1
Hace un año, el 21 de febrero de 2020, el sindicato ya establecido en Notimex —el conformado en los tiempos felices, para sus agremiados, del priismo y el panismo, cuando la información se ajustaba a los discursos políticos… ¡al grado de soportar sus periodistas la ausencia de un caso como el de Ayotzinapa, por ejemplo!— decidió levantarse en huelga por lo que consideró un atropello al mirar cómo cada miembro suyo era desmembrado por no acatar las nuevas reglas del juego, acostumbrados —los trabajadores— a jugar sólo el juego por ellos permitido de acuerdo a sus muy particulares intereses privados, realidad que casi ningún otro medio, por no decir todos, ha apreciado guareciéndose, mejor, en el silencio, lo que ha exhibido, a las claras, la falta de mecanismos para instar al debate de la comunicación en el país, que ha brillado por su ausencia—el debate, no el país.
El conflicto, que en un año no ha podido alcanzar una resolución final, habla asimismo del estado actual, latente, del periodismo mexicano, enfrascado sobre todo en dimes y diretes, no en indagaciones verídicas, que ha subrayado, por duodécima vez, la mezquindad en la que está inmersa la profesión periodística. El sindicato de Notimex, por ejemplo, sin medir estaturas ni solvencias ha agraviado e injuriado a la gente que ha llegado a trabajar a la agencia del Estado durante esta administración morenista. Y el conflicto (¡un año sin acuerdos, lo que muestra, acaso como reflejo irrebatible inmediato, el comportamiento inflexible e intransigente de la prensa!) nada más ha venido a exhibir la resonancia facciosa de un medio que podría calificarse de cualquier manera excepto de intolerante, porque, como nunca antes, ahora los periodistas parecen no cavilar sino reaccionar, no entablar disquisiciones sino engullir planteamientos, no razonar sino provocar, no cuestionar sino rebajar, no calibrar sino alterar.
2
El conflicto de Notimex retrata, quizás sin querer, la airada situación de la prensa que por vez primera se siente descobijada económicamente, motivo que ha afectado (desarticulado, sobresaltado) por supuesto a sus íntimos intereses, lo que ha ocasionado una indecible tiranía —por decir lo menos— informativa. El conflicto pareciera inabarcable e inacabable por lo mismo: porque al periodista le interesa su propio entorno, no el ajeno —y mientras no se vea perturbado en su cotidianeidad financiera o laboral, ¿qué podría importarle una pacificación que no lo medra a él?
Yo entré a dirigir la sección cultural de Notimex ya comenzado el mes de julio de 2019. No terminé ni el año cuando, el 8 de junio de 2020, se vino la cancelación absoluta visual de esta agencia de noticias del Estado, cuya ausencia les hace a los periodistas lo que dicen que el viento le hizo a Juárez. Y en este año de larga espera para hallar una solución a esta huelga que grita, con donosura, su abatimiento he encontrado, sólo, bajezas contra mi persona, porque estos insultadores profesionales, en lugar de dirimir sus lamentos, prefieren pasar el tiempo inventándose invectivas contra los que ellos —los iracundos sindicalistas— consideran sus enemigos. Por lo pronto estos 43 miembros descontentos (número que nos recuerda una verdadera catástrofe, para la cual estos huelguistas, acomodados plácidamente en la nómina del Estado, se descubrieron simpatizantes o por lo menos silenciosos, o silenciados, manifestantes del orden establecido al no mostrar ninguna empatía con aquella grotesca desaparición: ¿por qué estos 43 huelguistas no se fueron entonces a la huelga por los 43 estudiantes vejados, tal como se pregunta, con cordura, Mario Bravo Soria?)… Por lo pronto, digo, estos 43 miembros descontentos ya me han endilgado, ingeniosos e ignorantes, como son, un nuevo adjetivo que los ha sometido a una indecible algarabía que, de bote pronto, los ha puesto a darle likes al huelguista anónimo ocurrente al adjudicarme, por mi cabello medianamente largo, el mote de hippie acaso sin saber el significado de esta palabra cuyo entorno central se desarrolla, básicamente, en el planteamiento contestatario de una cultura establecida. No en vano el grande compositor canadiense Neil Young tituló a sus memorias El sueño de un hippie (2012), que por supuesto, y dada la forma insultante en la que parecen querer utilizarla, no han leído ni una sola página, porque de lo contrario se percatarían de la honra de un hippie legítimo, como lo es, orgulloso de serlo, Neil Young. Lo único que logran estos inofensivos sindicalistas es emular, con tibieza, a Fidel Velázquez, aquel patriarca patronal líder eterno de los trabajadores de México (muerto a los 97 años de edad en 1997), quien, por cierto, calificara, para descalificarlos, de jipis a los espectadores de rock, dándose el priista un mortal tiro por la culata porque lo que hizo, en lugar de agraviarlos, fue ensalzarlos. Lo que está haciendo este sindicato, sin saberlo, en mi caso. Estos son los delicados rubores que trae aparejada e impregnada la inconsútil ignorancia.
