HISTORIA: CARLOS P. JORDÁ/LALUPA.MX
FOTOS: GUILLERMO GONZÁLEZ/LALUPA.MX
Con motivo del premio otorgado por Alcaldes de México, en su categoría de Movilidad, al programa de Transporte Escolar Gratuito del municipio de Querétaro —que actualmente brinda servicio a más de 11 mil niñas, niños y jóvenes desde educación básica hasta educación superior— hemos decidido volver a publicar esta crónica aparecida originalmente el 12 de marzo de 2020 LALUPA.MX
Un lunes cualquiera. Nadie parece emocionado por haber culminado una jornada de clases en el horario vespertino. Afuera del Parque Biotecnológico de su universidad, sobre la avenida 5 de Febrero, alumnos de la UAQ esperan el transporte que los llevará a casa. Algunos, en solitario, cazan con la mirada su ruta ideal, miran la hora en su celular constantemente y suben resignados al autobús que los llevará a casa aunque tengan que viajar de pie y apretujados. En cambio, el romance juvenil parece ser el antídoto contra las prisas; las parejas dejan pasar taxis y camiones para solucionar sus asuntos o pasar un rato más pegados de los labios.
Quienes aguardan en grupo tampoco parecen tan apurados, hay quienes incluso dan la espalda al sentido en el cual circulan los vehículos. Éste es el caso de la tercia compuesta por Sandra, Héctor y Verónica. Ellos pueden charlar en calma sin ajustar constantemente la mirada hacía la vialidad, a sabiendas de que su medio de transporte llegará en punto de las 9 pm.
No hay pierde; la unidad que el Municipio de Querétaro ha asignado para hacerle la vida más fácil a los estudiantes es amarilla y en su carrocería se ha impreso en más de una ocasión la leyenda: “Transporte Escolar Gratuito”. A pesar de estar disponible en su universidad desde el inicio del semestre, Sandra Ortiz lleva apenas una semana haciendo uso de este servicio. Ella nota varios beneficios, pero enfatiza en aquel que repercute en su bolsillo.
“De cinco días son 45 pesos que me estoy ahorrando, igual todo se va en el transporte”, Sandra explica que por las mañanas necesita subir a dos camiones para llegar al sitio donde su trabajo es remunerado con “experiencia”, comer en casa le implica gastar en otros dos pasajes y se le suma aquel que tiene que costear para después llegar a la escuela. Existe una ruta que la lleva directamente del trabajo a la universidad, lo cual tampoco significa un ahorro real, pues el dinero se va en su alimentación.
Sus dos amigos, Verónica y Héctor, la han acompañado en las aulas y trayectos de regreso casa desde que ingresaron a la carrera de Negocios y Comercio. Ellos también enfatizan en el ahorro, pero también destacan la seguridad que brinda el servicio de transporte, pues antes tenían que caminar por rumbos oscuros y desolados para llegar a la parada donde abordarían la ruta más conveniente. “No todo el tiempo”, dicen los tres entre risas al preguntárseles si siempre andan juntos.
UN CONDUCTOR CON INICIATIVA
Los compañeros de Sandra son novios y casi vecinos, ellos descienden del transporte unas cuadras antes que Ortiz, quien aún tiene que caminar un poco para llegar a su morada en Avenida de la Luz. De no ser por las charlas de asuntos escolares y personales, Sandra viajaría escuchando canciones de su celular, aunque la selección musical del chofer de la unidad es muy variada. Alexander Vargas es el nombre del conductor y fue él mismo quien informó al trío de estudiantes la oportunidad de trayecto que Municipio de Querétaro ponía a sus servicios, programa que funciona en 16 universidades del municipio, en beneficio de más de 3 mil 600 jóvenes universitarios.
Fue por voluntad propia que Alexander descendiera del vehículo para dar aviso del recorrido que emprendía. También fue suya la iniciativa de preguntar a los demás alumnos a dónde iban, para así modificar la ruta y que está fuera de conveniencia para la mayoría. Recién implementado el transporte escolar gratuito en la Universidad Autónoma de Querétaro, la tasa de alumnos que subían al autobús variaba entre cuatro y ocho; ahora, tras la publicidad hecha por el conductor, el camión no parte con menos de 20 estudiantes a bordo.
“Hay que tratar de ayudar a los muchachos, si vamos por esos rumbos y se puede modificar un poco la ruta para que sea más cómodo para ellos, ¿por qué no?”, es la lógica que expresa el encargado al volante. El camino que traza la unidad 1903 recorre 5 de Febrero hasta ingresar a la colonia Obrera por Coahuila, luego se incorpora al Acceso II, gira en Témpano, avanza todo el canal de Revolución hasta llegar a Avenida de la Luz, regresa a Bernardo Quintana para bajar a Avenida del Sol y culmina en Plazas del Sol. Alexander hace hincapié en la importancia de acercar a sus pasajeros lo más posible a su destino final. “A menos que pasemos por otra escuela, nadie sube a la unidad”, añade.
A partir de las 11 de la mañana empieza la jornada laboral de este chofer, quien disfruta la variedad en su trabajo. Antes de caer la noche y asistir a universitarios, Vargas traslada a estudiantes de primaria y secundaria. El comportamiento, ruidoso y lúdico, de los infantes que transporta por las tardes no es cosa nueva para el joven conductor (26 años), pues su familia la componen dos hijos y su esposa.
Alexander trata de hacer ejercicios matutinos y ayudar en las tareas del hogar antes de entrar en el horario laboral. Cada día plancha su uniforma, mismo que le dio la confianza a Sandra para escucharlo cuando se acercó a explicar las bondades de este servicio municipal. Su cálido trato y tersa conducción le han valido el agrado de varios pasajeros; Héctor y Verónica lo confirman. “Si se portan bien, pronto aceptaré peticiones de canciones”, bromea el chofer.
El camión parte luego de 15 minutos de espera. Son pocos los lugares vacíos y nadie va de pie. Con un letrero corredizo de luces led en su parte frontal, la unidad anticipa el buen trato que se le da a los usuarios de este servicio, “HOLA BIENVENIDOS TE (transporte escolar) 1903”.