Si escribe en la barra de su buscador: Poeta que murió por amor. ¿Qué nombre aparece en su pantalla? En la literatura hay varias historias de autores, algunos poetas, que escribieron sus últimos versos al amor imposible: Una mujer que no respondió a sus galanteos. Una mujer que decidió elegir como pareja a otro hombre.
Las últimas líneas de estos escritores se han perpetuado, sí, por su calidad literaria, pero también por la especulación y el drama que envuelve el origen de la obra y el final de su autor. Pero ahora no vamos a tratar ese tema en concreto, aunque sí vamos a hablar del amor romántico. Ese sentimiento que en una idea distorsionada se vuelve letal.
El año pasado, en un taller sobre feminicidio, la fotógrafa mexicana Sonia Madrigal (artistas y activista que reflexiona sobre el cuerpo femenino y la violencia de género) platicó de un proyecto propio en el cual se dedicó a capturar grafitis o leyendas impuestas en las paredes con «mensajes de amor».
Ejemplo: “Te amo Mariana. Siempre estaremos juntos”.
Qué bonito que a Mariana le dediquen un «mensaje de amor». Pero si a Mariana no le atrae la persona que le escribe eso (y él lo sabe), y si el mensaje es puesto frente a la casa donde ella vive, o peor, en la fachada de su propio hogar. ¿En qué se convierte eso?
Esta imagen, que parece tan inofensiva y raya en la cursilería, es cotidiana en muchas calles de México.
En este mismo taller escuché del libro: No te mueras por mí, una recopilación de cartas, mail y mensajes de texto que fueron escritos por hombres, después de violentar a su pareja, esposa o novia. Este patrón se repite en muchos casos y tiene una doble intención, buscar el perdón para evitar la denuncia y conseguir que regresen a la relación.
“Discúlpame por lo de anoche”, se lee en uno de los textos, luego vienen las promesas de “nunca más va a volver a pasar”, y añaden declaraciones de amor. Obvio, no puede faltar la firma del que escribe: “el que más te ama en el mundo”.
Tales promesas hicieron efecto y ellas regresaron con el autor de tan amorosas líneas (inspirado, no por una esencia poética, sino por su ego); lamentablemente no todas pudieron contar de propia voz lo que sucedió después.
El mismo libro, al darle la vuelta (muestra una portada de color negro), habla por ellas y cuenta sus historias, ninguna es linda, por eso el color negro.
Esta publicación fue editada en Perú, ante el incremento de violencia a la mujer en dicho país. Y el prólogo es de Mario Vargas Llosa, el Premio Nobel de Literatura escribió: “Ninguna sociedad donde la mujer sea un ciudadano de segunda clase y se vea atropellada y abusada, será verdaderamente libre y democrática”.
La publicación cierra con la frase: “Si te sientes identificada con estas mujeres no te esperes a terminar como ellas”. El libro está disponible en internet, su lectura queda para la reflexión, una profunda reflexión, en busca de una adecuada acción, ahora que en México vamos a vivir un 9 de marzo muy distinto a todos los demás días.