REPORTAJE: AMÍLCAR SALAZAR/LALUPA.MX
Los fugitivos estadounidenses John Corbett, Adam Curtis y Amanda Noverr cruzaron la frontera mexicana sin hacer más esfuerzo que mostrar pasaportes y sonrisas.
En distintos tiempos, pero en el mismo cruce fronterizo entre Los Indios, Texas, y Matamoros, Tamaulipas, el personal de la dirección de Aduanas no verificó si los forasteros eran turistas o delincuentes en fuga. Tampoco indagó sobre sus aparatosas casas-rodantes.
El 20 de octubre de 2019, Adam Curtis y su novia Amanda Noverr cruzaron sin reveses dicha aduana, aun cuando la casa-rodante en que viajaban tenía un reporte de robo en Texas y estaba a nombre de una pareja de jubilados cuyos cadáveres se hallarían luego en playas de Corpus Christi.
John Corbett, ex presidiario por violación y reincidente, entró a México en agosto de 2018, sin que la aduana indagara que la policía de Massachusetts lo tenía en su lista de “delincuentes sexuales de alto riesgo” y que el FBI le había asignado un número de fugitivo (977448AA5).
Armados y peligrosos”, según advertían las alertas policiales de EU, los evadidos transitaron distintas carreteras nacionales en sus vistosas unidades motor-home, llegando sin problema a los destinos que eligieron.
Corbett se refugió en San Miguel de Allende, Guanajuato, mientras que Curtis y Noverr optaron por llegar a Ajijic, Jalisco.
LaLupa.mx siguió la pista de estos fugitivos al estilo americano, cuyas estancias ilegales en el país se manejaron con especial sigilo por parte del Instituto Nacional de Migración (INM), pasando desapercibidas por la mayoría de los diarios.
JOHN CORBETT, DE FUGA A SAN MIGUEL
A los 61 años, solitario y quizá cansado de su vida criminal, John W. Corbett decidió “retirarse” en México. Sin embargo, la única manera de lograrlo era convirtiéndose en prófugo de la justicia.
Un día de agosto de 2018, Corbett alistó su casa-rodante con placas de Massachusetts e inició un recorrido de cuatro mil 300 kilómetros para llegar al pueblo mágico de San Miguel de Allende, Guanajuato.
Se desconoce si Corbett había planeado llegar a San Miguel o si eligió el lugar sobre la marcha. Lo cierto es que ese pueblo colonial le resultó ideal para mimetizarse entre los casi cuatro mil ciudadanos estadounidenses que lo habitan.
Ya establecido en un trailer-park guanajuatense, el prófugo dejó atrás la obligación que tenía de firmar y tomarse una foto cada año en el penal de Newton, Massachusetts, donde estuvo preso 17 de los 20 años que le correspondían por cometer el delito de violación agravada.
Corbett fue encerrado en 1990, teniendo 33 años, luego de que asaltó la casa de su vecina Ruth N., con la intención de violarla. Durante el juicio, ella lo acusó además de golpes, torturas y de causarle heridas leves con un cuchillo.
Pero el hombre no pareció redimirse al ser liberado en 2007, a los 49 años. Un área especializada de la policía de Massachusetts comenzó a reunir quejas por acoso sexual, tanto en la calle como en internet, en las que el ex reo resultaba el principal sospechoso.
Hasta julio de 2018, cuando se supo de su fuga a México, Corbett ya tenía en su contra un paquete de denuncias de ciudades vecinas que visitaba: Boston, Plymouth y Lowell y Framingham, entre otras.
Si bien Corbett no pensaba dejar su hospitalario pueblo mágico, Massachusetts nunca se olvidó de él. Un equipo de detectives a cargo del sargento John Sullivan siguió su caso durante un año, hasta que obtuvo “pruebas fotográficas de su refugio en México”.
