el proyecto hecho y en una plática con Tonatiuh Cervantes le hablé de eso y decidió apoyarlo, le agradezco a él y a Paulina Aguado (actual titular de la Secretaría de Cultura de Querétaro) que le haya gustado el proyecto. La idea era hacer un grupo y me dieron seis meses para iniciar, el 14 de noviembre del 2010 comenzamos, debutamos con 15 integrantes y ahorita somos casi 50, hay mucha maduración ahora, he madurado como director y coreógrafo, el ballet ha madurado. Lo más difícil de esto es el recurso humano, porque esta juventud de hoy lo quiere todo al mínimo esfuerzo.
EL BAILE SE BASA EN LA DISCIPLINA Y TÚ ERES EXIGENTE.
– Sí, mucho.
¿ESO TE HA TRAÍDO PROBLEMAS?
– Sí, por eso cuando alguien quiere entrar al ballet les digo: yo soy así.
¿CÓMO ERES?
– Soy muy enojón, muy gritón, miento madres cuando las cosas no salen bien, pero si hacen bien las cosas no pasa nada. Yo siempre he dicho que el bailarín no es de nadie y a mi grupo llegan de muchos lados, y algunos ya tienen varios años conmigo, tengo dos bailarinas que están desde que iniciamos el grupo. Sí hay muchos que me quieren así como soy.
¿QUÉ TIENE LA DANZA FOLKLÓRICA QUE TE CONQUISTÓ?
– Lo primero es subirte a un escenario, no todos tienen el privilegio de subirse a un escenario y que te vean, que te aplaudan, es la vida del artista, a la mejor no les pago a los bailares, eso es lo que falta, en su momento inicial la idea era darles beca pero no hay recursos. Yo siempre lo he dicho: quiero darle a mis bailarines lo poco o mucho que la danza me dio a mí, y lo que me ha dado es viajar, yo no conocía Acapulco y lo conocí a los 21 años, a los 19 yo ya andaba en Europa de gira y no conocía Acapulco, ahora ya conozco todo el país gracias a la danza.
TU COLECCIÓN DE VESTUARIOS ES HERMOSA, ¿CUÁNTOS TIENES AL DÍA DE HOY?
– En la última exposición conté 55 vestuarios.
¿HAS INVERTIDO MUCHO AHÍ?
– Sí, ahí sí no me duele el codo. Todavía me faltan muchos vestuarios. Si tuviera dinero yo ya hubiera rentado un espacio en la ciudad para hacer el Museo de Indumentaria de México y dejarlo los vestuarios ahí en comodato, o si la autoridad los quiere o un particular yo se los presto para que los expongan. La idea del museo ya será para mi jubilación, me imagino en el museo, yo de viejito, entreteniéndome limpiando todo.
¿CUÁLES SON TUS PENDIENTES?
– Hay muchos, en verdad muchos, y algo que nos hace falta es bailar en Palacio de Bellas Artes, el año que viene el Ballet Municipal cumple 10 años y sería bueno celebrarlo ahí, tengo ya la idea y el proyecto, es una forma muy diferente y lúdica de dar a conocer las riquezas de nuestro estado a través de la danza, pero para eso se requiere dinero y hay que ahorrar. Mis hermanos y mi familia dicen que ya estoy consagrado en la danza, pero me falta mucho, unos libros también, yo ya tengo mi proyecto, pero de eso platico después, sólo diré por ahora que son tres libros los que quiero hacer sobre la danza.