HISTORIA Y FOTOS: SANTOS MENDIETA/LALUPA.MX
Comenzó con el deseo de conocer en pareja la Argentina y de pronto la familia completa ya se encontraba en México, después de recorrer toda América Latina. Se trata de “Las 6 hormigas viajeras”, una familia argentina integrada por Graciela, Claudio y sus cuatro hijos, quienes desde hace 22 meses se encuentran de viaje desde la Patagonia a bordo de “La Hormiguera”, la “combi” que no sólo los lleva de un lugar a otro sino que también se ha convertido en su casa, su cocina, su baño y hasta en taller de carpintería.
Tras ocho meses en México, hicieron una parada en Querétaro, donde compartieron a lalupa.mx cómo ha sido este kilométrico periplo donde buscaron unir su natal San Martín de los Andes, en la Patagonia argentina, hasta México, en el norte del continente americano.
EL INICIO DEL VIAJE
Graciela y Claudio aman viajar, conocer nuevos lugares, la naturaleza y la vida de camping. Recorrieron todo Argentina con una tienda de campaña, pero después de haber conocido todo su país decidieron ir más allá y no sólo eso, sino que ahora sería con toda la familia.
“Luego de conocer nuestro país buscamos algo más aventurero y nos animamos a hacer esto en familia, ya que contamos con que los chicos todavía son chicos y nosotros lo podemos hacer con ellos”, comparte Claudio Hoj, jefe de esta familia de viajeros.
“La idea original era hacerlo con Graciela, mi mujer, pero aprovechamos que tenemos a los chicos y decidimos salir ahora. Arrancamos sin niños y desde que estaban en la panza ya viajaban. Los más chicos, que tienen casi diez años, se conocen toda la Argentina, quizás les faltará algún rinconcito, pero básicamente conocen la gran mayoría del país”.
Argentina la conocieron en viajes cortos durante vacaciones. En periodos de quince o veinte días decidían conocer algún punto específico del país; sin embargo, llegó el punto en que eso no era suficiente para la familia de viajeros.
“El tema es que uno va quince días a un lugar o a recorrer una zona y siempre se queda con las ganas de algo más. El turista es así: va pasando de punto en punto, de lugar en lugar. Sin embargo, le falta esto que hemos conocido en el viaje: el contacto con la gente del lugar; el dedicar mucho más tiempo en un lugar, si te gusta te quedás más, si no te gusta seguís”.
Además de conectar la Patagonia con México, otra motivación para ir al norte de América Latina fue el tema económico, pues tratar de viajar con una familia de seis significa contar con un gran presupuesto para cumplir este sueño.
“Venir a México cuesta muchísimo dinero, tanto los vuelos como el hotel, entonces decidimos hacer esto rodando, con trabajo itinerante y despacito, paso a paso, y de esta manera fue como lo podemos lograr”.
Desde hace siete años, “Las 6 hormigas viajeras” tienen un proyecto familiar dedicado a la fabricación de juegos de madera, como rompecabezas, juegos de destreza, dominó e incluso imanes con frases positivas.
“Los vendíamos en Argentina en ferias artesanales locales, con ese proyecto solventamos los gastos del viaje. Vamos vendiendo en el camino, pueblo por pueblo, fabricando y con eso vamos sumando kilómetros. Todos quienes nos compran son parte del viaje, porque con su compra nos sumaron diez kilómetros más a la ruta”.
La prioridad siempre es asegurar el dinero de la comida mensual. Si sobra para combustible, entonces “La Hormiguera” continúa su camino. De lo contrario, permanecen en un lugar quizá quince días o tres semanas hasta que se logre juntar el dinero para seguir avanzando.
Por otra parte, los niños continúan con sus estudios a distancia, gracias a un sistema que existe en Argentina para la gente que está en el exterior.
“Ellos reciben todos los contenidos por Internet, tienen una página donde resuelven todos los contenidos y los trabajos que tienen que hacer. Cada dos meses tienen que presentar un examen on line”.
CONECTAR LA PATAGONIA CON MÉXICO
San Martín de los Andes se encuentra en el Camino de los 7 Lagos, en la Patagonia. Desde ahí cruzaron a Chile, país que recorrieron de punta a punta para después pasar a Perú, en la zona de la montaña, donde llegaron a Machu Pichu.