3
Durante ese poco tiempo escribí diariamente unas cuartetas casuales endecasílabas, que próximamente pienso condensar en un libro. Los sindicalistas de Notimex aseguran —airada, ruidosa, enfáticamente— que yo sólo llegué a estropearles su hermoso trabajo, que no sé de periodismo, que no sé nada de cultura. Que sólo llegué a sacudirles su cómoda inamovilidad periodística.
Lo siento.
Porque a mí también, no se crea, me agobia, bastante, esta situación.
Transmito unas cuantas cuartetas que salieron al aire precisamente entre julio de 2019 y junio de 2020, cuartetas que hoy se hallan enclaustradas, en silencio, hasta cierto modo clausuradas, justamente por esta huelga prácticamente ignorada por la prensa misma, o parcializada informativamente en su largo y trágico proceso.
(Los temas son varios y variados según corría el calendario, pues se publicaba una cuarteta por día, de modo que asumía incluso las festividades con buen ánimo silábico, aunque ahora algunos temas, como el del Muro fronterizo, propuesto por Trump, ya sea (o pareciera), para nuestra fortuna, extemporáneo. Asimismo, hay algunas iniciales reflexiones sobre lo que apenas comenzaba a atosigar a las sociedades con esta indecible pandemia que a todos nos ha trastornado y transformado la vida. Era todo un reto poético, en efecto, asumir —en una cuarteta endecasílaba y rimada— los aconteceres cotidianos. Una práctica cortada de tajo, interrumpida de manera abrupta periodísticamente. Reproduzco, acaso, sólo un 20 por ciento de aquel ejercicio lúdico que empezaba a enfervorizarme escrituralmente en aquella agencia, hoy sepultada por los detractores de su nueva maquinaria informativa.)
4
El olvido de los rencores
Los años pasan de prisa después
de haber cumplido los cincuenta, pues
mueren amigos, se acaban amores
y viene el olvido de los rencores.
Belleza y frialdad
Hermosa se mira en la cama, el pelo
inundando el desnudo pecho. El hielo,
sin embargo, en su corazón anida:
¿no que la sola belleza era vida?
Atentados
No hace daño, amor, lo que no fue en tu año,
se decía, tímidamente, antaño.
Porque hoy nada daña una relación:
se atenta a diario contra un corazón.
Sin huella
Infinidad de mujeres, no amando,
aman, como cientos de hombres, jugando,
ignoran el sentimiento amoroso:
es la entrega un acto de fe borroso.
Tragedia
Espero pacientemente los días,
horas como sucintas cobardías,
núbiles lágrimas, iras de ausencia,
¿no es el amor la tragedia en esencia?
Nuevos lectores
La imprenta de Gutenberg debería
no existir ya, claman nuevos lectores.
La cultura, entonces, entre sectores
de aliento silenciado nacería.
Cosas que se dicen
Los Beatles dijeron: “Yo soy la Morsa”.
