Autoría de 2:59 am La Entrevista

Gurrea: la abundancia de información no nos ha convertido en una ciudadanía más reflexiva

ENTREVISTA: VÍCTOR ROURA

Hace algunas semanas, el experimentado periodista Víctor Roura —quien durante 25 años encabezó la sección cultural de El Financiero— conversó con José Antonio Gurrea C, director general de LaLupa.mx. En esta charla, Gurrea habla, entre muchos temas, de sus inicios en el periodismo, de la mezquindad existente en el medio, de la corrupción y de la rudeza innecesaria que se vive en muchas de las redacciones mexicanas, así como de estos tiempos de redes sociales y abundancia de información, que, paradójicamente, no nos ha convertido en una sociedad más reflexiva e informada. Por el contrario, dice el entrevistado, «hoy proliferan los idiotas, los ocurrentes, los opinólogos, los impulsivos”.

[Nota bene: Originalmente, este trabajo se iba a publicar en Notimex, donde Roura coordina el área cultural. Sin embargo, debido al largo conflicto que enfrenta esa agencia de noticias, diferendo al cual no se le ve una solución pronta, el autor de la entrevista decidió —en el marco del segundo aniversario de LaLupa.mx— publicarla en este portal, donde, como colaborador, escribe la columna «Oficio Bonito».]  

EN EL PRINCIPIO, EL ROCK
―UNO PENSARÍA QUE EN EL PERIODISMO SON INEXISTENTES LAS BATALLAS, PERO HAS PASADO POR DIVERSAS ETAPAS DE CRUENTA MEZQUINDAD. ¿POR QUÉ ENTONCES ELEGIR ESTA CARRERA? ¿CÓMO EMPEZÓ TODO, QUIÉN O QUÉ ABRIÓ EL INTERÉS POR LA PROFESIÓN INFORMATIVA?

     ―Letras, periodismo y ciencias políticas eran las tres carreras en las que me debatía cuando me encontraba en el bachillerato. Creo que hubo tres detonantes que me llevaron al periodismo: mi pasión por el rock me condujo a un programa de Juan Villoro con la voz del entrañable Emilio Ebergenyi: El lado oscuro de la Luna, que se transmitía por Radio Educación. A partir de ahí me enamoré de esa estación: era radio hablada inteligente, con programas donde había un guion, donde se investigaba, donde había buena música, pero también muy buenas dramatizaciones. Me interesaba saber cómo se hacía un programa de radio, un guion. Eso me empezó a llevar por el periodismo.

Juan Villoro

“Hubo otros dos factores: el descubrimiento del unomásuno a finales de 1979 donde devoraba las crónicas de José Joaquín Blanco y de Ramón Márquez, entre otros, así como las entrevistas de Víctor Roura y los relatos de Cristina Pacheco. Era un periódico que leía en su totalidad. Ya no existen diarios así.

“En este contexto, un amigo del bachillerato me invitó a una fiesta en su casa y ahí conocí a su papá Juan José Bravo Monroy, periodista y locutor de Núcleo Radio Mil y a quien yo identificaba muy bien, pues desde los diez años de edad escuchaba La Pantera 590. Me convertí en asiduo a esa casa, y Bravo Monroy me comenzó a contar sus historias sobre entrevistas, reportajes y viajes periodísticos. Creo que esos tres factores contribuyeron a disipar las dudas”.

LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA
―PERO YA ADENTRO TAL VEZ LAS COSAS NO ERAN IGUALES QUE PERCIBIRLAS DESDE LA TRIBUNA. PORQUE EL MEDIO PERIODÍSTICO NO ES UNA PERITA EN DULCE. ¿A QUÉ MEDIOS ACUDISTE PARA POR FIN DEBUTAR EN EL ÁMBITO INFORMATIVO?

      ―Debuté en El Día. Tenía 23 años. Un compañero de la universidad me recomendó en ese diario, y ahí comencé en la mesa de redacción. Recuerdo que mi padre conocía a varios trabajadores de Excélsior y, muy generosamente, me dijo que me contactaba con ellos para que yo comenzara en ese diario. Sin embargo, ya sabes cómo son los jóvenes, rebeldes, en busca de su propia identidad, por lo que no acepté y me fui a El Día, un periódico dirigido por Socorro Díaz, senadora priista en ese entonces. Se trataba de un periódico oficialista en la sección nacional, pero muy cargado hacia el llamado socialismo real y a los movimientos guerrilleros centroamericanos en su área internacional. De hecho, en esa sección trabajan casi puros exiliados: argentinos, uruguayos, chilenos, guatemaltecos, etcétera.

