La idea que tienen en las filas del morenismo sobre ejercer el poder ha sido claramente ejemplificada en el transcurso de la semana pasada. Hechos concretos protagonizados por militantes o adherentes de Morena nos dejan en claro el significado que tiene para ellas y ellos.
PORQUE SERÉ GOBERNADOR
Ejercer el poder es tocar las nalgas de tu compañera de partido, negar que lo hiciste, someterla y evitar que te denuncie —so pena de quedar fuera del reparto de ese poder— y que nadie, absolutamente nadie de tus compinches de partido o, peor aún, de las mujeres y específicamente de las mujeres feministas de Morena, levanten la voz, digan algo, se quejen o ya, por lo menos, que sean solidarias con la candidata que fue ofendida.
Ejercer el poder es, pues, impunidad y caradura para negar lo que es innegable.
La “cereza en el pastel”, lamentablemente, la puso precisamente la referida candidata de Morena a la presidencia municipal de Juchipila, Zacatecas, al tener que salir públicamente a defender a su agresor, David Monreal Ávila y hasta decir que ha sido muy respetuoso con ella.
David es hermano de Ricardo Monreal Ávila, un expriista, experredista y ahora morenista y Senador de la República que mayor liderazgo ejerce en su partido y que es de los más cercanos al presidente López Obrador.
Si la candidata se quejaba, refería el acoso o procedía legalmente, ya sabemos cuál sería su destino.
UN POBLANO IGUALITO
También la semana pasada nos enteramos de la “joyita” de comportamiento del diputado federal, también de Morena, Benjamín Huerta (que pretendía ser reelecto en el cargo).
Fue acusado por un adolescente de 15 años de edad, de pretender abusar sexualmente de él.
El morenista lo negó y dijo públicamente que era una mentira. Sin embargo, horas después se difundió un audio en el que se escucha al diputado hablar con la mamá del ofendido; con la voz quebrada, el legislador le suplica que no lo perjudique y le ofrece dinero para que retire la denuncia en su contra.
El diputado terminó por renunciar a su aspiración de ser reelecto.
EL CLÁSICO EJEMPLO DE FÉLIX
Muy parecido a David Monreal es el todavía excandidato de Morena a gobernador del estado de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, quien además de tener al menos un proceso penal en investigación por el delito de violación, le ha dado por ponerse violento y amenazar.
Ya señaló al presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdoba, a quien advirtió que podría ir a su domicilio particular, acompañado de una turba de seguidores morenistas.
La misma amenaza lanzó contra el también consejero, Ciro Murayama y, para rematar, advirtió: si no me devuelven la candidatura a gobernador, no habrá elecciones en el estado de Guerrero.
Y por cierto, al igual que David Monreal y que Benjamín Huerta, ha negado todo e incluso llegó a afirmar que las acusaciones por violación en su contra, forman parte de un complot.
¿TÚ TAMBIÉN, ARTURO?
Y cuando pensábamos que lo habíamos visto todo, que ya conocíamos todo el estuche de artimañas de quienes dicen que van a transformar al país, brinca al escenario el queretano Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Porque tiene el poder y así lo ejerce, el presidente López dispuso proponer al Poder Legislativo que aprobara que Arturo Zaldívar extendiera dos años más su periodo como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a pesar de que la constitución mexicana establece que ese cargo se ejerce por cuatro años y no por seis.
Con la orden o disposición presidencial, los diputados y senadores morenistas aprobaron extender su periodo, sin importarles qué dice la Constitución.
Pensé que Arturo Zaldívar iba a decir que no, que no aceptaba la medida porque era inconstitucional. En lugar de eso, el magistrado comentó —por escrito— que se atendrá a lo que decida la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la que él es presidente. O sea, juez y parte.
COLOFÓN
¿Esa es la cuarta transformación que prometieron?