La semana pasada, al interior del Seminario de Formación Internacional Clínica social y psicoanálisis: los efectos traumáticos de la violencia social, organizado por el Centro de Investigación Interdisciplinario de la Ciudad de México en colaboración con el grupo Ludens dirigido por la Dra. Lilia Nieto, me permití presentar la conferencia: Un hombre con recursos: El caso Goyo Cárdenas.
En dicha conferencia, inicialmente, desarrollamos, siguiendo los estudios que desde los años 40 del siglo pasado se han realizado al respecto, el caso clínico de uno de los primeros feminicidas de México, el famoso Gregorio –Goyo— Cárdenas Hernández.
Dicho caso, al cual Monsiváis[1] denominó “El caso del siglo” a causa del impacto que tuvo en la sociedad de la capital mexicana, nos permitió estudiar no sólo la naturaleza de ese delito en particular, sino sus derivaciones hacia la criminología en general.
En particular, nos permitió presentar las tesis de la denominada “Nueva criminología”, esa que el catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Rotterdam, Louk Hulsman (Kerkrade, Holanda, 1923 -Dordrecht, Holanda, 2009) desarrolló a mediados del siglo pasado y que Michel Foucault resume en su La vida de los hombres infames (1993):
[SEGÚN HULSMAN] “EL SISTEMA PENAL CREA AL DELINCUENTE; EN LÍNEAS GENERALES (EL SISTEMA PENAL) SE HA MOSTRADO INCAPAZ PARA REALIZAR LAS FINALIDADES SOCIALES PARA LAS QUE ESTABA DESTINADO; TODA REFORMA ES ILUSORIA; LA ÚNICA SOLUCIÓN COHERENTE ES ABOLIRLO.” [HULSMAN] “PROPONE, EN CONSECUENCIA, DESCRIMINALIZAR LA MAYOR PARTE DE LOS ACTOS Y COMPORTAMIENTOS QUE LA LEY CONVIERTE EN CRÍMENES O DELITOS, Y SUSTITUIR EL CONCEPTO DE CRIMEN POR EL DE “SITUACIÓN PROBLEMA”. EN LUGAR DE CASTIGAR O ESTIGMATIZAR, SE TRATARÍA DE INTENTAR SOLUCIONAR LOS CONFLICTOS POR VÍAS DE CONCILIACIÓN NO JUDICIALES. HABRÍA QUE CONTEMPLAR LAS INFRACCIONES COMO SI FUERAN RIESGOS SOCIALES, CON LO CUAL LO ESENCIAL SERÍA LA INDEMNIZACIÓN DE LAS VÍCTIMAS. LA INTERVENCIÓN DEL APARATO JUDICIAL QUEDARÍA ASÍ RESERVADA A LOS ASUNTOS GRAVES O, EN ÚLTIMA INSTANCIA, PARA AQUELLOS CASOS EN QUE FRACASEN LOS INTENTOS DE CONCILIACIÓN O LAS SOLUCIONES DEL DERECHO CIVIL”. [2]
Para Hulsman, el sistema penal moderno es un absoluto sinsentido y propuso, directamente, abolirlo.
Dado que afirma que no existen “crímenes” sino “situaciones problema”, de las cuales todos somos corresponsables, entonces para poder curar o rehabilitar a los criminales deberíamos antes curar a la sociedad que los produjo.
Tal tesis nos hace mucho sentido. Es la sociedad anómica (Durkheim) actual, cargada de envidias, corrupción, nepotismo, desigualdad e impunidad, la que ocasiona el malestar social que deriva en los crímenes que ocurren cotidianamente.
Según Hulsman, si se mejoran significativamente las condiciones vitales de una sociedad —mediante instituciones justas, responsables y comprometidas con el bien común— se puede producir una sociedad verdaderamente humana que respete y valore a todos y cada uno de sus integrantes, que conduzca a la solidaridad y el bienestar. Y cuando lleguen a ocurrir crímenes —es decir, “situaciones problema” nunca lo olvidemos— estás podrán ser resueltas mediante el diálogo, mediante “juicios orales” e interacciones directas entre los integrantes de la sociedad, tal y como propone la moderna “justicia restaurativa”.
En una sociedad así los crímenes descienden y las cárceles se vacían, un fenómeno que, precisamente, está ocurriendo en la Holanda de nuestros días … ¿algún día se encaminará nuestra lastimada nación mexicana en esa dirección? [3]
[1]Monsiváis, Carlos (1994). Los mil y un velorios, México: Alianza Editorial/CNCA.
[2] Foucault, M., “¿A qué llamamos castigar?”, en La vida de los hombres infames, 1993, pp. 224-225.
[3] Cfr. el ensayo de Lucy Ash (2016):La insólita crisis de Holanda: la escasez de delincuentes, BBC Mundo. Recuperado 30.04.2021:https://www.bbc.com/mundo/noticias-37950889