ENTREVISTA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: JUAN MANUEL FRAGA
El cansancio es evidente en cada una de las fotografías que tomó Juan Manuel Fraga Sastrías en el área Covid-19 del IMSS, durante el cambio de turno. Una enfermera se recarga para recobrar fuerza, otras ya no pueden con su cuerpo que se hace más pesado por el equipo de protección. Los pacientes miran con el miedo de pensar que el siguiente intubado tal vez sea uno de ellos.
El Covid-19 se vuelve una pesadilla para los pacientes. “Estás platicando con alguien, te duermes y cuando despiertas, con el que estabas platicando está intubado”. También es una carga emocional para el personal del hospital. Es una comunidad “conectada con el miedo” y no saben cuánto va a durar esa situación.
Médico de profesión, Juan Manuel se formó en la atención de varias emergencias y en la enseñanza de cómo actuar ante ellas, así que se hizo cargo de diversas situaciones de desastre en el país, desde huracanes y terremotos, hasta epidemias, y participó en un centro virtual de operación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la atención del terremoto de Haití.
Además de la medicina, su segunda gran actividad es la fotografía, a la que le dedica gran parte de su tiempo desde hace muchos años. Hace unos días, después de la reactivación económica de Querétaro, pidió permiso en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para mostrar lo que se vive en área de atención de las personas con Covid-19, la lucha de los médicos, la incertidumbre de quienes tienen el virus y la manera en la que se enfrenta la posibilidad de la muerte.
“Necesitaba ser testigo de esto y mostrárselo a los demás. Tenía que expresarle a la gente que independientemente de lo que se diga afuera, en los hospitales se lucha por la vida. Todos estamos haciendo sacrificios, pero ahí se muestran algunos de los mayores sacrificios, del otro lado hay gente que dice: en lugar de ganar un millón este año, voy a ganar 900 mil pesos, todos hacemos sacrificios, pero en el hospital viven otra situación y se enfrentan, además, a la discriminación y tenemos que lograr que sean empáticos con el personal”, agrega.
Para las enfermeras, camilleros y personal de limpieza “su vida se ha transformado” y tiene impacto en su rutina, en sus relaciones personales y en las cosas que les preocupan, como quitarse el equipo de protección, que es el momento más riesgoso porque ahí se pueden contaminar”.
¿CUÁLES SON LOS MAYORES RIESGOS PARA ELLOS?
Quitarse el equipo de protección. Mientras que cuando entras al quirófano lo importante es cómo te pongas la ropa para no contaminar, aquí el riesgo es cómo te quitas la ropa para no contaminarte. Entre más veces lo hagas, se hace más riesgoso, entonces solo entran una vez y salen una vez en 8 horas, no pueden ir al baño, no pueden comer en esas 8 horas. Para que no les den ganas de ir al baño, empiezan a dejar de tomar agua un día antes, en la noche, imagínate a alguien que no toma agua en 12 horas y trae un equipo que da calor, en un lugar sin ventilación, donde no escuchas bien, no reconoces bien a la gente más que por una etiqueta que traen en el pecho.
Yo estuve 2 horas sacando fotos y me estresé, casi me da un ataque de pánico y soy médico y soy consciente de que lo que está pasando, , me costó trabajo dormir después del evento, entonces estas enfermeras, jóvenes, de veintitantos años, su salud no está tanto en riesgo porque si se contagian no les va a ir tan mal, pero están en riesgo por no ir al baño, por no tomar agua, salen tan cansadas que se les olvida comer.
Las fotos proyectan eso, porque alguien más fotografía la tecnología o el tratamiento del paciente, pero había que mostrar el estrés, el cansancio, los nervios, aunque a veces aparece el humor.
Los médicos igual, los que no tienen especialidad pero es a los que les toca entrar, ortopedistas, médicos pediatras. Los héroes desconocidos, los de la limpieza, a los que peor les pagan, que andan en transporte público y van a sus casas con el riesgo de contagiar. Lo mismo los camilleros, que están enfrentando la muerte continuamente, estuve 2 horas y me tocó ver que sacaran 2 cadáveres.
¿LA MUERTE SE VUELVE PROTAGONISTA DE ESTAS HISTORIAS?
Yo lo he vivido, he estado en hospitales, recuerdo una ocasión que se nos murieron 7 pacientes en 24 horas y estás cansadísimo llenando un acta de defunción, pero acá se mueren de lo mismo, así que hay mucha incertidumbre, mucho nerviosismo, algunos se acostumbran, lo toman con humor, pero son sobrecompensaciones, herramientas para sobrellevar las cosas, porque al final llegan a sus casas, tienen pesadillas, duermen mal, comen mal, tienen aplanamiento emocional con sus parejas, con sus familias y se puede llevar la generación entera.
Si les preguntas cómo viven la situación, dicen que sí está pesado, que casi no ven a sus familias, pero que como casi no las veían es lo mismo, pero no lo es, llevan 3 o 4 meses y esto va a durar 2 años, va a venir una generación de profesionistas que si no los cuidamos van a ser diferentes por esta situación.
Me acuerdo de una cirujano pediatra entre los adultos con Covid y me dijo “saque una foto de esas 3 camillas”. Había un paciente intubado en una y las otras 2 estaban vacías. Me dijo: “en las camas vacías ayer había pacientes y el paciente intubado, ayer estaba sentado platicando”. Imagínate lo que trae la doctora, en este momento, en su cabeza, que quería que observara eso, que dejas un turno y el paciente que dejaste platicando ya está intubado y al que dejaste medio mal, ya se había muerto. No es cierto que todos caen como moscas, pero eso se siente cuando lo ves tanto y tanto.