Sin leerlo, dicen: “’¿Quién es Vargas Llosa?”
¡O preguntan, cautos, si es bravo el río!
¡Son cosas de las que, mejor, me río!
Antes de
Antes de punto y seguido, la coma.
Antes de cruzar un tache, paloma.
Antes de que caiga la Luna, un beso.
Antes de desnudarte, salgo ileso.
Woodstock
1
Antes de Woodstock, una subcultura
era la juventud para los medios
con su rock como caseros remedios.
A la postre, una industria de la usura.
2
La música entonces fue guía y faro
de una declarada formal cultura.
El rock como una apropiación futura
de ideologías y social amparo.
3
Por vez primera el joven derrumbaba
mitos del conservadurismo puro.
¡Rebeldías con causa contra un muro
que el capitalismo, ja, ya se acaba!
4
Los años pasan, la industria del disco
cede, se deja romper el menisco.
Pero medio siglo después las cosas
se vuelven inciertas en hondas fosas.
5
De nuevo convencen los inducidos
roqueros, los discos desaparecen,
todo es rock, las redes sociales crecen.
¿Dicen que no se van los años idos?
Noticia e ictericia
Con las redes sociales, la noticia
se ha trastornado en severa ictericia:
Twitters de dudosa reputación
en lugar de confiada información.
Ojos de tolerancia
Una agencia de prensa del Estado
debiera lanzar por azar el dado
de la libertad de expresión con ojos
de tolerancia, mas nunca de hinojos.
Sabanas y huertas
Diez celebridades con seguidores
de inducidos climas, adoradores
de susurros y de palabras muertas,
que creen que es lo mismo sabanas y huertas.
Verano
Todo a su debido tiempo. Mañana
será otro día. Me echaré una cana
al aire. Voy a llamarte al siguiente
verano, si es que aún estoy ardiente.
Odio en Texas
Viajar horas para matar en Texas,
como coquetear alzando las cejas.
Así de sencilla es la corta vida,
como el odio en dulces almas anida.
De pueblos originarios
¿Y cuando hablamos de pueblos indígenas
hablamos de condados alienígenas,
de discriminación que nos compete,
de un racismo que usa sin pena el fuete?
La vida por nada
A veces damos la vida por nada:
por una promesa jamás cumplida,
por amar a una dama encadenada,
por recoger la dulce ansia esparcida.
Enriquecimiento
Ningún honrado periodista en México
se ha enriquecido (ni por su buen léxico).
Tendrá que ser amigo de políticos,
hacendarios e intelectuales míticos.
Opinión o reflexión
Hoy, cualquiera puede crear un portal
noticioso: es más fácil que un mortal
propague un cargamento de opinión
que una dosis de sabia reflexión.
Del ronco pecho
En la red, del ronco pecho poético,
se multiplican mil y una opiniones
—porque, sí, lo de menos son los guiones—
sin importar si el trabajo es, o no, ético.
Una costumbre
Lo que cuenta ahora es la impulsividad.
Con las redes, la permisividad
de la opinión se ha vuelto una costumbre,
aunque se cocine la incertidumbre.
De la alta cultura
Si no eres capaz de leer en voz alta
significa entonces que te hace falta
el pudoroso azar donde se asalta
la pétrea alcoba de la cultura alta.
Novela negra
¿Cuando se habla de la novela negra
estamos hablando de brevedades
donde se espanta a personas de edades
diversas que van del niño a la suegra?
Bebidas
1
Si en los bares, en lugar de cerveza,
me hubieran servido frapé con crema
batida (y mero arriba una cereza):
“Parco y sin alcohol”, sería mi lema.
2
Pero como no hay paletas ni helado
en los bares pido, un tanto azorado,
un vodka para pensar, con ternura,
en un frapé al lado de monja y cura.
3
El de las bebidas es un problema
de aquiescencias furtivas en la vida:
¿eludirla arbitrariedad manida
del gozo momentáneo? ¡He ahí el dilema!
