Autoría de 4:00 am Braulio Guerra - Desde el muro

Memento mori – Braulio Guerra

En la antigua Roma, cuando el emperador desfilaba triunfante por las avenidas repletas de flores y aplausos hacia su persona, el senado tuvo que establecer algunos protocolos para ubicar al emperador en cuanto a su condición humana.

Se le impuso así al emperador que transitaba en su carruaje, a un esclavo o siervo que tenía como encomienda recordarle sus limitaciones humanas, con el fin de que el ensimismamiento y el endiosamiento le recordara su condición mortal y así impedir se usara su poder para transgredir la ley y las costumbres de la época.

En el momento que se incrementaban las alabanzas y los vitoreos, el siervo discretamente se acercaba al “hombre reinante” y le susurraba al oído “Respice post te! Hominem te esse memento!” que significa: “¡Mira tras de ti! Recuerda, que solo eres un hombre” (y no un dios). “Memento mori”, una frase que significa «Recuerda que puedes morir» en el sentido de que debes recordar tu mortalidad como ser humano.

LA FRAGILIDAD DEL SISTEMA ECONÓMICO

Si hay algo que nos ha dejado ¡a todos! esta lección de enfrentar una pandemia, y esta batalla que libra la humanidad para confrontar a un virus que ha puesto en jaque no solamente la salud y la vida, sino también la fragilidad del sistema económico, los efectos de la polarización política, la conflictividad social, la lucha por los recursos cada vez más escasos, es que vida es fugaz, la gloria es efímera, el paso por la historia es endeble. Ésa es la lección.

La gloria de uno o el aplauso a algunos deberían de ser lo de menos. Eso implica que, para quienes hacen política, el manejo de esta contingencia sea escrupulosamente objetiva y de ahí que incluso los partidos políticos no la usen estrictamente en la lógica de ganar simpatías o electores. Es lo mismo para las autoridades en general. En este sentido, hemos visto de todo.

Pero también pienso que el juicio de la historia universal no será sólo para sus gobernantes, sino para toda nuestra generación. La actitud que tomemos frente a este reto, será visto en varias décadas, como un momento de ejemplaridad o irresponsabilidad humana.

UN MUNDO POR HEREDAR

En el senado de Roma se prohibía que los ejércitos romanos entraran en la ciudad. Así, cuando un general volvía victorioso, el protocolo sólo permitía que el comandante en jefe de la tropa, acompañado de su guardia personal y los músicos, hicieran la entrada triunfal. El senado otorgaba al esclavo en cuestión al emperador como reconocimiento y con una corona de laurel. Pero ese esclavo tenía como misión hacerle ver al gobernante constantemente sus debilidades humanas.

En materia ambiental, se dice que los aún no nacidos tienen el derecho a que se les herede un planeta sustentable y con calidad de vida. Quienes aún no nacen y quienes nos miren cien años atrás, harán el juicio que corresponda y los libros (o el internet) lo consignarán.

Además, no sólo nuestra condición mortal general, sino que en una reflexión profunda, es probable que en cien años no exista una sola persona de aquellas que hemos vivido o existido en esta generación. Seguramente ninguna persona que hayas conocido en este planeta estará vivo para dentro de un siglo. Las constancias de nuestros hechos marcarán la manera en la que se nos verá y juzgará en nuestra época.

Lo anterior lo menciono porque ellos dependen del mundo que habremos de heredarles, no sólo en cuanto a los aspectos de salud, sino también respecto al sistema económico, financiero, en cuanto a su seguridad personal y sus derechos fundamentales.

DOS RETOS HISTÓRICOS

Es decir, tenemos dos retos históricos. Salir avantes en este momento en beneficio de nosotros y dejar las mejores condiciones para las generaciones que habrán de venir.

¿Para qué existe el Estado y qué lo justifica? Pues bien, para satisfacer las necesidades de su población y generar las condiciones de desarrollo.

Nuestra agenda en México, desde el Huey Tlatoani, pareciera ser que tiene su centro en la persona que ostenta el poder.

