Mucho revuelo causó el debut (público y virtual) como lector de poesía del doctor Hugo López-Gattel Ramírez, sub secretario de Prevención y Promoción de la Salud. Fue toda una sorpresa escuchar en su voz un fragmento del poema “Hambre” del español Miguel Hernández. “Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos/donde la vida habita siniestramente sola”, es uno de los versos que más me impacta. Y digo que fue una sorpresa, no porque sea ajeno su acercamiento con la literatura, sino porque su imagen está más ligada a su papel de vocero de noticias trágicas de este pandemónium, que a los asuntos poéticos.
Pero la medicina y la literatura no están distanciados. Los médicos estudian el cuerpo y el cuerpo es motivo también de estudio, reflexión e inspiración del poeta. La vida y la muerte son tópicos diarios para doctores y enfermeras. La vida y la muerte también son asuntos de la literatura.
En esta semana, otra invitada al programa del Fondo de Cultura Económica (FCE) fue la enfermera Fabiana Zepeda Arias, titular de la División de Programas de Enfermería del Instituto Mexicano delSeguro Social (IMSS), reconocida en su gremio como la “Jefa”.
En un video que fue previamente grabado, leyó el poema “Lirios”de la recién fallecida Amparo Dávila (Pinos, Zacatecas, 21 de febrero,1928-Ciudad de México, 18 de abril, 2020). Un día antes, se informó que la Jefa había dado positivo al Covid-19.
Tiempo destrozado, libro de cuentos, es quizá la obra más conocida de Amparo Dávila. Su primera edición fue en el año 1959, con el sello del Fondo de Cultura Económica. Por eso resultó muy significativo que la Jefa leyera un poema de Amparo, para que también se reconozca en las nuevas generaciones su obra poética. Y es que su narrativa es muy apreciada, Dávila es considerada como la pionera del cuento fantástico en las letras mexicanas, se cuenta que Jorge Luis Borges la admiraba, y Julio Cortázar la comparó con Edgar Allan Poe.
Pero su andar literario inició en la poesía. Y también fijó su adiós, pues así inició la semblanza de su muerte: «Que no muera un día nublado ni frío de invierno, y me vaya tiritando de frío y de miedo ante lo desconocido, ese mundo de sombras. No, así no”. Y su deseo se cumplió.
Aquí “Lirios” y dos poemas más de Amparo, que aparecen en el libro de su poesía reunida que publicó el FCE.
LIRIOS
Floreceré, cuando florezcan los lirios en el valle; cuando
mis ilusiones viajeras encuentren donde colgar su nido,
y cantaré como la alondra, como la alondra que canta entre
las peñas.
Descalzos los pies, el campo en ellos, sentiré el ardiente
palpitar de la tierra en mis plantas desnudas.
Destrenzados los cabellos, se los daré al viento; al viento daré
el juguete de mis cabello.
Y correré por los campos como una cierva dichosa, gozaré
su verdura; me saciaré en sus pastos.
Beberé de las fuentes que esconden las rocas; y floreceré
en los valles cuando florezcan los lirios.
AQUÍ BAJO LA LUNA
Aquí bajo la luna transparente; entre el río melancólico
de las aguas lunares,
deshojaré mis salmos; salmos color violeta como la flor
del crepúsculo,
dichos a media voz mientras dura la luna.
BRINDIS
Recordemos el ayer y bebamos por lo que fue; por lo que ya no es!
Levanta la copa y brinda por lo que fue vida y fue muerte;
por lo que un día fue presente y ahora es pasado.
Recordemos el ayer y los amores color de flama; flama esencial
que incendiaba el alma.
Yo sólo tengo vino color de llama; la hoguera de sus amores
se quedó atrás en el pasado.
Llena la copa y bebe; ¡bebamos por el pasado que no puedo
olvidar!