Hacer maletas para salir de casa y guardar distancia con la familia no es buena idea en tiempos de Covid-19, pero sí puede ser recurrente en la mente de una preadolescente de once años de edad. En efecto, compartir el mismo techo 24/7 no es fácil.
Las tensiones en el hogar, en medio del aislamiento, suelen dejar este tipo de pasajes que pueden tomarse con humor o con preocupación, sobre todo si se trata de discusiones con preadolescentes y jóvenes. En ambos casos es necesario agarrar al toro por los cuernos y echar manos a la obra. Un primer paso, puede ser, preguntarnos qué actividades o gustos tenemos padres e hijos en común; a partir de ahí construir algo para todos.
En casa somos gente de radio. Redactamos, producimos y grabamos nuestras voces, así que decidimos dejar testimonio de cómo vivimos la sana distancia, a través de un podcast. Nos pareció buena idea contar historias a parientes y amigos. Aún mejor si se trataba de cuentos de suspenso.
El proyecto tomó forma en pocas horas. Junto con esa pequeña preadolescente rescatamos un viejo libro de cuentos que nos sirvió de guión. Ensayamos algunas voces antes de grabar y minutos más tarde descargamos efectos y música libre de derechos para su mezcla. Adquirimos el software adecuado para integrar cada uno de estos ingredientes y cerca de la media noche, ya teníamos nuestra primera historia radial.
Pero, antes de exponer públicamente el producto terminado decidimos hacer una pequeña prueba de control de calidad. Esa misma noche, pasamos del estudio de grabación improvisado a la sala para sorprender a una cliente potencial. A nuestra primera escucha le sugerimos usar sus audífonos para una mejor experiencia de usuario; así que se dispuso a ponerle play al audio compartido por Whatsapp.
Durante la reproducción de la grabación exprés, nuestra escucha -que en realidad fue nuestro conejillo de indias- soltó algunas risas. Eso nos desconcertó pues, según nosotros, el cuento fue grabado bajo una atmósfera de suspenso. Tras escucharlo, no tuvo que decir nada; su mirada reflejó sorpresa y aprobación. Entre risas, la pequeña preadolescente y yo, celebramos lo que para nosotros significó nuestro pequeño gran triunfo en medio del aislamiento por el Covid-19: nuestro arribo triunfal al mundo de los podcast (aunque en realidad nuestra distribución apenas alcanzó un mensaje de Whatsapp).
Al paso de los días, la actividad escolar y laboral fue reanudada, por lo que la producción de la siguiente historia tendrá que esperar. La casa se ha convertido en hogar luchón; es escuela, oficina, set de video, sala de juntas y cabinas de grabación al mismo tiempo. A pesar de la pausa obligada, me quedo -aunque suene trillado- con la semilla que fue sembrada en ese instante. Compartir en familia una actividad que en conjunto disfrutamos.
Es indudable que la convivencia 24/7 en tiempos de Covid-19 provocará tensión, enojo o frustraciones en nuestros niños y jóvenes. Es momento de reconocer nuestros humores y prioridades. Hay que echar mano de una habilidad valiosa para los padres de familia: la creatividad; siempre existe algún recurso a la mano para construir momentos que enriquezcan los angustiosos momentos de Covid 19.