4
Dice Ignacio Trejo Fuentes que en vodka
cerrada no entran moscas, como en boca
abierta entran demasiados dislates,
besos nunca dados, mil disparates.
5
—No todo, Roura, son vodkas, cervezas,
menjurjes agridulces con cerezas,
sino también está el agua con chía,
¡mmmmm!—y el catador de orgullo se henchía.
Distanciamientos
Con el paso de los años la gente
querida se va alejando de a poco.
¡Ya el corazón no se pone tan loco
ante una bella Catrina demente!
En el zoológico
En los años setenta, en el zoológico
de Chiapas, un cuestionamiento lógico
resaltaba: ¿cuál era el animal,
de todos, el que propiciaba el mal?
Querencias
1
¿Qué significa extrañar a quien amas?
¡Cuando duermo, sueño en mórbidas camas,
en pedacerías del corazón,
en cinturas ajenas sin sazón!
2
¿Que no pienso en ti, que yo no te quiero?
¡En tu ausencia soy a la izquierda un cero!
¡Nadie roza mi boca abandonada!
¡Soy sin ti sólo una hoguera apagada!
La dictadura del azar
Y si sé que mi palabra la irrita,
¿para qué cortar de la margarita
sus pétalos si el azar, en romances,
dicta las miradas de no me alcances?
Carta íntima
Voy a escribir un íntimo deseo ahora
acaso en una carta ensoñadora:
“Te miro en mis suaves dedos desnuda
en una escena tibiamente muda”.
Fuera del presupuesto
Era asesor de encumbrados políticos.
Socio de empresarios incluso míticos.
Ahora, fuera del sistema, sus críticas
son mordaces mas ciertamente crípticas
Búsqueda imposible
¡Mil años de pesar con el demonio
pueden llevar directo al manicomio!
¡Pero se busca ―fuera el reconcomio―
nada más un discreto matrimonio!
Pares y nones
Me das alojo o me despides, pues
no quiero que al amanecer ―después
de mirarte al espejo― te cuestiones
si el amor se juega a pares y nones.
Muros amorosos
Por no mirar a tiempo mi futuro
dejé que tus brazos en otros brazos
se incendiaran de inútiles abrazos
creando ingratos amores como un muro.
Último día del año
Pasaron trescientos sesenta y cinco
días en los que yo puse fe y ahínco
para poder ser parte de tu vida.
Nadie me levanta de esta caída.
Sin la belleza
Esta vez no me voy a enamorar
de alguien sin alma. Nadie va a morar
de manera superflua en mi cabeza.
¡Al cesto del olvido la belleza!
Amar como Marte
En ocasiones es tan tierna, ¡oh, Diosa!,
como desparpajadamente odiosa.
Yo la amo como Marte, el santo Dios,
para decirle prontamente adiós.
Principio y fin
Dicen que el amor es una locura;
mas, asimismo, que todo lo cura.
Nace en la noche y nos rejuvenece,
pero finaliza cuando amanece.
Día de reyes
He pedido una estatua con tatuajes,
una escultura que diera masajes.
Y he despertado con la boca seca:
me han dejado, a cambio, una inútil beca.
(¡Y del Fonca, por Dios, que no he pedido!
¿Y juntarme con sendos literatos
pa ver quién tira mejor a los patos?
¡Con tales temperancias no me mido!)
Pequeñas diferencias
Notoriamente: alguien que sobresale,
que se hace notar, que libre entra y sale.
Notablemente: alguien capacitado
en ideas, de intelecto bien dotado.
La dificultad de las rimas
Sábado y domingo no tienen rimas
inmediatas, audibles, seductoras.
¿O poner a flamingos en las cimas?
Hay versos que no salen ni en mil horas.
Do you speak espanglish?
Una amiga me pide una cuarteta
en inglés para sopesar mi ingenio.
Así dice, la muy. Me salta el genio
de la hondura: I dont want your square teta!
Simulaciones
1
Es plomero porque echa mucho plomo
a los opositores del patrón.
La plomería es un oficio como
lo es también el arte del buen ladrón.