¿A LOS PACIENTES LES PASA LO MISMO?
Me acuerdo de Heriberto, platiqué con él y le preguntaba cómo se contagió y decía que no sabía que estaba pasando, que no se podía comunicar con su familia, que no sabía cómo se había contagiado, solo salía al banco y al súper. Tenía 34 años y decía que estaba muy nervioso porque su esposa estaba embarazada y él no podía hablar con ella para saber cómo estaba y que ella tenía más riesgo. Para él lo lógico era que si él estaba contagiado, ella también estaba en riesgo. Aunque nadie puede entrar con celular, algunas enfermeras logran pasar sus teléfonos en bolsas y logran que algunos enfermos se comuniquen con sus familias, pero de repente hay 70 enfermos y 15 enfermeras y no se puede lograr ese apoyo emociona con sus pacientes. No sé si Heriberto se pudo comunicar, pero de entrada veía que el de junto estaba intubado y el de enfrente también, entonces ves que tienes una enfermedad, que sabes que es la misma que tiene el otro que está intubado.
A Sergio, otro paciente, que no estaba tan mal, lo veía sentado en la cama, viendo como diciendo “a ver si no soy el próximo intubado”. Él no estaba tan mal, pero de repente algunos dan sorpresa y de pronto están intubados, también es una pesadilla para los pacientes, porque estás platicando con alguien, te duermes y cuando despiertas, con el que estabas platicando está intubado y no lo mueven de lugar, llevan el ventilador y lo ponen ahí, ves la misma cara, pero con tubos. Logísticamente cómo lo resuelves como hospital, todos están con incertidumbre, tratando de hacer lo mejor posible, con tratamientos limitados que se orientan a atender los síntomas de la enfermedad y no la enfermedad como tal.
Todos se conectan, es una comunidad con miedo, los pacientes duran 15 días, pero el profesional de la salud sigue y sigue.
¿EL CANSANCIO ES EVIDENTE EN EL PERSONAL?
El agotamiento en tu casa no es el mismo que el que se ve en la foto. En tu casa no estás agotado, estás fastidiado, la gente dice “estoy cansado de no salir”, pero no, están fastidiados, el personal del hospital sí está cansado, no solo del turno, porque al final de las 8 horas no pueden con ellos. Yo fui en el cambio de turno, dentro del área Covid y fue sorprendente, porque vi que la gente caminada pesado, lento, yo mismo sentía el calor que te genera el equipo, desde el primer minuto que te lo pones, sientes las gotas de sudor que te caen en el cuello, respiras con esfuerzo porque las mascarillas son totalmente selladas, no ves bien y eso hacen más cansado. Cuando entran hacen todo lo que tienen que hacer rápido, es cuando tienen energía, deben aguantar a que llegue el siguiente turno y los últimos minutos acompañan al paciente, en espera de que lleguen los demás. Ves a alguien cansado, recargado, agotados, algunas sentadas en una cama vacía al final del turno y se ve que ya no pueden más con su cuerpo.
Además hay otra cosa, cuando trabajas en el hospital el paciente en una cama tiene diabetes, el de otra cama es cardiópata y el de otra, tiene neumonía, hay variedad. Acá: este paciente tose, este también, este también. A este hay que verle la oxigenación, a este también, a este también. A este lo van a intubar, a este lo acaban de intubar y a este quién sabe si lo van a intubar. Empiezas a ver lo mismo, lo mismo y de pronto todos los pacientes se parecen tanto. El desgaste es físico y es emocional, son 8 horas, 90 días seguidos y el desgaste de saber que así estarán 6 meses más, 9 meses más, 1 año más.
“UN FOTÓGRAFO NOVATO, CON MUCHO QUÉ FOTOGRAFIAR”
A la par de sus estudios de medicina, Juan Manuel fotografiaba todo lo que podía “sin saber bien cómo”. Alrededor del 2010 empezó a estudiar la fotografía, primero como una actividad recreativa y luego se “enganchó” con cursos, talleres y todo lo que le ayudara a saber cómo usar la cámara.
Su hijo mayor fue un factor decisivo. Quería ser fotógrafo y eso los conectaba, así que Juan Manuel lo animaba. Se fue a Xalapa a estudiar comunicación y falleció en 2018, cuando apenas tenía 19 años.
“Me ensimismé y la cámara pues no la sacaba, pero el año pasado, reflexionando sobre mi hijo mayor, pensé en que esos consejos que le daba yo debía hacerlo. Él decía que quería abrir una cuenta de Instagram, sacar fotos y se iba a hacer millonario, como Santiago Pérez Grovas. Vi que él iba a dar un taller muy cercano a la fecha de mi cumpleaños, me regalé el taller y me fue bien, le agarré más gusto a la cámara. Lo disfruté y mejoró mi estado de ánimo, era un trabajo creativo”, recuerda.
La fotografía también le sirvió para mostrar otras realidades, como hace ahora con el Covid-19. Su intención es entrar a otros centros donde se atiende a personas con el virus y retratar qué sucede con las enfermeras, las que llevan las jornadas más intensas y mostrar el lado más humano del trabajo en el hospital.