Un transporte público ineficiente y caro, sobrecupo de las unidades y largo tiempos de espera, son sólo algunos de los constantes señalamientos por parte de los usuarios que a diario utilizan el transporte público para desplazarse de un lugar a otro, regularmente para acudir a sus centro de trabajo o de estudio.
Es un hecho que, en Querétaro, la falta de rutas con horarios adecuados de circulación y trayectos viables del transporte público colectivo; vías adecuadas y bien planeadas para los ciclistas; tarifas acordes a la economía de las familias; accesibilidad para quienes trabajan en plataformas del servicio de transporte privado, para que estén al día conforme lo marca la normatividad, son algunos de los problemas que enfrentamos.
Hoy, a las deficientes condiciones que ya se venían arrastrando, se agrega la nueva normalidad y el riesgo sanitario.
El transporte público, en general, es considerado un ambiente de alto riesgo para el contagio de Covid-19. El constante contacto con superficies comunes, la escasa ventilación en las unidades y la dificultad para detectar el acceso de personas potencialmente enfermas, son factores que influyen; si a esto le añadimos un transporte saturado, donde se incumplen las medidas sanitarias como el uso de cubrebocas, entonces tenemos un enorme factor de riesgo para la población.
En nuestra permanente comunicación con la ciudadanía, durante este periodo de contingencia ha sido común el comentario preocupado por el riesgo de contagiarse, de aquellos que necesitan salir de sus hogares, regularmente con el propósito de buscar el sustento para sus familias, y tienen que utilizar el transporte público; existen numerosos testimonios y fotografías que dan cuenta de la preocupante situación y el peligro latente para la salud de las y los queretanos.
En comunicado enviado por el Instituto Queretano del Transporte se anunciaron las medidas de prevención que se tomarían; entre ellas se encontraban reducir a un 50 por ciento la capacidad de usuarios en cada unidad, al habilitar solo algunos asientos, permitiendo el distanciamiento físico entre los pasajeros; además de invitar a los usuarios a sujetarse al uso obligatorio de cubrebocas.
La contundente realidad de la movilidad en Querétaro los rebasó, ya que a diario usuarios frecuentes del transporte público señalaban sobrecupo en las unidades, aunado al nulo distanciamiento social, y la constante de que no todos los usuarios utilizan el cubrebocas, incluso se ha dado cuenta en medios de comunicación de choferes agredidos por solicitar el uso del mismo.
Ante la situación general del transporte, previa a la pandemia, desde el 26 de febrero se solicitó la comparecencia del titular del Instituto Queretano del Transporte para que informe cuáles son las principales problemáticas que presenta la movilidad y conocer su diagnóstico; la situación se agravó con la aparición del virus.
En ningún momento se quitó el dedo del renglón, durante sesión ordinaria del Congreso Local, en julio de este año, reiteramos de manera contundente la necesidad de que comparezca el director del Instituto Queretano del Transporte en la Legislatura. En agosto, ahora ante medios de comunicación, una vez más exigimos la comparecencia, y señalamos que el tema no es nuevo ni es una ocurrencia, es un reclamo continuo de la ciudadanía, particular y acentuadamente en la zona metropolitana.
El tema de la movilidad y el transporte público en Querétaro pareciera estar vetado, lamentamos la cerrazón del bloque mayoritario para abordarlo; desde el Congreso Local existe mucho trabajo que se puede hacer para contribuir a su mejoramiento, pero para ello se requiere conocer el análisis y diagnóstico; reconocemos que el asunto es complejo, pero su actitud de bloqueo sistemático a cualquier crítica o comentario sobre el tema, a quienes realmente afecta es a los queretanos que todos los días necesitan utilizarlo.
Lo que no es evaluado y analizado, difícilmente podrá mejorar; basta de vetar un tema de trascendencia para construir un Querétaro de oportunidades e innovador, un Querétaro de todos.