2
El abogado a los corruptos salva:
los saca de prisión antes del alba.
¿Es justa la abogacía tramando
la defensa del vulgar contrabando?
3
Los líderes sindicales de antaño
se enriquecían a gusto cada año.
Entonces, ¿jugaban los afiliados
al sórdido juego de los aliados?
4
Por bonita funge de reportera
cuando aún no sabe escribir la niña:
mejor sería con la resortera
atinándole a la pera o a la piña.
La exclusión de los varones
Un colectivo femenino exige
que no vayan varones a cubrir
sus manifestaciones. ¿No se rige,
el grupo en la violencia: es sucumbir
ante el patriarcado la cobertura
periodística de un hombre? Apertura,
ciertamente, entonces no hay. Feminismo
no es discriminación, ni breve sismo.
Palabras atemorizantes
Por el uso que se les pueda dar,
hay palabras cuyo significado
atemorizan en su paladar
connotativo: “Ese macho es amado
por una feminista”, por ejemplo,
es inconcebible, aunque ha sucedido.
Otro horror: “sindicato”, protegido
incluso por los que no van al templo
erigido por una muda izquierda
cuando se trata de poner los puntos
del decoro y de la ira grácil juntos.
A veces, la cavilación es lerda.
El bello muro
1
Se levanta el telón: el bello ”muro»
se cae en pedazos, rozagante y puro,
en Mexicali. Lo que vale en dólares
se deshumaniza in the border: ¡órales!
2
Se dice que más de quinientos mil
estadounidenses donaron cientos
de millones de dólares (¡oh, vil
riqueza!) para que soplen los vientos
del odio y de la discriminación:
el “bello” muro fronterizo tiene
que levantarse contra el corazón
mexicano. ¡Y así en paz el gringo cene!
Miedo
1
Se suspendieron por un mes las clases.
No se saben las diferentes fases
del posible contagio: ¡no a los miedos
provocados por demagogia y enredos!
2
Miedo me da por las personas que amo.
Cíclicamente las enfermedades
nuevas irrumpen sin medir edades:
¡que mi gente jamás baje ni un gramo!
3
Una pandemia nos atemoriza,
pero aún más cuando se politiza:
los culpables son nuestros gobernantes,
¡otra cosa hubieran hecho los de antes!
4
“Distancia social”, sugieren los médicos.
“No salir de casa” (sólo los ricos).
¿No respirar en aires colectivos?
¡Pero queremos todos seguir vivos!
5
No quiero darle la espalda a los medios,
sí a la información negra que destilan:
parece que para el mal no hay remedios,
parece que para el bordado no hilan.
6
¡Qué grave lo de la nueva epidemia!
¡No tiene certezas ni la academia!
¿Ponerse de rodillas con paciencia?
¡Abordarla de frente con la ciencia!
Padecimientos
1
¿Quién, entonces, recorta presupuestos
a los científicos (de nobles gestos)
cuando se miran los padecimientos
que derrumban los humanos cimientos?
2
Pandemia no es lo mismo que epidemia,
finalmente: la primera es mundial,
la segunda es normalmente local.
La poca información es como anemia
divulgadora: cincuenta millones
de personas murieron en el mundo
hace un siglo por una gripe. Abundo:
los casos de pandemia, diversiones
no son. En mil novecientos dieciocho
la denominada gripe española
escaló rauda, enfebrecida, sola,
dejando ningún territorio mocho.
(El Coronavirus no es agresivo,
se dice, como aquella enfermedad.
Que no es, con fortuna, tan abrasivo.
Que nos tenga, ojalá así sea, piedad.)
3
Que los magnates provocan la furia
del padecimiento. Y la gente lo cree.
Si proviene de la romana curia,
de igual modo en las redes la gente lee
mil informaciones que la mantiene
alerta, asustada, provocadora.
Con el Jesús en la boca va y viene
presagiando, débil, la final hora.
4
No existían, con el Sida, las redes
sociales, ni en los tiempos de la influenza.