Parecieran ser reminiscencias desde la independencia, la reforma, la revolución y otros eventos que han asignado al gobernante el eje de la atención social y política.

El Estado no se justifica ni en la teoría ni en la praxis por sus gobernantes, por la adulación o el reproche para ellos, por su visión unilateral o por sus pensamientos únicos. Se justifica por su gente, por los millones de seres humanos que, como población, no pueden ser clasificados, ni por motivos étnicos, económicos, políticos, ideológicos, por sus preferencias sexuales, partidistas, etc. Todos somos lo que somos: seres humanos y además ciudadanos. Y no digo absolutamente nada nuevo, porque nuestra Constitución y los tratados consignan nuestra igualdad frente al Estado y frente a quienes lo gobiernan. Repito, no sólo somos mexicanos, somos mínima parte de una humanidad que rebasa los 7 mil millones de habitantes.

REFORMULAR LOS CONCEPTOS DE SOBERANÍA Y ESTADO

Como recientemente lo diría el pensador y filósofo Luigi Ferrajoli, el mundo necesita para enfrentar los retos “globales” dejar atrás los conceptos de soberanía y Estado y replantearlos, quizá no abandonarlos, pero sí reformularlos.

Nuestro mundo interconectado hoy va más allá de las ideas de Thomas Hobbes de 1651 o las visión del Maquiavelo nacido en 1469, y que esculpieron los primeros modelos de Estado y de la división de poderes. ¿Se dan cuenta? ¿Nos percatamos de los siglos que han transcurrido?

El mundo ya no solamente es igual, sino que ya ha cambiado en infinidad de ocasiones desde aquella visión de Estado impuesta desde la historia. No negamos su necesidad, pero sí debemos re pensar el funcionamiento de un modelo de lo que yo llamaría el “Nuevo Estado Global”.

En la oportunidad que tuve de obtener mi doctorado en 2014, en mi tesis, «El planeta como bien jurídico a tutelar”, expreso la necesidad de un nuevo modelo mundial; que existen retos que son compartidos para la humanidad; y que cada “Estado” y que cada presidente o primer ministro, no pueden ejercer visiones aisladas, unas respecto a otras, criterios diferenciados o políticas variadas; porque lo que hagan “allá” afectará “acá”, y lo que hagamos “acá” impactará allá.

De hecho, desde los tiempos de Jeremy Bentham (1780), donde  se acuñó el concepto de Derecho Internacional (International Law) la referencia hecha es a un “derecho entre naciones”, luego entonces, entre Estados; pero hoy nos vemos sumergidos más aún en la realidad y la necesidad de un “Derecho de la Globalidad” (Globality Law), que nos permitiría con criterios homogéneos y estandarizados a nivel mundial, hacerles frente sin depender de puntos de vista transnochados, ideológicos, absurdos o acertados, dependiendo de la región del mundo de la que se trate.

NUEVO ESTADO GLOBAL

Bien entonces la agenda no se centra en la popularidad o impopularidad. Ni en quienes gobiernan, sino en aquello que justifica al Estado y hoy lo que justificaría la existencia en un “Nuevo Estado Global” que no reconoce líneas fronterizas diseñadas por el hombre con una ficción del derecho, mas no de la realidad humana y sus necesidades.

El poder nace, crece, se desarrolla y también muere. Reinos, imperios, monarquías, trineos, sexenios, se han ido y se han esfumado en el tiempo, con razón y sin razón, con gloria y defenestrados.

Si queréis conocer a un hombre, revestidle de un gran poder. “El poder no corrompe, sólo desenmascara.” Decía Pítaco de Mitilene (640 y el 568 a. C.), uno de los Siete Sabios de Grecia y general griego que venció a los atenienses comandados por Frinón.

El recordatorio no es sólo para quienes gobiernan en el mundo; sino que no pasa desapercibido para todos.

Memento mori a quien gobierna, pero también para todos nosotros: la humanidad.

BRAULIO GUERRA URBIOLA
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Last modified: 15 septiembre, 2021
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