Después siguieron por Bolivia y siguieron al norte hasta llegar a Ecuador, donde permanecieron tres meses y recorrieron prácticamente todo el país. Dos meses estuvieron en Colombia y al término de este recorrido hicieron un corte en el camino, ya que tuvieron que dejar “La Hormiguera” en el contenedor para cruzar hacia Centroamérica, mientras que la familia “saltó” el pantano en avión.
“Hicimos todo Centroamérica, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y llegamos en febrero a México. Ya llevamos casi ocho meses. En Morelia renovamos el permiso, por cuestiones humanitarias, por el hecho de que la fronteras están cerradas, estuvimos mucho tiempo parados en Mérida, en una casa que nos prestó una pareja que conocimos en Playa del Carmen”.
Mientras recorrían América Latina, pandemia de coronavirus también continuaba avanzando. Fue entrando a México, en la península de Yucatán, cuando la contingencia sanitaria los alcanzó.
“Si bien ya se conocía a fin de año, lo fuerte nos llegó en Yucatán, en Mérida. Nosotros fuimos a cenar con una familia que habíamos conocido en Playa del Carmen, después fuimos a Puerto Chuburná, junto a Puerto Progreso, a pasar unos días en la playa y resultó que estuvimos quince días, pero al finalizar este periodo la policía nos pidió que nos retiráramos, porque las playas estaban cerradas, que no nos metiéramos al mar y que estuviéramos alejados de la orilla. Se puso incómoda la situación.
Los amigos de Playa del Carmen nos ofrecieron su casa con todo el corazón. La policía no nos dejaba estar en ningún lugar y estuvimos encerrados en esa casa que nos prestaron, haciendo una especie de cuarentena. Estuvimos parados ahí dos meses. Después volvimos a estar parados en Oaxaca, en Puerto Escondido, porque no había turismo, las playas estaban cerradas”.
Al no poder vender, no se podían mover. Abril, mayo y junio fueron los más pesados en la cuestión económica, pero siempre –aseguran– hay alguien que viene, te ayuda, te da una mano, te invita una comida o viene a pasar el rato.
“Entonces uno no se siente tan solo. Más allá de que estamos los seis acá juntos, pero uno no siente la falta de contacto con la gente”.
Desde su entrada a México, “Las 6 hormigas viajeras” ya llevan doce estados recorridos. Llegaron hasta San Luis Potosí, específicamente a La Huasteca, lugar desde el cual comenzaron el camino de regreso a Argentina.
“La idea original del viaje era unir Latinoamérica, Argentina con México. No queremos irnos más arriba por la cuestión de que después nos quede poco tiempo para volver hasta el sur, hasta Guatemala, por algún desperfecto, contratiempo y que nos pasemos del día y que después nos multen. Lo más al norte que pensamos es San Luis Potosí, ya lo hemos hecho y ahora ya estamos casi de regreso”.
LA MAGIA DE VIAJAR
Además de conocer lugares, gente, climas y gastronomía, el viajar permite experimentar momentos únicos, como situaciones en las que quizás se vea difícil resolver y de pronto siempre se encontraba la solución.
“Dificultades no hemos tenido realmente. Quizás algún desperfecto mecánico, pero todo se podía resolver”, comparte Graciela. “Esa es la magia. Siempre nos ha pasado que se rompió algo del vehículo en medio de la ruta y siempre aparecía alguien para ayudarte. Son de esas cosas que si no salís a vivirla, te queda la duda de si pasa de verdad o no”.
Durante el viaje han tenido que adaptarse a los climas y a la comida, aunque reconocen que en la cuestión del picante son “nivel uno”.
“Nosotros nos adaptamos. Nos gusta que la gente nos invite de la cocina tradicional, nos cuente cómo se hacen. Yo soy cocinero y me gusta escuchar y llevarme ideas nuevas de comidas de aquí, como para en algún futuro hacer en mi país”.
México y Ecuador se encuentran en el top de su ranking de países que más les han gustado. Asimismo, San Miguel de Allende y Querétaro han sido de las ciudades preferidas.
En Querétaro han recorrido su Centro Histórico y también tuvieron oportunidad de visitar la pirámide de El Pueblito, en Corregidora, Bernal en Ezequiel Montes y Jalpan de Serra, en el corazón de la Sierra Gorda.
“Nos pareció una ciudad ordenada, linda. Nos sorprendió eso y por eso nos estamos quedando tantos días”, apunta Claudio Hoj, quien asegura que después de hacer base aquí, continuarán su camino hacia Hidalgo, Tlaxcala y algunos otros lugares de México para después seguir hacia la Patagonia argentina.