HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: GUILLERMO GONZÁLEZ
Cuando Lupita se casó a los 20 años no se imaginó que tendría 16 hijos, 50 nietos de los que 29 ya están casados, 15 nueras y yernos, 56 bisnietos y un tataranieto y que ella se convertiría en la cabeza de una familia que reúne a casi 170 personas en fechas como el día de muertos , la navidad o el año nuevo, ni que cualquier encuentro familiar se volvería una fiesta en la casa donde ha vivido siempre en Lomas de Casa Blanca.
Todos los días recibe la visita de al menos uno de sus familiares. Su hija mayor tiene 67 años, los más chicos, los cuates, tienen 46 y le llena el orgullo saber que sacó adelante a todos sus hijos. Algunos de ellos, cuando eran chicos, vendían periódicos, pero luego entraron en fábricas, en talleres o se hicieron empleados, una hija se volvió maestra y otra educadora, una es contadora, un hijo periodista, una más secretaria ejecutiva. Entre los nietos hay enfermeras, médicos, abogados y todos tienen una muy buena actitud para reunirse.
Lupita cumplirá 89 años el 17 de febrero próximo. Su esposo murió hace 7 años, cuando tenía 81 años. Ella presume de una excelente salud y de una paciencia infinita que le permitió hacerse cargo de todos y un buen humor que le permite reírse de los chistes que hace la gente sobre la gran cantidad de hijos que tiene.
“Me da risa y ahora nada más vivo para gozar de toda mi familia. Se siente muy bonito cuando están, me da mucha alegría, sobre todo porque yo tengo mucha salud y todos en mi familia están bien. Yo con mucha paciencia y mucho gusto, nomás a eso me dedicaba, a cuidarlos, a hacer de comer y a cuidar a todos mis hijos, nadie se me murió chiquito porque yo siempre estaba ahí con ellos. Le pido a Dios que todos tengan mucha salud y sí me lo concede. Esto es fácil, con hablarles bien, con tratarlos bien, todos me quieren mucho, todos me visitan, todos mis nietos, bisnietos, todos me visitan. Ellos saben que yo los quiero a todos, por eso me quiere toda mi familia”, dice Lupita.
Ella conoció a Reyes, su esposo, cuando él llegó a rentar un cuarto a la vecindad de la abuela paterna de Lupita, en la calle 16 de septiembre y se hicieron novios, hasta que se casó a los 20 años, justo cuando Reyes tenía 21 años de edad.
16 HIJOS CON LUPITA
Su marido, Reyes, mantuvo a todos sus hijos con su ingreso como mecánico y aparte de los 16 hijos con Lupita, tuvo 7 hijos más afuera del matrimonio con 3 mujeres diferentes. Uno de esos medios hermanos, Rosendo, vivió 8 años en la casa de Lupita, porque no era bueno para la secundaria, así que el papá se lo llevó a vivir a la casa donde tenía el taller para que aprendiera el oficio.
Aunque los hijos de Lupita eran “medio cargaditos” con el medio hermano, Lupita los regañaba y les pedía tratarlo bien, porque los medios hermanos no tenían la culpa, ni tenían por qué recriminarlo. Con el tiempo, Rosendo la empezó a llamar Mamá Lupita y decía que la quería más que a su propia madre, lo que alteraba un poco a los hermanos.
“FUIMOS UNA FAMILIA ACOMODADA”
Su hijo menor Felipe, bromea con que eran una familia “acomodada”. En su casa había tres habitaciones, un cuarto era para las 7 mujeres, otro para su papá y su mamá y otro para los 9 hombres. Lupita se dedicaba todos los días a preparar el desayuno y el lunch para los que empezaban a trabajar, a algunos incluso les mandaba el almuerzo a sus trabajos.
“Uno de mis hermanos mayores tenía una bicicleta y 5 vendían periódicos, así que se iban los 5 en la bicicleta, un día uno metió el pie en la bici y se cayeron. Para los juguetes, mi hermano más grande se metía tempranito y cambiaba los papeles, los mejores juguetes se los ponía él, con los que le gustaban y a los demás les dejaba un carrito o un rifle, pero ya los que éramos muy chicos, cuando mis hermanos ya trabajaban, nos compraban los juguetes que queríamos, ellos se repartían y decían: yo le compro a Lula, yo a Pillo, yo a Lidia, yo a Gina y a mí toda la vida me trajeron lo que pedía”, recuerda Felipe.
