El pasado 9 de septiembre se presentó el informe “Las dos guerras” (Intersecta, 2020)[1] por Intersecta, organización feminista y el CIDE (Centro de investigación y Desarrollo Económico) realizado con recursos desde Fondo Semillas.
La narrativa nos lleva primero a un dato que aparece en redes sociales: “En México, en el 2019, mataron a 3,824 mujeres… la tasa de asesinatos de mujeres fue la más alta que se tiene registrada desde 1985… 5.93 mujeres asesinadas por cada 100,000 un promedio de 10 mujeres asesinadas al día”[2] no obstante este número, la guerra contra las mujeres aún no es puesta como prioridad en la política pública federal, estatal o municipal.
“Las 2 guerras”, ofrece una alternativa para comprender el aumento de los asesinatos, estableciendo una correlación entre la violencia directa derivada de “la guerra contra el narco” y la violencia indirecta ocasionada por estas acciones. “No sólo se detonaron a nivel municipal, los homicidios de los hombres, sino los de las mujeres también”. De ahí el título del documento, entre la guerra contra el narco y la guerra contra el “machismo” y la “misoginia” se encuentran las mujeres de todas las edades de nuestro país.
Para comprender estos escalofriantes números se retoma el informe Data Cívica “Claves para entender y prevenir los asesinatos de mujeres en México” y observan que (los asesinatos de) “hombres y mujeres (tienen) más similitudes en años recientes”[3]. Los datos desagregados que se presentan llevan a la conclusión de que la violencia armada, anteriormente que “afectaba principalmente a los hombres” ahora es un espacio de muerte para las mujeres.
Ante esta otra pandemia, la pandemia de los asesinatos de mujeres ¿qué instrumento podemos identificar en este estudio?
Instrumento, según la RAE es “la cosa/persona/organización/ para conseguir un fin o hacer algo”[4] entonces, la sociedad civil organizada como instrumento puede tener 2 formatos para su incidencia, el 1er formato como estructura “registrada” v.gr., Centro Prodh y Movimiento por nuestros desaparecidos, que acompañan a víctimas de violencia como en el caso “Alvarado Espinoza y otros vs México”[5] con sentencia del 18 de noviembre de 2018 y cuyo testimonio ayudó a la reparación del daño. En segundo lugar, la organización social a través de colectivas o redes académicas que realizan investigaciones que proveen de información para exigir mejores políticas públicas al estado mexicano y cumplir su obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos; como ejemplos, Equis justicia para las mujeres y Data Cívica.
La multifactorialidad de la violencia hacia las mujeres podrá tener más comprensión y más resultados con mayor articulación ciudadana. Hay esperanza para el municipio estado y país, pero nos necesitamos.
[1] http://www.intersecta.org/lasdosguerras/
[2] Ídem. P.6
[3] https://datacivica.org/assets/pdf/claves-para-entender-y-prevenir-los-asesinatos-de-mujeres-en-mexico.pdf
[4] https://dle.rae.es/instrumento
[5] https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_370_esp.pdf