Autoría de 12:20 pm Los Especiales de La Lupa

Aprende en Casa se olvidó de los menores ciegos; conoce los retos que enfrenta el pequeño Cristian

REPORTAJE: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

Las clases de Aprende en Casa no captan el interés de las niñas y niños con ceguera, así que David y Mary pusieron en marcha su creatividad y con el apoyo de una profesora armaron un equipo de trabajo diferente, para que su hijo Cristian, de 7 años, siga con su aprendizaje a pesar de la pandemia del Covid-19.

Le dijeron adiós a las clases en la televisión y ahora sólo tienen clases virtuales con la profesora de la escuela especializada. Con unas taparroscas y unas bolas de unicel, David preparó un instrumento que semeja a la regleta con la que se aprende a escribir en Braille para que su hijo pueda avanzar letra por letra.

Con unas taparroscas y unas bolas de unicel, David preparó un instrumento que semeja a la regleta con la que se aprende a escribir en Braille para que su hijo pueda avanzar letra por letra.

“Al principio nos dijeron que siguiéramos las clases en televisión, pero mi hijo no ponía atención porque pasaban muy rápido las preguntas o explicaban muy rápido”, señala Mary. Para David, el problema podría ser que los contenidos de Aprende en Casa son muy visuales, pero a Cristian hay que explicarle y necesita el sonido, “pasan un cuento y hay que describirlo o pierde el interés”.

“Les faltó pensar en las personas ciegas, se están basando en niños que ven y en las personas sordomudas pero se olvidaron de las personas que no ven. En la televisión todo es visual con mi otro hijo que sí ve, es mucho más probable que se siente, hay un cuento y le presta atención, hacen preguntas y capta las preguntas y si está interesado las responde, pero para una persona ciega el material es insuficiente porque no está diseñado para tener sonidos”, explican ambos.

Lejos de dejarse vencer por el estrés, David y Mary pusieron manos a la obra para evitar que la educación de Cristian se detuviera por el Covid y lo primero que hicieron fue explicarle por qué no podía ir a la escuela, a la que ya quiere regresar, para que entendiera que no era que no lo dejaran salir, sino que debía cuidar su salud.

Cristian, de 7 años, sigue con su aprendizaje a pesar de la pandemia del Covid-19.

“Al principio nosotros les explicamos a nuestros dos hijos, nos metimos a investigar, les dijimos más o menos por qué no íbamos a salir, al principio decían que por qué no, si había niños afuera jugando, les explicamos que se podían enfermar, al principio no creían, pero con todo lo que ha habido han ido entendiendo más y ahora si alguno de nosotros sale nos piden ‘llévate tu cubrebocas, no te vayas a enfermar’”, agregan.

LA ENTRADA A LA ESCUELA

Cristian es el primero de los dos hijos de David y Mary. Nació de manera prematura y desarrolló, en cuestión de días, la retinopatía que le costó la vista. Fue tan rápido que cuando tenía cinco meses ya tenía el estadío 5, el nivel más avanzado de problema de retina. Aunque lo llevaron a diferentes especialistas en Querétaro y en la Ciudad de México, les informaron que no había una cirugía para reparar ese tipo de daño.

De manera inmediata acudieron a la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Juriquilla, donde el pequeño recibió terapia y al año y medio pudo ingresar a un grupo de maternal del Centro de Atención Múltiple (CAM), donde le enseñaron a sus padres qué ejercicios debían hacer para que empezara a moverse o a gatear.

En esos centros atienden a niñas y niños con todo tipo de discapacidad, como sordera, ceguera, motriz e intelectual, así que la enseñanza es muy general, pero después pasó a preescolar y la maestra contribuyó a que todos pudieran adaptarse.

Ahí permaneció hasta que cumplió 5 años y 6 meses, cuando ingresó a una escuela especializada para ciegos y débiles visuales; aunque solo era oyente, empezó a manejar la regleta, que es fundamental para aprender a leer y escribir en Braille y la pandemia lo encontró justo en primero de primaria.

«Al principio nos dijeron que siguiéramos las clases en televisión, pero prácticamente mi hijo no le ponía atención porque pasaban muy rápido las preguntas o le explicaban muy rápido y al estar explicándole ya pasaban a otro tema”, insiste Mary.

La falta de contenidos para personas con ceguera en Aprende en Casa dificulta el aprendizaje de Cristian a través de la televisión porque él necesita sonidos o pierde el interés. Después de una semana de prueba y con el respaldo de una maestra, ahora el hijo de David y Mary recibe clases diarias de manera virtual.