La policía no reveló cómo supo que Corbett se ocultaba en San Miguel, viviendo dentro del camarote en el que había huido. La investigación finalizó y fue enviada al Servicio de Alguaciles, instancia que se encargó de informar al gobierno mexicano.
Fuentes periodísticas de San Miguel dijeron a LaLupa.mx que la Fiscalía de Guanajuato supo con apenas tres horas de anticipación del inminente arribo a esa entidad de un grupo de oficiales estadounidenses, provistos de toda la documentación del caso Corbett.
El 30 de agosto de 2019, el sexagenario despertó dentro de su caja metálica con el golpeteo de policías guanajuatenses y de agentes de Migración. Minutos después fue trasladado al aeropuerto de León, donde le dijo adiós a México.
ADAM & AMANDA, DOS SEMANAS EN FUGA
El 6 de noviembre de 2019, ya con dos semanas de haber llegado a la fastuosa ribera del lago de Chapala, en Ajijic, Jalisco, Adam Curtis Williams y su novia Amanda Noverr quizá imaginaron que construirían una nueva vida en México.
Pero esta pareja originaria del estado de Utah que gustaba de modificar sus cuerpos con tatuajes y perforaciones, también se distinguía por acarrearse problemas.
Con 31 años, Amanda tenía en su historial delictivo un arresto breve por sustraer mercancía de una tienda, pero en el caso de Adam, con 33 años, este ya había estado preso durante cien meses por cometer robo a mano armada y también enfrentaba acusaciones de su ex pareja por maltrato doméstico, violación y abuso sexual.
Curtis y Noverr ya estaban en México, planeando recomenzar. Empero, tenían un grave problema enfrente: la flamante pickup color plata en que viajaban, junto con un lujoso remolque de casi diez metros; unidad con placa de New Hampshire (NH3738968) que tenía un reporte de robo en Texas.
La casa-rodante era propiedad de James y Michelle Butler, un matrimonio de viajeros jubilados de NH. Sin embargo, sus cuerpos acababan de descubrirse en Corpus Christi, Texas, dentro de una fosa cavada en un área de playa en la que se solían hacer fogatas y campamentos.
Acostumbrados a publicar su vida en Facebook, los Butler acaban de comunicar al mundo que andaban recorriendo las playas y áreas de camping del sureste de Texas, con intenciones de llegar a la Florida para la temporada navideña.
La tumba de los Butler fue descubierta el 28 de octubre, cuando Curtis y Noverr ya tenían ocho días de haber cruzado la frontera mexicana, llevándose consigo la casa-rodante.
La policía de Texas no parecía tener indicios sobre los autores del homicidio, pero sí las tenía sobre los ladrones de la unidad.
48 horas antes de que la pareja cruzara a México, ya circulaba en internet una alerta policial con la imagen de una cámara de seguridad en la que se veía con claridad a Curtis al volante de la camioneta.
Era sólo cuestión de días, quizá de horas, para que alguien localizara a la pareja fugitiva. Sin embargo, por alguna razón esta no dimensionó el riesgo de andar con el vehículo.
Consultada por LaLupa.mx, una fuente del municipio de Ajijic comenta que en aquella región del país, donde residen más ocho mil estadounidenses y tres mil canadienses, la compraventa de casas-rodantes es común, ante lo cual, supone, los fugitivos planeaban vender la suya. Sin embargo, ya no les dio tiempo.
Al mediodía del 6 de noviembre, elementos de la Fiscalía de Jalisco llegaron a la calle Paseos del Lago, en Ajijic, donde Amanda y Adam tomaban el sol con vista a la laguna.
De acuerdo con un portal de noticias de Jalisco, junto con los judiciales se presentó una pareja de funcionarios de Migración, así como otra de origen estadounidense.
48 horas después de ser devueltos a Texas, encadenados desde las muñecas a los pies y vestidos con los trajes de la prisión de Kleberg, los frustrados “turistas” fueron presentados ante el juez que llevará sus casos.