Según la RAE, se entiende por personalidad como “la diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra”. No obstante, desde mi experiencia personal, en muchas ocasiones la misma sociedad y los familiares crean una etiqueta que define quién eres, cómo te debes de comportar y cuál es el éxito que conseguirás.
Cuando alguien es etiquetado como una persona “extrovertida o introvertida” va a acabar definiendo su tipo de personalidad y las acciones que va a poder o no realizar. Entiendo que yo fui considerado “introvertido” por mis compañeros y yo mismo me creí esa historia durante una década, lo que determinó que evitara las experiencias de hablar en público o los exámenes orales en la preparatoria y en la universidad.
Por lo que cuando una persona cree que al ser más tímida que el resto no va a poder hacerlo, eso sólo hace que limite su potencial y su crecimiento. Siendo la opción más sencilla, abandonar o evitar bajo cualquier circunstancia una actividad que tenga que ver con hablar en público. Mientras que, si a esa misma persona le hubieran ayudado desde joven a desarrollar sus habilidades comunicativas, hubiera acabado siendo una persona más carismática y con menos etiquetas.
Otro problema que se observa es cuando una persona cree que su personalidad no se pueda cambiar, dado que así nació, pero eso sólo es un mito más. Pongamos el ejemplo de una persona que decide salir de su ciudad e irse de viaje por una larga temporada, cuando regresa, no tiene la misma perspectiva, ni tampoco comparte la misma visión y posiblemente su manera de pensar sea muy distinta, lo que hace que su personalidad sea completamente diferente de cuando decidió salir de su ciudad natal.
La motivación que tiene una persona que decide ponerse en forma y bajar de peso, hará que compre ropa de deporte y se inscriba en un gimnasio, virtual o físico. No obstante, pasados unos días posiblemente buscará excusas para no seguir con la actividad, dado elementos externos como el trabajo o internos como preferir terminar su episodio favorito. Y el asunto aquí está en que una persona requiere de un propósito que le mantenga motivado a conseguir el objetivo que se marcó para poder llegar al estado deseado y no abandonar en el camino.
Muchas personas se engañan a ellos mismos diciendo “cinco minutos más”, lo que lleva a que se demoren horas, días o meses. Y una solución que he compartido con los asistentes a mis conferencias es la técnica de los 5 segundos. Si algo quieres hacer, tienes cinco segundos para levantarte de la silla y ponerte con ello.
Y recuerda: “Hoy es el mejor día para tomar acción, vivir una vida más feliz y ayudar a otras personas”.