Autoría de 9:36 pm Los Especiales de La Lupa

Video 🎥 ¡Prohibido tocar!: la vida de un ciego en tiempos del Covid

HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

Alan conoce el mundo a través del tacto, el olfato, el oído y el gusto. Nació con ceguera porque una lesión en la corteza cerebral le impide que las imágenes “se transmitan”. La nueva realidad del Covid-19 pone de cabeza su mundo porque “los ciegos tenemos este contacto a nivel emocional con todos, al evitar tocar y evitar abrazarnos, hay mucha incomodidad”.

Cantante lírico o de ópera, como se le llama de manera más común, Alan Pingarrón Reynoso conoció Inglaterra y España hace tiempo y este año iba a presentarse en el Royal Opera House en Londres, pero todas las actividades en el mundo se complicaron con el nuevo virus.

La llamada nueva realidad lo tiene “bastante inconforme e incómodo”. Mantener la sana distancia y no tocar afecta su día a día por un virus del que se sabe poco, pero que genera “mucha paranoia”.

“Cuando salimos a la calle los ciegos tenemos que tocar para conocer dónde andamos, si llegamos a un lugar, ahora mismo que ya se abren algunos restaurantes, hasta ahora no he visitado ninguno por lo mismo, porque al llegar tenemos que agarrarnos de la persona que nos reciba, después tocar la mesa, hay muchas cosas de esas que tenemos la paranoia de no poder hacer porque gracias a esta nueva realidad, como la llaman, estamos ciertamente imposibilitados”, reconoce.

«ANDAR CASI A TIENTAS»

La incomodidad es una nueva sensación en su vida, aunque todas las instituciones y autoridades de salud, mundiales y nacionales, saben poco del Covid-19, así que se buscan muchas medidas que a algunos les parecen arbitrarias y a otros les genera molestia, pero en las personas ciegas tiene un impacto mayor porque “no podemos saludar a nuestros compañeros o colegas de trabajo”, a pesar de que el tacto permite una conexión emocional con los demás.

“Primero tenemos que andar casi a casi a tientas. Cuando salgo a planear mi profesión como artista, que además se ve afectadísima porque depende de las grandes aglomeraciones que ya no se pueden hacer, ahora que ideamos cosas con colegas para hacer cosas en vivo para que la gente la pueda ver con toda la confianza, no podemos interactuar”, insiste.

Al igual que sus compañeros cantantes, Alan no disfruta la cercanía de antes, cuando podían alternar para hacer duetos, tríos o algún ensamble, “porque el escenario, para ciegos y no ciegos, mucho depende del tacto, esto se ve muy limitado porque los duetos con las compañeras y compañeros, hay que tener mucho cuidado de no acercarte a menos de dos metros, la interacción se ve increíblemente afectada”.

ESCENARIO MUY ADVERSO

Su trabajo, entonces, también sufre las consecuencias. La actividad artística se enfrenta a un escenario muy adverso porque el Covid-19 “nos ha pegado durísimo en todos los aspectos, primero porque no podemos estar en los teatros, eso me da mucho risa, porque abren las parroquias y los templos, pero los teatros no, el arte se considera una razón más de lujo que esencial”.

Alan piensa que en otros países mucha gente se acercó al arte a partir del encierro que ocasionó el Covid, pero en México no tiene el mismo efecto, porque se juega más al entretenimiento mediante las redes sociales, incluso con aquellos artistas de géneros musicales recientes.

“Los que nos dedicamos al arte que se considera más antiguo, sí me atrevería a decir que en México no hay el apoyo que quisiéramos, los espacios para la música, el verdadero teatro, recitales de poesía, eran muy limitados, ahora con la pandemia, doblemente estamos más limitados, sobre todo en nuestro país, que falta que permita más oferta y más demanda para muchos colegas. La gente muchas veces cree que el arte académico, la ópera el teatro, la música simbólica no tiene seguidores, pero en realidad hay mucha demanda”, asegura.

Ante cada concierto y espectáculo en los que participó antes de la pandemia, Alan experimentaba una sensación de adrenalina e incertidumbre sobre cómo se realizaría la presentación, para darle paso a una emoción de gran gozo.

Cada concierto implicó “conocer a cada uno de tus compañeros, a cada uno de tus colegas, la interacción con los espacios” porque la música “representa la libertad misma, poder expresar parte de mi ser, de mi persona, porque no es toda la personalidad, a través de alguno de los personajes que me toca interpretar en la ópera o de la música sinfónica compuesto por arias de ópera, mexicanas o de otro país, que en ese momento”.

Hoy sabe que el mundo no será el mismo, mucho menos en México donde hay cierto “desorden”, pero le anima saber que en otros países las cosas empiezan a controlarse y los mexicanos, igual que en esas naciones, tendrán que cambiar.

«QUIERO QUE LA GENTE SIENTA EMPATÍA CON NOSOTROS»

Entre las cosas que agradece de esta nueva realidad, es que mucha gente, por primera vez, empieza a poner atención a su salud y muchos otros empezaron a desarrollar empatía con quienes la pasan peor.

Es justamente esa empatía la que necesitan las personas ciegas, asegura Alan. Si no pueden tocar el mundo, necesitan el apoyo de los demás para moverse en este espacio.

“Quiero que la gente sienta empatía con nosotros y si en algún momento andamos por la calle perdidos, es muy sencillo: no forzosamente tienen que tomar a un ciego de las manos, pueden tomarlo del antebrazo para ayudar a los que andamos con bastón, a los que no tenemos perros de asistencia, en México nos tenemos que incorporar y a la hora de andar en la calle necesitamos de su ayuda, porque no falta el automovilista gracioso que se pasa el alto”, ríe.

Para Alan, el Covid-19 es una oportunidad única para que los mexicanos “aprendamos a equilibrar”, porque como latinos “manifestamos el amor, el cariño, cualquier sentimiento con un abrazo, entonces pues seamos más conscientes de las medidas de higiene por si en algún momento esta inconsciencia nos lleva a abrazar a alguien”.

Con los abrazos, agrega, se activan neurotransmisores, igual que con un abrazo o un simple apretón de manos,  así que es necesario ser responsables entre todos.

“Los latinos no podemos dejar de tocar, yo no quisiera dejar de hacerlo porque es terrible, ahora que estamos preparando unos conciertos de esta semana, pues hay saludar de codito, hay que ser empáticos, acentuar o tener más conciencia de las medidas de higiene, para que el miedo a acercarnos como seres humanos sea menor. Quizá no podemos abrazar a un desconocido, pero sí entre los que nos conocemos, hasta como beneficio de todos, ciegos y no ciegos”, reitera.

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Last modified: 24 septiembre, 2021
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