“Ahí tuve mis primeros golpes de realidad pues descubrí que, pese a haber cursado una carrera, la práctica periodística era otra cosa y comenzaron a brotar mis insuficiencias. Me acuerdo que había un viejito, Hugo Martínez, que era como el contralor de la edición. Tiro por viaje me daba unas regañadas por no usar las palabras adecuadamente. Recuerdo que una vez en una cabeza use la palabra adolecer como sinónimo de carecer cuando significa todo lo contrario (tener o padecer). Me fue muy mal en ese momento, pero al final del día todo eso me sirvió de mucho.

Cristina Pacheco

“Otra cuestión positiva es que en El Día los integrantes de la mesa podíamos escribir los domingos. Aquella fue una gran época, pues los domingos todos los secretarios de redacción publicábamos lo que queríamos, un cuate escribía una crónica; otro, un cuento; uno más, un reportaje o un ensayo. Ese día era nuestro, nos daban libertad total de hacer y deshacer. Ahí empecé a publicar mis cuentos (en realidad relatitos muy influenciados por Cristina Pacheco) y mis intentos de crónicas periodísticas, que más bien eran fusiles del estilo de José Joaquín Blanco. Pese a todo, El Día fue una gran escuela para mí”.

LLAMADAS DE ATENCIÓN
―MARCO AURELIO CARBALLO, QUE EN PAZ DESCANSE, ESCRIBIÓ ALGUNA VEZ EN EL UNOMÁSUNO QUE ÉL HABÍA APRENDIDO DE UN VIEJO PERIODISTA DE EXCÉLSIOR QUE SIEMPRE LE MENTABA LA MADRE PARA ORIENTARLO. YO LE DIJE AL BUEN MARCO AURELIO QUE, EN MI CASO, JAMÁS HUBIERA PERMITIDO UNA SEGUNDA MENTADA. UN PERIODISTA, SEGÚN MI APRECIACIÓN, NO APRENDE ASÍ. SE SOMETE ASÍ, QUE ES MUY DISTINTO. PERO EN EL PERIODISMO HAY MUCHA RUDEZA, EN EFECTO…

     ―Exacto. Demasiada rudeza innecesaria. Y tienes toda la razón, hay que mantener la dignidad siempre. No dejarse someter por esos tiranos. Creo que en mi caso logré romper con esas inercias cuando las cosas subían de tono. Pero hay muchos compañeros que se acostumbran a los malos tratos.

“Voy a abundar sobre este punto: don Hugo Martínez regañaba, pero no mentaba la madre. Era como un padre de los cuarenta, como una especie de Fernando Soler. Sin embargo, en ese mismo diario hallé mucha neurosis y malos modos, la misma directora o uno de los subdirectores, José Luis Camacho López, ejercían mucho mobbing sobre los subalternos. Yo me convertí en jefe de redacción de El Día a los 27 años y tenía más futuro ahí, pero antes de someterme más renuncié harto de los malos tratos de ese fulano. Llegué al unomásuno, también en la mesa de redacción, donde, por un lado, estaba don Carlos Narváez, todo un caballero, pero, por otro lado, Gonzalo Martínez Maestre, el subdirector que también se la pasaba regañando a la gente. A mí un día me llamaba la atención y me decía que debía meter más fotos (yo editaba las secciones de DF, Justicia y Estados), entonces metía más fotos y, por lógica, sacaba notas; entonces, días después, me regañaba por no meter más notas. Un día, harto, me levanté y le dije que las planas no eran de plástico y, en ese momento, renuncié. Otro ogro en esa redacción, tú lo recordaras, por supuesto, era Huberto Batis (el director del suplemento cultural “Sábado), con quien paradójicamente hice una buena amistad años después, por ahí en los noventa.

Huberto Batis

“Pero la rudeza de la que hablas me persiguió: en la revista Etcétera el caballero y técnico era Raúl Trejo Delarbre, el director, y el rudo Marco Levario, el subdirector, que azotaba puertas. Pero Raúl le vendió la revista y, entonces como director, se volvió más insoportable. A mí me respetaba, hasta que un día perdió el control y me gritó sin razón. Salí de la redacción y al otro día renuncié. Más tarde en El Financiero, donde trabajé siete años, encontré una buena atmósfera, y de ahí salí porque el proyecto de los nuevos dueños no me satisfizo. La rudeza la volví a vivir en El Universal (a donde llegué gracias a una invitación de Rogelio Cárdenas Estandía, hijo del fundador de El Financiero) aunque fue por un corto tiempo, pues al entones director Francisco Santiago (a quien después despidieron) le llené el ojo y comenzó una etapa de respeto y colaboración. Hasta que llegó la crisis y los rudos fueron los dueños, que mandaron a un subordinado de ínfimo nivel a darme la noticia de mi despido. Yo era directivo de esa casa editorial y había levantado tres proyectos en cinco años. Poco importó”.

