«Literatura y realidad. El tremendismo de la realidad. Su incurable tendencia. Al melodrama y a lo absurdo. La realidad es psicópata: Jamás se compadece de sus víctimas. Hace trampa al jugar con la esperanza. Todo lo escribe mal con letras chuecas. Llenas de errores de sintaxis. Ignora el ritmo, el tono, la armonía. Confunde los papeles asignados. Olvida lo que dijo en la otra página. Debería entrar en un taller literario. Aprender cuando menos rudimentos De verosimilitud, coherencia y orden. Sin embargo posee en alto grado. Una virtud artística suprema: No se repite nunca. Siempre es nueva. Siempre nos deja con la boca abierta.»
José Emilio Pacheco
Cuando en el noticiero nocturno de Televisa vimos las primeras imágenes y noticias sobre la aparición de un nuevo virus en Wuhan, China, que amenazaba con provocar un brote epidémico, allá por diciembre de 2019, no me imaginaba la magnitud de lo que veríamos después y que terminaría por arrastrar a todos a una cuarentena.
Ha sido interesante, por decirlo de alguna manera, ver aparecer a una Denisse Maerker mucho más mesurada a lo que nos tenían acostumbrados los conductores de noticias de ese televisora de otros años. No deja de llamar la atención que ha sido cuidadosa con el manejo de las cifras, al cita,r por lo general, las cifras “oficiales”. Quizá sea el sello actual, no sé.
En abril de 2009, recuerdo, tenía a mi cargo la actualización diaria de la Normateca Federal, de la Secretaría de Función Pública, sitio obligado de consulta y divulgación de las disposiciones normativas del gobierno federal, es decir, las leyes, normas, lineamientos, manuales y directrices que debían aplicar las dependencias y entidades del Poder Ejecutivo.
Con sentido de pertenencia recuerdo haber «subido» a la Normateca las disposiciones que el presidente Felipe Calderón y el Dr. José Ángel Córdova Villalobos, a la sazón, secretario de Salud, establecieron para hacer frente a la contingencia sanitaria del virus de la influenza humana A/H1N1, que tuvo como epicentro a nuestro país, entre abril y agosto de 2009.
Y es que cómo no recordar al hecho de que por 12 años trabajé en diferentes oficinas del sector salud, gratos recuerdos me trae haber vivido en Oaxaca entre 1999 y 2000 cuando creamos la Dirección General de la Administración del Patrimonio de la Beneficencia Pública en la Secretaría de Salud del Estado, haber realizado la búsqueda y censo de personas con discapacidad a lo largo y ancho de las ocho regiones del estado y gestionar la entrega, para ellos, de cientos de ayudas funcionales, como sillas de ruedas, aparatos auditivos, muletas, andaderas, entre otras; así como colaborar en la Secretaría de Salud Federal, en la Estrategia de Línea de Vida y en el establecimiento de las Cartillas Nacionales de Salud de 2003 al 2007, en la Dirección General de Promoción de la Salud.
Esas experiencias fueron las que me orillaron a estudiar la Maestría de Comunicación y Tecnologías Educativas en el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa y, todo ello junto hizo que la tesis para obtener el grado de maestro estuviera dedicada a proponer un “Modelo de Comunicación Educativa en Educación para la Salud” como un estudio de caso sobre la epidemia de la Influenza Humana A/H1N1.
Con el estudio del caso de la epidemia de la influenza A/H1N1 puedo decir con toda certeza que han sido muy diferentes las estrategias de comunicación adoptadas en los gobiernos de Felipe Calderón y el actual. Al primero -lo sostengo en la tesis con el apoyo de múltiples testimonios y opiniones-, lo tomó por sorpresa, hay que recordar que uno de los primeros casos oficiales se presentó en un rancho de Texas, Estados Unidos (octubre, 2008) y pronto apareció en La Gloria, Veracruz, México (9 de marzo, 2009).