La tecnología, cosas veredes,
no distiende el ánimo sino tensa
la noticia; no la esclarece sino
la fragmenta, la reduce, la aumenta.
La información es discutible. Y no
son así las cosas. ¿La prensa en venta?
Fatal augurio
1
Me dicen que la gente por las redes,
y no por el gobierno, se ha enterado
del Coronavirus. “¿No retrocedes
periodísticamente en el reinado
de la información, entonces?”, pregunta,
un conocido, escéptico, presunta
y ardorosamente con inocencia.
¡Impregna filo a veces la decencia!
2
Desde Grecia me dicen que tardía
ha sido nuestra reacción ante el virus.
Porque, en contraste con el marzo de idus,
el vaticinio es fatal cada día.
Desinformación
—Con la influenza se emitían programas
radiales sobre el tema —me recuerda—;
no se trata de ponerse piyamas
para esperar a que el virus nos muerda,
por eso uno busca la información
en la red, porque nadie dice nada
(quedemos abrazos como atención,
sólo)—me dice, molesta, aterrada.
La batalla contra Francia en 1862
Cuatro meses después de la victoria
(y las armas “se han cubierto de gloria”),
murió a los treinta y tres años Ignacio
Zaragoza de tifus. ¿Fue el espacio
de insalubridad en campos de guerra?
La derrota francesa no fue farra
para el general: el 5 de mayo
para él no cantó con holgura el gallo.
Encierro
1
¿Pero cuántos días llevo encerrado
sin contemplar un monumental busto
de una escultura de barro moldeado
por un artesano exquisito y justo?
2
Tanta imposibilidad he pensado
ahora en mi encierro que me he enamorado
―mientras miro el tejido de una araña―
de una mujer ruda, insensible y huraña.
3
Un sueño recurrente en la pandemia:
ella inesperadamente me premia
con dos besos sensuales en la boca…
¡es la reina de ajedrez que me enroca!
Poderoso caballero es Don…
Catorce mil dólares gana Messi
cada hora. Y se niega a pagar impuestos.
Un locutor de Azteca, sin arrestos
noticiosos, es amigo del presi.
En este mundo todos son amigos
de los que les sobra el dinero. Abrigos
da el acaudalamiento sin mirar
los corazones. Con saber driblar
un balón basta para callar bocas.
Porque el dinero habla solo. Y son pocas
las oportunidades de tenerlo.
¡Y nadie quiere al destino torcerlo!
Donde sopla el viento…
El locutor de Azteca, finalmente,
al doctor que él había disminuido
lo entrevista en charla sin contenido.
Aquí no hubo ojo por ojo, ni diente…
sino un transparente consentimiento
al funcionamiento televisivo.
Aquí no cabe ningún adjetivo:
la prensa corre donde sopla el viento.
Confinamiento
1
“Mis abuelitos están en peligro
de extinción”, me dice una niña hermosa.
La frase cae como pesada losa.
¿Certeza sabia? Yo a otra parte emigro.
2
Jamás pensé vivir una pandemia,
pero voy a sacar provecho de ello:
crearé en casa una particular bohemia
con un trío de piano, flauta y cello.
3
Propondré jugar a las cebollitas
o a las escondidas. Si ella se niega,
pasaremos a la gallina ciega.
O, ¿por qué no?, a las invidentes citas…
Aislamiento
1
Frente al espejo me pregunto: ¿soy
yo el mismo de ayer, el que está siendo hoy,
el que será mañana, el que no mira
las cosas ya sin ironía ni ira?
2
Pude haber querido a esa mujer que odia
mis letras, que tuviera yo en custodia
a las buenas musas con digno trato.
¿Pero es posible amar bajo contrato?
3
¿Cuánto tiempo puedo conmigo mismo
estar a solas sin causar un sismo
a mis nostalgias, huellas y recuerdos?
¡Los días, como besos, pasan lerdos!
Periodismo de investigación
1
Periodismo de investigación hasta
el reportero de segunda clase
lo hace suyo en el momento en que nace.