¿A QUÉ HORA LEE EL REPORTERO?
―LA PRENSA, EN EFECTO, NO ES CORDIAL TIERRA ADENTRO. ¿QUÉ ES ENTONCES ESTE EJERCICIO? O, MEJOR, ¿QUÉ DEBERÍA SER? HOY PARECIERA QUE LOS TUITS LE VAN GANANDO AL PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN. LOS POLÍTICOS MANEJAN SUS AGENDAS EN LAS REDES SOCIALES. ¿LA PRENSA Y SUS PERIODISTAS SE HAN DISMINUIDO? ¿ESTAMOS YA VIVIENDO, ACASO, EL TRIUNFO APLASTANTE DE LA INDUSTRIA MEDIÁTICA, QUE ES DECIR LA VICTORIA DE LO VISIBLE, EN EL APOGEO DE LA LOCUCIÓN, DEL VERBO AMPLIFICADO POR EL MICRÓFONO?

      ―El problema no son sólo los tuits o las redes sociales, donde predomina la legión de idiotas (Umberto Eco, dixit). En muchos medios existe la nociva práctica de la “cuota de notas”. Es decir, el jefe de información envía al reportero a hacer cinco notitas al día. Entonces éste entrevista a quien se le aparezca enfrente y le pregunta una sarta de tonterías, y el entrevistado responde una sarta de tonterías, y los editores publican esas tonterías. La lógica es que los periódicos se tienen que llenar. Se privilegia la cantidad, no la calidad. Un reportero que hace cinco o seis notas al día, ¿a qué hora va a leer?, ¿a qué hora va a escribir algo de largo aliento, una buena crónica, una buena entrevista?, ¿a qué hora va a capacitarse? Lo que se agrava si el propio jefe de información es una persona que no lee, que no escribe bien y, además, ordena cinco notas diarias. Un periódico se llena con planeación, con trabajo, con investigación, con buenas crónicas y reportajes, no con cuota de notas.

En muchos medios existe la nociva práctica de la “cuota de notas”

“Insisto: en el periodismo mexicano hay muchos vicios: uno, es llenar las planas, los espacios, con notitas informativas; otro, es dar todo el vuelo a la declaracionitis y no a la información. Adicionalmente, cuando se llegan a publicar ‘reportajes’ lo que vemos son más bien notas largas con muchos datos duros y bonitas infografías, pero sin contrastes, sin investigación y sin historias. Eso no debe ocurrir: además de datos duros es esencial dar voz, rostro y nombre a los ciudadanos comunes, pues éstos, que deberían ser la prioridad informativa, salen en los medios sólo cuando se ven envueltos en un accidente o en un delito”.

POBREZA EDUCATIVA
―PERO SABEMOS QUE NO TODA LA GENTE DE CALLE TIENE COSAS QUE DECIR, JOSÉ ANTONIO. HABLAS DEL IDEAL PERIODÍSTICO, PERO TÚ MISMO HAS TENIDO QUE REESCRIBIR NOTAS DE PERIODISTAS QUE NO SABEN ESCRIBIR NI LES INTERESA HACERLO BIEN. MÁS DE UNA VEZ CORREGISTE TEXTOS QUE GANARON, MEDIANTE UNA PREVIA INSCRIPCIÓN, PREMIOS NACIONALES DE PERIODISMO. EN LA MAÑANERA, NO SÉ SI A TI TE OCURRA, MIRO Y ESCUCHO A PERIODISTAS QUE NO SABEN PREGUNTAR NI PLANTEAR LAS COSAS, PERO, ESO SÍ, SIEMPRE ENOJADOS. HAS SIDO DIRECTOR DE EL UNIVERSAL QUERÉTARO SIN UNA BOLSA ECONÓMICA PARA COLABORADORES, CON GENTE ENTUSIASTA ACASO NO APTA. MUCHOS JÓVENES ASPIRAN AÚN A TRABAJAR EN LAS TELEVISORAS DONDE LA LIBERTAD EXPRESIVA LA DISPENSAN LOS EMPRESARIOS. HAY “MAESTROS” DEL PERIODISMO EN MÉXICO VISIBLEMENTE CORRUPTOS…

