FOTOS: OSWALDO GARCÍA
Ante la invitación del maestro Juan Carlos Romo, para hablar con sus alumnos sobre poesía y fotografía, recordé un ejercicio de años atrás. Demian Chávez convocó a fotógrafos y poetas para colaborar en una edición especial de Obtura Magazine. El ejercicio consistió en enviar, los escritores, poemas que fueron asignados a fotógrafos para que a partir de ahí, ellos hicieran una imagen o buscaran en sus archivos una foto acorde al texto. Y los fotógrafos enviaron una de sus obras y con ella, los poetas escribiríamos. A mí me tocó trabajar con Oswaldo García, a quien no conocía en ese entonces, y ahora es un gran amigo al que aprecio y respeto. Además de ser fotógrafo (un artista visual completo), Oswaldo es promotor cultural y es co-director de la galería Da Substanz, que se ubica en Plaza de las Américas.
A continuación, comparto el resultado de ese ejercicio. Comienzo con la imagen que recibí de Oswaldo. Una fotografía en blanco y negro, de la cual pensé no podría escribir nada. No entendía bien la imagen y no se trababa de entender, desde la duda comencé a escribir. Y los poemas de El Gozo, fueron los que le llegaron a Oswaldo, nunca he platicado con él de este ejercicio, pero imagino que al recibir mi texto también dijo: ¿Y esto qué es?
¿QUIÉN DICE QUE ESTO ES UNA FOTOGRAFÍA?
Quién olvida sus costillas
en una tierra donde no hay raíces
en un paraje donde la única boca abierta
es la de Dios
el pervertido
el que levanta el polvo si jadea
el que tiene de lengua una piedra
y decir piedra es sólo un pretexto
para que te acuestes a su lado
y en su pecho se desmorone
tu cabeza
¿Quién detiene a quién?
El aire a la tierra
la tierra a la memoria
la memoria a la oscuridad
y la oscuridad
¿a quién?
¿Quién dice que esto es una fotografía?
¿quién es el que tomó la fotografía?
¿quién es el que escribe de la fotografía?
¿quién lee esto y se burla?
Yo no lo sé. Ni quiero saberlo.
EL GOZO
a)
Es esto o comerse una naranja.
aa)
No hay resuello ni constelaciones diminutas, todo es vaporosa caléndula, luminosa veta, círculo de luz exhalando si su ojo traspasa lo líquido, el campo dorado que dentro espora: muchacha espora blanqueciendo sobre su pupila crispada. Y una lánguida caricia aparenta el vello que las horas han crecido.
aaa)
En lo más viejo se destempla. Una lengua lo imagina, una lengua que no presiente. En lo anterior corría a refugiarse bajo el hueso de una silla, como si madre fuera madera, carne que humea a gritos para que nazcan: Ustedes, Nosotros, Ellos. El hueso anterior al hueso, alrededor, debajo del ojo la voz llena de nudos: metal: caballo que se contrae, no sabe aterrizar y choca. Tiempo después fue lo amargo, un sabor a ciegos: demasiada sal. Sangre martajada, manojo de aves gimiendo detrás de la puerta dormida, sus alas cerraduras, su rostro mal cantado no llega a tocar la razón, fricción. Y se contrae.