Cuando los mayores se empezaron a casar, pasaron cada 24 y cada 31 de diciembre en la casa de Lupita y Reyes, hasta que los nietos también se empezaron a casar y a repartir las festividades en las casas familiares. Sin embargo, cada 31 de diciembre llegan todos, sin falta, a la casa de Lupita, que es cuando se reúnen más de 120 personas. “Es distinto, aunque cada 8 días vienen, yo compré elotes, otros guacamole, botanas, refrescos. Hace años mi papá ponía todo en navidad y en año nuevo, mandaba a hacer borregos, pollos en barbacoa, incluso si eran nopales y frijoles, mi papá siempre ponía todo para las fiestas”, agrega Felipe.
UNA VIDA DE TRABAJO
Lupita se dedicó de lleno a la casa. Lavar, planchar, cocinar y cuidar a otros era una labor de tiempo completo. Cuando sus hijos mayores empezaron a trabajar, les hacía almuerzos especiales: a unos tacos dorados, a otros jugo de zanahoria, para ayudarlos a todos a que salieran adelante, que estuvieran felices y tuvieran buenas oportunidades.
A los 21 años empezó a tener hijos y terminó a los 42. Los primeros se llevan un año entre ellos. Ella se casó un 6 de enero y al año, el 3 de enero, nació Beatriz, la mayor, el 18 enero siguiente nació Coco, un año y 15 días después. En marzo del siguiente año nació Gallo y en septiembre siguiente nació Jaime, mientras que los últimos hijos se llevan un año y medio.
Sus últimos dos hijos, Lula y Felipe, “Pillo”, fueron cuates y nacieron cuando Lupita ya tenía 14 hijos. Nacieron a los 8 meses de gestación porque el cuerpo de Lupita ya no podía con el embarazo. Ella se enteró de que eran cuates el día en que nacieron, el 18 de febrero. Era rápida: se le rompía la fuente y a los 5 o 10 minutos nacían sus hijos.
Los primeros 8 hijos nacieron en Celaya, en casa, con el apoyo de una partera y con el esposo de Lupita como asistente. Después de que nacieron los cuates, el médico le dijo que su matriz no iba a aguantar más y que le pasaría algo, así que se cuidó durante unos 4 años para no volverse a embarazar, porque si no “se hubiera echado otros 4 hijos”.
Sus hijos no han tenido tantos niños. Solo el tercero, que tuvo 6 hijos “nada más”. Felipe también se ríe de los comentarios que hacen las personas que los conocen sobre la gran cantidad de hijos que tuvo su mamá. “Lo primero es que dicen: ¿qué tus papás no tenían tele? Mi papá contestaba. Sí, pero la apagábamos. A mi hermano un día le sacaron unos condones y le dijeron: ten llévaselos a tu papá. Hacen bromas, pero fue muy bonito, porque con los puros hermanos teníamos”.
Los bisnietos se refieren a Lupita como “mami” y le llamaban “papi” a Reyes, hasta el día que murió. Son tantos hermanos, sobrinos y nietos que durante 3 años consecutivos ganaron la categoría de “La Familia más numerosa” en la carrera de la Salud que organizaba el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde apenas se juntaban 50 de los familiares.
«QUE SEPAN QUE LOS QUIERO»
Hoy Lupita ya no cocina, a menos que sea poner los frijoles y preparar los nopales, porque todos los días se come al menos un taco de nopalitos, sin importar que haya otra cosa para comer. Apenas en septiembre se fue a la playa con sus hijos y ayudó a su hija Lula a poner el altar de muertos en noviembre, donde se ponen más de 20 fotos de los familiares adelantados, el primero de ellos, el papá Reyes.
El 31 de diciembre, cuando la reunión es obligada, la familia empieza su intercambio a las 10:30 de la noche, para iniciar el brindis a las 12 y cenar alrededor de las 2 de la mañana, cuando ya todos hablaron y se desearon un feliz año nuevo.
Para Lupita el secreto para tener a tantos hijos y mantenerlos juntos es “tener paciencia, hablarles bonito, con cariño, con respeto, con hablarles bien y tratarlos bien para que sepan que los quiero”.