A partir del 2 de abril de ese año se empiezan a reportar casos sospechosos y el día 23 de ese mismo mes a las 23 horas, la Secretaría de Salud anuncia el cierre de todas las escuelas del entonces Distrito Federal, hasta nuevo aviso. Los problemas de comunicación y para transparentar la información de los casos, ya sea por la dificultad para recoger y transmitir los datos, o por la poca calidad de éstos hicieron que la comunicación de la epidemia fuera errática, principalmente por la falta de un modelo comunicacional. La crítica más importante al gobierno de Calderón es que con datos erróneos o poco veraces se tomaron decisiones cruciales que ocasionaron que la economía y el turismo se colapsaran de manera innecesaria. Al 23 de noviembre de 2009 se habían reportado 64 mil 322 casos y 573 fallecimientos en México, esto es el .89% de letalidad.
Hoy en día, no pueden aducirse fallas en el levantamiento de información desde las clínicas, las jurisdicciones sanitarias, los estados y en el nivel federal. Se advierte la existencia de un modelo de comunicación acompañado de una estrategia de promoción de la salud, que fue uno de los grandes ausentes en las políticas y estrategias de 2009; sin embargo, una de las críticas más duras han sido la idea de “minimizar la crisis”, de contener los “datos” y de que a pesar de que se conoce con precisión la dimensión de la crisis sanitaria, el gobierno no actúa con transparencia, por cálculos políticos o económicos, e incluso operativos, porque no se cuenta con la capacidad e infraestructura hospitalaria, insumos y equipamiento para evitar que el sistema de salud colapse.
La gravedad de la pandemia actual es diametralmente diferente a la de 2009, así como a las otras que han ocurrido en otros tiempos y en otras circunstancias, el grado de letalidad de la pandemia del virus Covid-19 en México es mayúsculo. Con los datos ofrecidos en la conferencia diaria del 13 de mayo de 2020, tenemos 40 mil 186 casos confirmados y 4 mil 220 defunciones, lo que hace que la letalidad sea del 9.52%. Es posible que haya una cantidad mucho mayor de casos, sin embargo, por la falta de pruebas confirmatorias suficientes o por las propias restricciones que obligan a no salir de casa para evitar contagios, se tiene la certeza de que hay un subregistro de casos confirmados.
Las consecuencias ya se dejan advertir de múltiples formas: caída de los precios del petróleo, nula actividad turística, cierre de comercios, caída drástica del empleo formal, y el jueves 23 de abril nos despertamos con la noticia de que veremos disminuidos los sueldos y eliminadas las prestaciones de fin de año de los servidores públicos de mando medio y superior.
En el plano educativo, la calidad de la educación, de suyo precaria, hoy enfrenta uno de los más difíciles desafíos. En nuestras casas, las labores cotidianas de muchas madres que se dedicaban a las labores del hogar, hoy se ven incrementadas porque deben ser supervisoras, compiladoras y emisoras de las evidencias del avance escolar, algo para lo que de ninguna manera estaban preparadas. Las escuelas públicas y privadas deben improvisar con “clases en línea”, así, entre comillas, ya que los niños se deben aventar soliloquios de media hora de los docentes, quienes con angustia se enfrentan a la lente de las cámaras de sus pc’s o laptop’s y móviles para “dar la clase” y mantener despiertos a los pequeños. Posteriormente, dictar una retahíla de tareas que las mamás y quizá algunos papás deben ayudar a confeccionar y enviar a los repositorios creados exprofeso. Si la escuela donde estudian nuestros hijos es privada, debemos pagar la colegiatura, pese a la menguada calidad de la clase, salvo contadas excepciones, más por solidaridad y en apoyo por mantener la planta docente, que por retribuir la prestación de los servicios educativos.