      ―Bueno, aclaro que con darle voz a la gente de calle no me refería a que ellos escriban sino a que los periodistas recojamos buenas historias y las escribamos nosotros. Al respecto, en los equipos de trabajo que formé en El Universal y ahora LaLupa.mx, el portal que dirijo, seleccioné reporteros que tuvieran ese perfil: que supieran investigar, que supieran contar historias. Debo admitir que en El Universal tuve total libertad para hacerlo. No fue un proceso fácil, pues implicó muchas horas de búsqueda, de entrevistas de trabajo, de ensayo y error y, por supuesto, de numerosos despidos de gente que, como dices, no sabía escribir ni le interesaba aprender.

“Al final del día, en El Universal México (con el apoyo de Fabiola Cancino, una excelente coeditora) sí pude conformar un equipo muy sólido de corresponsales e hicimos muy buenos trabajos. Sin embargo, en El Universal Querétaro el proceso fue muy arduo, muy desgastante, y nunca logré algo al 100 por ciento, pues cuando conseguía formar un equipo más o menos deseable no faltaba el compañero que renunciaba ya que en otro medio le ofrecían un salario un poco más alto.

La Mañanera

      “Los bajos salarios de la filial de Querétaro provocaban una rotación endiablada. Entonces era volver a comenzar con las entrevistas de trabajo. En esa parte del proceso era cuando se hacían más evidentes las insuficiencias con las que los chavos salen de la escuela, y que a diario constatamos en La Mañanera. ¡Carajo, se han vuelto dependientes del celular: ya no usan libreta ni bolígrafo! Les explica uno algo sobre el proceso de trabajo y en lugar de poner atención se la pasan viendo el teléfono para ver si ya llegó un nuevo whats.

“Y si bien todas estas carencias parten de una pobre educación universitaria, los dueños de los medios, en lugar de capacitar a sus cuadros, hacen aún más precaria la situación, pues han despedido a la gente con experiencia y ha llenado las redacciones (lo mismo de medios impresos, electrónicos o digitales) con jóvenes con bajísimos salarios y sin experiencia alguna. Son chavos que no investigan, no saben formular una pregunta, no leen, no saben escribir… bueno, ni una coma saben colocar. Es algo que ya no padezco LaLupa.mx, pues los periodistas que colaboran conmigo son personas con capacidad probada.

Luisito Comunica

“Sobre tu pregunta acerca de si los jóvenes frívolos quieren trabajar en la tele, yo no lo creo. Esos chavos y chavas que querían ser López-Dóriga, Loret de Mola o Paola Rojas ahora quieren ser influencers o youtubers en las redes sociales, viajar por el mundo y enriquecerse fácilmente sumando vistas en YouTube, al estilo de Luisito Comunica».

COMPROMISOS INELUDIBLES
―EVIDENTEMENTE YO TAMPOCO ME REFERÍA A LA GENTE DE CALLE QUE SUPIERA ESCRIBIR. ¡HAY PERIODISTAS QUE SE DICEN DE A PIE NO SIÉNDOLO! TAMPOCO ME REFIERO A LOS CUADROS QUE UNO VA FORMANDO, PORQUE ES UNA OBLIGACIÓN DEL BUEN EDITOR FORMAR A A SU GENTE. TAMPOCO, JOSÉ ANTONIO, UNA LARGA EXPERIENCIA O TRAYECTORIA ES SIGNIFICADO DE EJERCER UN BUEN PERIODISMO. VIVIDORES HAY EN TODOS LADOS. TE HABLABA DE CÓMO TÚ REESCRIBÍAS TEXTOS (¡DE GENTE CON EXPERIENCIA!) QUE POSTERIORMENTE GANABAN ALGÚN PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO. SERÍA EL COLMO QUE EN TU PORTAL NO SELECCIONARAS A PERIODISTAS CON GARBO PERIODÍSTICO. LA PREGUNTA NO ES POR QUÉ PRESCINDISTE DE COLABORADORES ENTUSIASTAS NO APTOS, SINO: ¿POR QUÉ CONTABAS CON COLABORADORES NO APTOS? HABLAR DE LA PRENSA ES REMOVER DEMASIADO ESCOZOR…