(¡Vaya, el corrupto cómo se las gasta!)
2
Si en el programa de Pati Chapoy
se subraya que es de investigación,
¡espérenme tantito que me voy
a unir a la prensa del corazón!
3
Dimes y diretes como noticias,
especulaciones que son albricias,
los rumores como una certidumbre,
el chisme como aceptada costumbre.
4
¿Puede armarse con dato incomprobable
una noticia dada por certeza?
Sí: hoy toda especulación es probable,
como el tronco del árbol se endereza.
5
Es extraño escuchar a periodistas
denostar a quienes no les conceden
voz por atender a los que no ceden
en sus privilegios sin dejar pistas.
Escandaleras mediáticas
1
Siempre hay dinero en contiendas políticas,
pero nunca se dejan digitales
huellas ni orientadas pistas en tales
asuntos de ebulliciones mefíticas.
2
Los medios estaban acostumbrados
al mimo y al apapacho del Estado.
Incluso unos se sentían atados,
pero, caray, ninguno era olvidado.
Era negocio, entonces (y del bueno),
intervenir en asuntos mediáticos.
¿Quiénes se mostraban, por Dios, apáticos?
No convenía poner ningún freno
a las indicaciones monetarias.
Los mediadores siempre por dinero
se han guiado: ¿tiene duda el caballero
que no se canten a tiempo las arias?
Colmillo cultural
Un intelectual no es forzosamente
una persona solidaria y noble.
Con su visión severa, como un roble,
domina el orbe con su parcial lente
de aumento que detecta a los amigos
—incluso de mezquindades testigos—
que ha mundanamente seleccionado
para ser una y otra vez compensado.
Egos rebosados
1
Creo en la gente que dialoga, no en la
que solamente habla para sí. Denla
por aceptada, a ésta, en el solipsismo.
Con las palabras creo, ¡ay!, hasta en mí mismo.
2
¿Por qué no se pregunta a un periodista
descontento si ha hecho bien su labor
periodística antes de hacer la lista
incriminatoria, ¡ay!, a su favor?
Si hubiera…
1
Si yo le hubiera robado dos besos
o la habría perdido de inmediato
o la tuviera encima a cada rato.
¿Para qué forzar, por Dios, los excesos?
2
Si hubiera aceptado el sobre amarillo,
viviera hoy rodeado de puro grillo,
influyendo a gente desprevenida,
de la codicia atenida (¿aterida?).
Neorrealismos
1
Quizás durante este confinamiento
haya perdido ya casi cien kilos
para aislarme de los agudos filos
cortantes que pululan en el viento.
2
Durante el encierro varias lecciones
hubo de un nuevo ejercicio de prensa:
la muchedumbre es, ahora, la que piensa
por ti mientras te hundes en tus ficciones.
3
El encierro se llevó no sé cuántos
años de mi vida, como suspiros
en pecho ajeno, como cuatro tiros
de amores bajo ensangrentados mantos.
4
En definitiva, no soy el mismo
de antes: ahora no creo en la otra palabra,
en la que gentilmente decía: “Abra
usted la puerta y arrójese al abismo”.
Nueva normalidad
1
Mira, cielo, el cielo ya no es azul
como era antes sino de áspero tul
que produce un calor irrenunciable
al contagio efímero, irrecordable.
2
No soy yo, no, sino otro, el que camina;
alguien distinto a mí, incluso en el rostro:
¡ante una belleza ya no me postro!,
¡y paso sin mirar una cantina!
3
Hacia la derecha anda el izquierdista.
El derechista rumbo a la derecha.
El iconoclasta, vuelto nihilista.
Y una mujer me da cita sin fecha.
4
Las ciudades, decía José Alfredo,
cambian las costumbres, pero también
los amores y los credos. Es bien
sabido que un beso produce miedo.
5
Innumerables amigos se han muerto
en esta sesión de confinamiento.
No sé si mi vida es de largo aliento,
porque la Muerte es, sí, un resquemor cierto.