Dos días atrás vi la película argentina “Los que aman, odian” (Alejandro Manci, 2017). La vi porque está protagonizada por Guillermo Francella, actor que participó en “El secreto de sus ojos” (Juan José Campanella, 2010), con el encantador personaje de Pablo Sandoval.
Sí, el anzuelo para llegar a “Los que aman, odian” fue Francella, pero qué sorpresa me lleve apenas comenzaron los créditos de presentación, pues la película es una adaptación de la novela escrita por Silvina Ocampo (1903-1993) y Adolfo Bioy Casares (1914-1999).
Conocía el trabajo de Silvina como poeta, no su narrativa. La película perfila en el corte policiaco-detectivesco, sin asombros ni arrebatos. Aunque debo confesar que con anterioridad había visto piezas del detrás de cámaras y dejé a un lado el asombro para dedicarme a ubicar los momentos en que utilizaron arte digital.
Lo que sí me dejó la cinta, es mucha curiosidad por leer la novela y el resto de la narrativa de Ocampo. Las adaptaciones al cine siempre hacen abruptos cortes y en muchas ocasiones no son justas con la palabra de origen. Siendo justos con la palabra, aquí un poema de Ocampo.
SOBRE UN MÁRMOL
Silvina Ocampo
Tantos recuerdos juntos en el viento,
tantos jardines juntos que recuerdan
sin nadie nadie ya que los recuerde,
tantas fuentes con ángeles, sirenas,
tritones o cupidos o pescados,
tanto mar en el sueño hecho de mármol,
tantas flores de caña ya perdidas
detrás de las mareas de los ríos
y un “moriré o no moriré muy pronto”
que dicen deshojadas margaritas
en lugar de «me quiere» o «no me quiere».
Hablando de cine y películas, también recuerdo “Los adioses” (Natalia Beristáin, 2018). Película que resulta ser una mirada intimista a la vida de la escritora mexicana Rosario Castellanos. Su deseo incansable por ser escritora, tener el reconocimiento, pero también el amor, formar una familia y tener un hijo, a pesar del cuerpo, a pesar del tiempo y el trabajo. Castellanos, poeta, narradora y ensayista, nació el 25 de mayo de 1925. El pasado lunes se celebró el 95 aniversario de su natalicio y como parte de esta celebración Coneculta Chiapas compartió en su página web un cuadernillo con obra de Rosario, disponible para su descarga. Aprovechen y aquí un poema.
AJEDREZ
Rosario Castellanos
Porque éramos amigos y a ratos,
nos amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.
Pusimos un tablero enfrente
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.
Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.
Henos aquí hace un siglo, sentados,
meditando encarnizadamente
como dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.