      ―Claro que en el medio abundan los vividores, los fraudulentos, los corruptos. He conocido a muchos. En El Financiero recuerdo a un reportero que se ufanaba de haber trabajado en el Excélsior de Scherer y luego en el unomásuno. Cuando yo lo conocí tenía más de 30 años en las redacciones nacionales. Por sus antecedentes laborales, en esos dos diarios, pensaba que era un periodista de un gran nivel. Sin embargo, cuando comencé a trabajar en la misma área que él me percate de su falta de rigor en los trabajos que elaboraba y que, además, se firmaba los boletines de la PGR y de la Corte. Era mediocre y flojo. En mi última etapa en ese diario me convertí en su jefe inmediato y lo traté de poner a trabajar sin éxito. Ante la imposibilidad de poderlo correr, pues no había dinero para las liquidaciones, simplemente lo congelé. Comenzó, entonces, a grillarme y a tratar de desprestigiar mi trabajo.

“Sobre los colaboradores no aptos, existen los que tienes que mantener por cuestiones comerciales. En El Universal Querétaro limpié y renové la sección editorial, pero tuve que cargar con tres o cuatro personas que ni aportaban ni sabían escribir (algo que LaLupa.mx ya no ocurre), pero eran miembros de empresas y asociaciones que daban publicidad al diario. Recuerdo que por un convenio de publicidad tuve que aguantar, por una temporada, al dirigente estatal de Antorcha Campesina, una impresentable organización. ¡Imagínate!

Marcha de Antorcha Campesina

“Los otros lastres son amigos que no saben escribir, pero son entrañables o te hicieron un paro en un momento de la vida y sientes que tienes una deuda con ellos. Al final del día, sin embargo, tienes que rehacer sus mamotretos y uno no puede ir por la vida reescribiendo textos malos. Y es que por más que les dices que chequen las correcciones hechas, a la semana siguiente te vuelven a entregar más basura. Eso lo permití en algunas etapas periodísticas anteriores y en los primeros meses de LaLupa, hasta que decidí terminar con ese tipo de relaciones».

LOS CHAYOS
―NO VAYAMOS MÁS LEJOS, CARLOS FUENTES NO ERA PERIODISTA Y APARECÍA COMO TAL, PERO NADIE SE ATREVÍA A CUESTIONARLO. FERNANDO BENÍTEZ SE IRRITABA CUANDO SE TOCABA A ALGUNO DE SUS AMIGOS POLÍTICOS.  JULIO SCHERER GARCÍA PRÁCTICAMENTE LE ROGÓ A GUSTAVO DÍAZ ORDAZ QUE NO LO DEJARA FUERA DE LA NÓMINA. A ESTAS DISCRECIONES ESTÁ ACOSTUMBRADA LA PRENSA MEXICANA, JOSÉ ANTONIO, LA PRÁCTICA DE LA CODICIA ES UNA COSTUMBRE ARRAIGADA…

      ―En diciembre pasado leí El vendedor de silencio, donde Enrique Serna disecciona a Carlos Denegrí, el prototipo de periodista corrupto; sin embargo, Julio Scherer García aparece en esa novela como el periodista puro, lejos de las corruptelas y de los favores políticos, algo no completamente cierto pues, como lo dices, Scherer también tenía su lado B. Creo que el libro es excelente, pero ese blanco y negro lo mancha un poco.

Julio Scherer García

“En mis más de 35 años en el medio he conocido a muchos periodistas y seudoperiodistas corruptos. Desde El Día, donde en la mesa de redacción yo ganaba dos salarios mínimos, pero veía a los reporteros en sus autos de lujo y a los columnistas en sus casas coyoacanenses. Cuando era jefe de redacción en ese periódico el equipo de Comunicación Social del entonces gobernador de Quintana Roo me invitó a su informe de labores. Ingenuamente, asistí. Y, terminando la ceremonia, trataron de entregarme un sobre con dinero (el clásico chayo): lo rechacé, se ofendieron y comenzaron los malos modos. Hubo una comida tras el informe, a la cual ya no me quise quedar. Me fui al aeropuerto de Chetumal y ahí esperé a todos los demás, que no me bajaron de pendejo por no haber aceptado el embute. 

“Otro ejemplo: cuando llegué a El Universal Querétaro me di cuenta que los convenios gubernamentales eran por montos menores a los demás diarios. Cuando investigué las causas, los responsables de los gobiernos me informaron que era porque el anterior director se quedaba con la mitad de ese dinero. Logré recuperar esos recursos para el periódico, y preparé un informe donde denuncié a mi antecesor y pedí un aumento salarial para cuatro o cinco colaboradores de mi equipo pues, como ya te dije, el rezago salarial en la filial de Querétaro era enorme. Mis superiores en la Ciudad de México tomaron las transas del anterior director con ligereza, incluso uno de ellos se rió divertido. Sobre el aumento para mi gente, recibí un rotundo no”.

