HISTORIA: BRAULIO CABRERA/LALUPA.MX
La maternidad, en muchas ocasiones, implica dejar a un lado planes, proyectos o sueños para cultivar e impulsar los de alguien más. Ser madre es, para fines prácticos, el nacimiento de dos personas nuevas.
“Yo tengo dos carreras —diseño y administración— y llegué a tener buenos puestos. Cuando nació mi hija, dejé de trabajar para dedicarme a ella y jamás me he arrepentido de esa decisión” cuenta Wanda Valdez, propietaria de ¡Hay Fiesta!
13 años después, a través del programa “Con Ellas Hacemos la Diferencia” del municipio de Querétaro y con el apoyo de su hija y su esposo, Wanda ha decidido emprender su propio negocio de alimentos para eventos infantiles, comenzando una nueva etapa en su vida.
“Mi experiencia como mamá me preparó para este nuevo proyecto: cuido la calidad de los ingredientes y la preparación de los alimentos —como si fueran para mi hija—y entiendo lo que los papás buscan al organizar una fiesta, porque he estado ahí”, asegura.
¡Hay Fiesta! ofrece dos servicios: la renta del mobiliario y la preparación de alimentos para eventos. La pizza y el pastel son sus especialidades, pues la certificación en repostería que realizó en la segunda etapa del programa “Con Ellas” (como le dicen de cariño), le ayudó a dominar su elaboración.
“El programa superó mis expectativas. No son sólo capacitaciones, desde el primer momento recibes cursos de informática, finanzas, inteligencia emocional, y empoderamiento de la mujer; también hay asesoría nutricional, activación física y un círculo de mujeres; incluso, para las que lo soliciten, hay clases de inglés y de manejo”, cuenta Wanda.
A través de “Con Ellas Hacemos la Diferencia” mujeres del municipio —sin importar su edad— pueden certificarse en 11 actividades distintas, entre las que destacan mecánica, estilismo, repostería, carpintería, o preparación de alimentos y bebidas.
Después de tres meses de talleres y actividades, además de ofrecer una constancia del ICATEQ, el programa concluye con una bolsa de trabajo, o un concurso para impulsar los proyectos productivos de las beneficiarias, en caso de que deseen emprender.
“Llevo dos meses con el negocio y me he visto en varias encrucijadas, por ejemplo, la caja donde entrego los alimentos; las opciones que encontraba eran caras o no me funcionaban. Pero recuerdo lo que he aprendido y me digo . Creo que eso es empoderarte: es recuperar las herramientas que una ya tiene, conocerse, recuperarse”, comenta.
Wanda cuenta que, aunque durante el programa su hija llegó a bromear cuando no le iba tan bien en algún examen, siempre la apoyó; incluso recordándole cuando olvidaba entregar tareas o haciendo algunas clases con ella.
“Aprendí que estar bien es una cascada, si yo estoy bien, los demás también. Perseguir mis ideas y sueños es la mejor forma de inculcarle a mi hija que haga lo mismo conforme crezca”, agrega.
Hoy, Wanda es una de las capacitadoras de la tercera generación de “Con Ellas” y está comprometida con transmitirle a otras mujeres su conocimiento y experiencia. En su opinión, el programa no sólo debería mantenerse en las siguientes administraciones, sino que debería extenderse a otros municipios, incluso a nivel estatal.