En el trabajo, quienes tenemos el privilegio de contar con uno, nos enfrentamos a dar continuidad a las labores que deben realizar las empresas e instituciones. Por fortuna, el trabajo que realizo en una de las agencias gubernamentales del sector hidrocarburos, el home office permite realizar las labores por completo, de hecho, los esfuerzos de digitalización y de procesos en línea, que tanta desconfianza y escepticismo generaron en un principio, han rendido frutos porque hasta ahora han logrado continuar, sin percances,sus funciones de regulación y evaluación de las actividades de las empresas dedicadas a la exploración y extracción de hidrocarburos.
Bueno, no todo es miel sobre hojuelas, hasta el 17 de marzo, si bien mi trabajo lo podía realizar en una jornada de 10 horas, con una hora de comida; con el home office, debo estar listo desde las nueve de la mañana, listo quiere decir haberte dado un baño, arreglado y desayunado, ya que desde esa hora te pueden buscar a través de la plataforma elegida para hacer videoconferencias o simplemente por correo o WhatsApp. Además del trabajo cotidiano que se debe realizar, sobran los múltiples reportes, nuestra labor debe ser eficiente para demostrar que esto está funcionando. Estas tareas extra hacen que la jornada laboral se extienda hasta las 22 horas o más tarde, lo que equivale a 13 o más horas de trabajo. El cúmulo de horas de trabajo se hace más llevadero porque estás en casa.
Una de las grandes ventajas del trabajo en línea es que con éste es más evidente el trabajo que la gente hace; es observable en su justa dimensión quién está aportando, quién está siendo eficiente y quién no están realizando los entregables solicitados: por mi parte, no podemos darnos el lujo de que no funcione, puesto que mi área se encarga de recibir, registrar y entregar a las otras áreas de la agencia los documentos y trámites que deben procesar y resolver las unidades y el órgano de gobierno. Es un trabajo arduo pero enriquecedor pues es como un pequeño motor que hace que las demás áreas trabajen.
Del trabajo en la oficina, prefiero el trabajo desde casa, porque te ayuda a estar más cerca de las tareas y desarrollo escolar de tus hijos, te obliga a interesarte y participar en la programación, selección, preparación y consumo del menú familiar del desayuno, comida y cena; así como en la rehabilitación de los daños en la cocina. Todos debemos participar en esas labores.
Me parece que la pandemia y esta etapa única en nuestras vidas, que es la cuarentena obligada a la que no hemos visto forzados, marcará un punto de inflexión en todos los órdenes de la vida, empiezan a surgir nuevas oportunidades de negocio (plataformas de entrega rápida de todo tipo de cosas), de desarrolladores de contenidos en línea, pues nos hemos dado cuenta que mantener la atención de un escolar tiene el tiempo contado, por lo que se deben buscar contenidos atractivos y modelos didácticos que permitan hacer más eficaces los procesos de enseñanza-aprendizaje. Quizá debamos dar el lugar que merece a la educación a distancia; las empresas e instituciones están aprendiendo a trabajar con plataformas digitales y están obteniendo evidencia de los aciertos y errores que esta forma de operar está trayendo consigo.
Las escuelas, como me lo dice Emiliano, mi hijo adolescente, tendrán que re-valorar el trabajo en línea; se habrán dado cuenta de que es mucho más eficiente porque obliga a maestros y alumnos a hacer un esfuerzo de comunicación más profesional y de calidad. Según Emiliano, las clases a través de plataformas digitales no tienen gran utilidad, empero las plataformas sí tienen un gran futuro al tratarse de la preparación y entrega de tareas en línea.
El virus del Covid-19 de Wuhan, China, nos está dando grandes lecciones, espero que todo este tiempo de alejamiento y sana distancia nos ayude a ser mejores personas, a tener familias más unidas y un mejor país. Ah, ojalá, Denise Maerker realmente continué con ese talante que he visto en su noticiero; bueno, tal vez no estén de acuerdo conmigo o no esté viendo lo mismo que otros ven.