LA PROLIFERACIÓN DE LOS OPINÓLOGOS
―ESTAMOS YA EN EL UMBRAL DE UNA NUEVA ERA INFORMATIVA. ALGUNOS DIARIOS HAN DEJADO YA DE IMPRIMIRSE EN PAPEL. ESTARÁS DE ACUERDO CONMIGO EN QUE SE AHORRA ECONOMÍA EN LOS PORTALES: LA TECNOLOGÍA HA EMPEZADO A DIFUMINAR AL PAPEL. TÚ MISMO NO PIENSAS YA EN PAPEL, JOSÉ ANTONIO: TRABAJAS EN UN PORTAL, AUNQUE HOY POR LA TARDE ACASO SEAN INAUGURADOS DOS O TRES MÁS POR ELEMENTOS PERIODÍSTICOS. ¡CASI TODOS LOS LOCUTORES DE LA TELEVISIÓN POSEEN UN PORTAL DONDE SIGUEN ACUMULANDO DINERO! ¿ESTAMOS VIVIENDO UNA ÉPOCA DISTINTA, TAL VEZ CON DEMASIADA INFORMACIÓN QUE NO CONDUCE A NINGUNA CERTEZA?

      ―Yo sigo comprando libros en papel, sigo experimentando el placer de quitarles el celofán, de abrirlos y que el olor a tinta invada la atmósfera, el entorno. Pero con relación a los diarios y revistas impresas, claro que hay sentimientos encontrados. Por un lado, hay tristeza y melancolía. Yo comencé a vivir el olor de la tinta desde los 23 años cuando, como ya te comenté, entré al periódico El Día, y ahí estaban las rotativas en el mismo inmueble. También trabajé en unomásunoEl FinancieroEl Universal, y en todos esos medios impresos (lo recordarás) debajo de la redacción estaban las grandes prensas por lo que el aroma a tinta invadía muchos de los espacios.

“Abrir un periódico como el viejo unomásuno, como Le Monde, hojear una revista como el semanario Etcétera o como La Digna Metáfora (que tú creaste y dirigiste), con todos esos cromos de arte que venían de regalo, son experiencias sensoriales, estéticas, que estamos perdiendo. Pero también hay que reconocer que, a querer o no, su desaparición es un proceso irreversible, pues las nuevas generaciones ya no compran medios impresos y los tirajes se están cayendo en todo el mundo. Este periodo de contingencia, en donde distribuir las publicaciones de papel se ha convertido en algo tan complicado, ha venido a dar el tiro de gracia a muchas publicaciones impresas. Te doy un ejemplo: en Querétaro, la filial de El Universal tira 200 ejemplares diarios y la edición tiene 16 páginas (yo la dejé, hace menos de dos años, en un tiro de 3 mil 500 diarios y 38 páginas). En el caso de este periódico, todo se ha convertido es una farsa sólo para presentar los «testigos» a los anunciantes.

“Ahora, por otro lado, como lo señalas, hay ventajas en lo digital. De entrada, es mucho más barato que lo impreso y, además, tiene mucho mejor alcance (nosotros tenemos miles de lectores en Latinoamérica, en España, en Estados Unidos). Y sobre los contenidos, ya no existe esa camisa de fuerza que limita los caracteres de un gran reportaje, de una gran historia.

“Respondiendo a la otra parte de tu pregunta, en el periodismo digital, como ocurre en el impreso, habrá quien proponga, quien haga la agenda, quien elabore contenidos propios de excelencia, pero también quien llene sus espacios sólo con basura: notas clickeras y sensacionalistas, boletines, nota roja o memes. Abundan los pasquines digitales, como abundaron los impresos. Y, claro, decenas de locutores de TV y radio tienen sus portales digitales cuyo único fin es el económico.

“Por otro lado, es cierto: vivimos tiempos paradójicos donde la abundancia de información no necesariamente nos ha convertido en una ciudadanía más reflexiva e informada; por el contrario —en un entorno sumamente polarizado, donde todo es blanco y negro— hoy proliferan los idiotas, los ocurrentes, los opinólogos, los impulsivos”.

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Last modified: 23 noviembre, 2023
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