El 23 de abril se festeja al libro. Felicidades libros y también felicidades a los amantes de ellos.
Un libro es un compendio de páginas en donde se congregan ideas, pensamientos, emociones, imágenes y ficciones. Hay libros de todo tipo, formato, tamaño y temas. Libros de literatura, religión, yoga, comida y autoayuda. Libros que sirven de inspiración para crear música, pintura, un montaje teatral. Novelas que son llevadas del impreso al cine. Pero también hay películas que son llevadas al libro. Y ese tipo de ejemplares son uno de mis grandes delirios.
Generalmente se publican los guiones de películas en formato de libro, como una herramienta para los estudiantes de cine, para conocer la estructura del documento que luego se convirtió en imagen en movimiento, los diálogos y acotaciones del director y guionista. Y para los cinéfilos y coleccionistas, dichos libros resultan ser joyas.
Hay libros de dramaturgia (sí el teatro también se lee); el texto dramático tiene por destino un camino que deriva en la escena teatral, entonces como libro tiene la misión de llegar a actores y directores interesados en el montaje, en el caso del libro de un guion cinematográfico, este documento ya cumplió su destino antes de llegar a la imprenta. Aunque no es desconocido que se han hecho adaptaciones del cine al teatro. Pero no todas las películas tienen su libro, es decir una publicación disponible a toda persona.
Tengo en mi colección de libros una serie de guiones cinematográficos. Hoy sólo mencionaré tres.
En primer lugar, el libro de El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro, publicado por el sello Ocho y Medio, una editorial española especialista en el tema. El libro, mi libro, es la primera edición publicada en octubre del 2006, y yo lo compré a mediados del 2007, por encargo a una librería. Mi ejemplar viajó desde Madrid hasta Guadalajara y de ahí a Querétaro. Recuerdo que me llamaron para ir a recoger mi pedido, luego de tres meses de espera, pues si hoy en día aún es complejo el envío internacional, en el 2007 lo era aún más.
Cuando llegué con mi ticket, ya pagado, para solicitar mi pedido, el joven librero que vio el libro con el nombre de Guillermo del Toro en la portada se deslumbró y me ofreció comprarlo al doble de lo que costaba, pues dijo que sólo habían llegado a México cinco ejemplares y desconocía si iban a llegar más.
Mi respuesta fue: Aleja tus manos de mi libro…
No, en realidad sólo le dije: no puedo, es para un regalo.
Claro, un regalo para mí.
El libro tiene el prólogo de Alejandro González Iñárritu, el guion cinematográfico de Guillermo del Toro, fotografías del detrás de cámara, detalles de la filmación y en sí, la génesis de la historia, con fotos de las libretas en donde Guillermo dibujó la esencia de su fantasía, personajes y criaturas. El libro sí es una joya.
Otro libro que conservo es el guion de Guillermo Arriaga, de la película Amores perros. Tal cual sólo es el guion, pero es tan fascinante que te lleva de vuelta a la película, una vez me puse a verla con el libro en la mano y página a página seguí la imagen en movimiento. Cuando Arriaga vino a Querétaro, invitado por el Hay Festival, aproveché el momento para pedirle que me autografiara el libro, la dedicatoria dice:
Rocío, espero que la vida te traiga siempre Amores Perros.
Mi tercer libro favorito lleva el nombre de La vida es bella, una película escrita por Roberto Benigni y Vincenzo Cerami. El libro también presenta el guion tal cual, con algunas (muy pocas) fotografías de la película.
Este libro lo encontré en una librería de viejo y es mío porque pagué por él 35 pesos. Leerlo es volver a la película y las tantas emociones que despierta este himno a la vida.
Me encantaría tener una colección de libros de películas más grande, completarla con su DVD y por supuesto con el disco de la banda sonora. Pero vamos poco a poco, como se ve en el cine, escena por escena.
