Ya son 63 años de que fuera lanzado el satélite Sputnik por parte de la otrora Unión Soviética. Éste fue el primer satélite y fue enviado al espacio en un momento (1957) que la guerra fría estaba en su máxima expresión, y se puede decir que dicho satélite fue quien avivó mucho más las confrontación político-tecnológica entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
El lanzamiento del Sputnik sería clave en el desarrollo de internet. El Sputnik puso los pelos de punta a varios miembros del gobierno de Estados Unidos, lo que los llevó a impulsar una serie de tecnologías que evitaran que los soviéticos tomaran la delantera.
Dentro de las varias cuestiones que se propusieron desarrollar, estuvo una que no ocupó un lugar central, pero que con el correr de los años ha sido clave en la metamorfosis en el campo de la comunicación que viven las sociedades a escala global. Se impulsó la idea de desarrollar una red que pudiera ser de utilidad en un contexto bélico.
Fue así como se encomendó a Paul Baran, de RAND Corporation, la creación de una red que pudiera ser eficaz, robusta para comunicarse en entornos conflictivos, como una posible guerra que se consideraba en ese entonces bastante factible. Baran llegó a la conclusión, después de un profundo estudio, de que lo mejor sería dar vida a una red distribuida de conmutación de paquetes. Sus ideas fueron parte de otras que posteriormente se trabajaron, desarrollaron y llevaron a confeccionar un sistema compartido en los pocos mainframes que había en ese entonces en Estados Unidos.
Las historias que se han efectuado alrededor del nacimiento de internet se centran en su mayoría en que es un genuino producto de la guerra fría, pero lo que realmente destaca es haber sido un auténtico ejemplo de política pública que llevó a articular a todos los centros de cómputo del país, que usaban sistemas operativos y equipos incompatibles, a apoyar la creación de una lengua común que permitiera articular una red de comunicación entre todos esos disímbolos equipos desperdigados a lo largo y ancho de Estados Unidos.
Actualmente, se han cumplido nueve años del fallecimiento de Steve Jobs, a quien se le considera un fuera de serie por haber llevado a Apple a ocupar los primeros sitios de valoración empresarial a escala mundial. Pero la tecnología que está detrás del iPhone debe su financiación a la investigación, tanto básica como aplicada, financiada por el Estado estadounidense en la época de la guerra fría.
Y es que, como dice Mariana Mazzucato (El Estado emprendedor), el iPhone es inteligente gracias entre otras cosas a tecnologías como internet, el GPS, la pantalla táctil y el nuevo asistente personal activado por voz (Siri), pero todas esta tecnologías fueron factibles no gracias al venture capital o los inversionistas que soportaron sus descubrimientos, sino fundamentalmente debido a que fueron tecnologías financiadas por el Estado.
Recordar el lanzamiento del Sputnik, es rememorar el nacimiento de internet, que es indicativo de que el papel del Estado, hoy lamentablemente menguado, no sólo debe limitarse a intervenir en el campo macroeconómico, a dedicarse a corregir el mercado o financiar pasivamente el sector público de investigación y desarrollo, sino que el Estado también ha jugado un papel como una estructura empresarial que es capaz de crear mercados y tecnologías revolucionarias.