«Todos los días la maestra atiende con clases virtuales y platica con ellos, practican el Braille con la regla, están picando hojas de papel, por ese lado está bien aunque hace falta tener un contacto como antes”, detalla David.

LETRA POR LETRA

Cuando dejaron de ver las clases por televisión, David encontró otra manera de tener material de apoyo para Cristian, para facilitarle el aprendizaje letra por letra. La regleta grande que usa actualmente le sirve para familiarizarse con el sistema de escritura y hay otras más pequeñas para quienes ya lo dominan.

Con varias taparroscas, David imitó los espacios de la regleta que tienen 6 puntos para picar para que aprenda letra por letra, a diferencia de la regleta, en la que puede armar palabras completa

Con varias taparroscas, David imitó los espacios de la regleta que tienen 6 puntos para picar para que aprenda letra por letra, a diferencia de la regleta, en la que puede armar palabras completa.

“Las fichas que le hice es para que ubique la pelotita y me diga dónde va el 1, por ejemplo. Para ubicarlo, ese tipo de materiales sí los hemos hecho nosotros, aunque existen regletas grandes de preescolar para que se vayan adaptando para la sensibilidad”, añade.

El aprendizaje en casa también llega a estresarlos, como al resto de los padres. Daniel, el más pequeño, se conecta en la computadora y Cristian en el celular o viceversa, uno en la sala y otro en la recámara, porque las clases llegan a empalmarse y ni pensar cuando falla el internet.

«Las fichas que le hice es para que ubique la pelotita y me diga dónde va el 1, por ejemplo.»

«Si fueran otras condiciones podríamos pensar que se llevaría mejor esto, si tuviéramos dos computadoras, un cuarto exclusivo para que ellos terminen la clase, porque así cuando uno termina viene y se arma”, ríen.

Cristian ya quiere regresar a clases en su escuela y a veces no quiere conectarse con la profesora y sus compañeros, «tenemos que traerlo a fuerza. Cuando comienza a escuchar a sus compañeras y compañeros se sienta y se queda tomando clase y en cuanto termina la clase lo ponemos de inmediato a hacer la tarea para que no pierda el hilo.»

LA NUEVA NORMALIDAD

Una de las preguntas que se hacen David y Mary es cómo se relacionará Cristian con el mundo, a partir de esta nueva normalidad. Actualmente si por alguna razón es necesario que los niños salgan un momento, usan caretas y cubrebocas y se desinfectan al regresar, pero no saben qué pasará cuando su hijo deba salir solo con las nuevas condiciones.

«Ahora sólo sale con nosotros ya sin bastón y sí es un reto porque había visto varias personas que conozco que están en asociaciones de ciegos que se preguntan cómo tocar las superficies de las calles, la nomenclatura en Braille, si es muy peligroso tocar en la calle, imagínate un camión o esa clase de lugares, no me he puesto a imaginar si andarás desinfectándote siempre”, admite David.

Mary recuerda que al principio le explicaron a sus dos hijos lo que pasaba con el Covid-19 y por qué no podían salir, así que ahora entienden que hay un virus que los puede enfermar.

A diferencia de otras personas, ellos son de la idea de que el ciclo escolar debe continuar a pesar de las dificultades, “porque aunque sea poquito van avanzando. Por ejemplo, cuando terminaron el ciclo anterior nos dieron un cuaderno con ejercicios y todos los días teníamos que hacer una o dos páginas de ese cuadernillo y se lo mandábamos a la maestra por WhatsApp».

A través de mensajes en audio, la maestra ponía a sumar a Cristian y él le respondía también en audio, “no era lo mismo que las clases presenciales, pero sí avanzó un poquito».

Con la experiencia de Cristian, Mary y David insisten en que las clases por televisión no se pensaron para las personas ciegas y el material es insuficiente para tener los sonidos adecuados para atraer la atención de las niñas y los niños, así que eso elevó el estrés en la familia.

“El encierro nos afecta a todos, estar aquí encerrados los 4 las 24 horas del día fue frustrante al principio”, reconocen, pero poco a poco la familia se adaptó. Ahora David trabaja una semana y descansa otra, así que se vuelve complicado cuando Mary está sola con los dos niños.

Con sus dos hijos, David y Mary trabajan para lograr que sus niños aprendan en las mejores condiciones, aunque algunas tareas les gustan más que otras, como las del 15 de septiembre, cuando la maestra de Cristian les pidió hacer una bandera de papel sin ayuda de los padres y la profesora de Daniel les pidió una fotografía para ver cómo festejaron el día del inicio de la independencia. “Van avanzando, poquito, pero no se detienen, van avanzando”, insisten.

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Last modified: 24 septiembre, 2021
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