HISTORIA: ANA MARÍA RESÉNDIZ/LALUPA.MX
FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX
Ni las faltas en la cancha ni los obstáculos que la vida impidieron que Érica García Feria sacara adelante el proyecto “Plan Libélula”, la primera liga de futbol femenil registrada ante la Federación Mexicana de Fútbol (Femexfut) y avalada por la Asociación de Futbol del Estado de Querétaro; y que, asegura a lalupa.mx, la rescató como mujer al encontrar en ella la libertad financiera.
Érica estudió Artes Visuales con especialidad en Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), donde fue titular de la selección de futbol femenil, deporte del que quedó “prendida”. Su papá y sus tíos fueron futbolistas profesionales de las fuerzas básicas de equipos como el Atlas y el América: “El amor por el futbol lo traigo en la sangre”, subraya esta emprendedora, quien pese a que desde pequeña practicó diversos deportes y actividades físicas como básquet, ballet y hawaiano, es el futbol el que más satisfacciones le ha dado.
Cuando egresó de la universidad no dejó de practicar. Posteriormente, tomó un curso de transformación que le cambió la forma de ver la vida.
“Seguí jugando futbol, haciendo mi carrera y preparándome y en una de esas cuando terminó un partido salí muy frustrada, porque el arbitraje que mandaban al futbol femenil, por lo regular, no era muy profesional. Salí enojada y dije: tengo que hacer algo, porque no es posible que al futbol femenil no lo estén tomando en serio, ni siquiera una liga organizada hay”, apuntó.
En 2017, después de saber que la Liga MX Femenil iba a iniciar, se dio a la tarea empezar su proyecto con el objetivo de enseñar a las niñas herramientas emocionales y valores como responsabilidad, disciplina y honestidad por medio del deporte, para aplicarlo a diversos ámbitos de la vida cotidiana como la escuela, la familia y, posteriormente, con la pareja o en el trabajo.
“Cuando comienzas a hacerte responsable de ti misma y de ver muchas cosas en ti de las que tienes control, cambiar la mentalidad, ser positiva, indicadores muy básicos que los niños deben aprender, tu entorno se transforma en algo totalmente diferente. Sigues creciendo con tus padres, pero ves tu entorno desde una perspectiva diferente, donde tú tomas decisiones, sabes las consecuencias y eliges lo que quieres y lo que no”, dice.
Érica se encontró con diversas dificultades para desarrollar su proyecto, una de ellas fue el rezago de la mujer en todos los ámbitos. Le fue difícil introducirse en la organización de una liga pues, relata, al presentarse como directora de una liga de futbol femenil no la tomaban en serio: “(los hombres) Creen que no sabes o que puedes tener muchas fallas”.
Todos los entrenadores eran hombres y al momento de buscar espacios deportivos, tanto a nivel municipal como estatal, le otorgaban los que no utilizaban los varones. “Era como: ven mañana, no tenemos espacio para ti más que muy temprano de 7:00 a 8:00 o muy tarde de 7:00 a 9:00 de la noche. Los espacios para el deporte femenil, sobre todo del futbol, son los espacios libres que no ocupan los hombres, apunta.
Gracias a su trabajo y persistencia empezaron a voltear a verla, y su liga se convirtió en un parteaguas en el futbol en Querétaro. Anteriormente había tres o cuatro ligas femeniles informales, y Plan Libélula llego a tener la participación de 12 equipos, algunos provenientes de San Juan del Río y Tequisquiapan.
Con el paso del tiempo ha tenido un reconocimiento por parte de su papá y de su mamá por algo que nunca esperaban de ella e incluso cuestionaban, asegura. De esta forma, contribuyó en el rezago generacional respecto a las mujeres en el deporte o la organización de éste: “Fue una alegría para mí saber qué hago las cosas bien y ellos lo están valorando”, añade.
Érica menciona que el deporte la cobijó, le ha dado convivencias, aprendizaje y viajes. Plan Libélula fue un reto que la hizo sentirse muy agradecida y contenta, que le hizo voltearse a ver a sí misma de una manera totalmente diferente, reafirmar su liderazgo no sólo en el deporte y darse cuenta que tiene habilidades que no conocía de sí misma. Ahora les es más fácil fijarse un objetivo nuevo, dominar los aprendizajes y enfrentar los retos que se presentan para lograrlo.
“Me ha hecho crecer como persona, como mujer también. El deporte es un parteaguas para que las mujeres generen cosas diferentes en su vida, a mí el deporte me ayudó mucho. Pero también tengo que reconocer que no cualquiera lo hace, he sido muy necia, testaruda o perseverante, de que estoy duro y dale, y creo que eso me ha ayudado a lograr los retos que me han puesto. A lo mejor no me hice millonaria, pero sí empecé a ver en mí que puedo hacer algo por mí misma, no depender de que alguien me dé su quincena”, refirió.
«CON ELLAS HACEMOS LA DIFERENCIA DEBE SER PERMANENTE»
La liga dejó de funcionar con la llegada de la pandemia de Covid-19 a la entidad, pues se restringieron los espacios por medidas de seguridad sanitaria, sin embargo, Érica se convirtió en beneficiaria de la primera generación de “Con Ellas Hacemos la Diferencia”, lo que la llevó a estar a cargo de las siguientes generaciones de ese programa en la delegación Félix Osores Sotomayor y aplicar el Plan Libélula en esta política pública que, entre otras cosas, incluye activación física para las mujeres.
“A principios de mazo de 2020 comenzó el programa «Con Ellas Hacemos la Diferencia», puesto en marcha por el municipio de Querétaro, donde me fui involucrando para todo lo del deporte y acabé metiéndome de lleno. Es Plan Libélula pero llevado a la vida de las mujeres, es muy parecido, muy similar. No me fue tan difícil dejar mi proyecto por el programa porque se prestó para adaptarlo por la pandemia”, indica.
Comenta que acudió al programa por invitación de una amiga de su cuñado, donde participó como beneficiaria de marzo a junio de 2020 y tomó cursos de autoestima, autoconocimiento y crecimiento personal, así como capacitaciones y talleres. Es en junio cuando le indican que será beneficiaria fundadora para capacitar a las siguientes generaciones.
Érika considera que es necesario impulsar más programas como éste. “Con Ellas Hacemos la Diferencia” debe ser instaurado en cada espacio del municipio como Casas de Cultura, Centros de Desarrollo Comunitario y Unidades Deportivas.
Hace énfasis en que debe convertirse en un programa permanente y que toda mujer «debe pasar por ahí sí o sí. No importa que sea profesionistas, ama de casa, empleada. Sobre todo por la parte de autogestión emocional porque ayuda mucho. Yo logré ver el cambio de las mujeres que me tocó coordinar de cuando entraban a cuando salían. No tiene que ver con ningún partido. Debe ser algo primordial en la vida de las personas, como el derecho a la canasta básica”, destaca.
Asegura que las mujeres son parte fundamental de la familia. Como mamás, hermanas, tías o desde cualquier papel, deben tener los conocimientos transmitidos en el programa para apoyar a las nuevas generaciones de niñas y adolescentes, para que la sociedad tenga una verdadera transformación.
Afirma que el apoyo para emprendimiento otorgado en «Con Ellas Hacemos la Diferencia» también ayudó mucho a las mujeres a crear sus propios proyectos productivos. “Yo veo esto extraordinario porque hay muchas mujeres que tienen mucho talento y habilidades extraordinarias, y no saben como canalizar todo esto».
Érica también se refiere a la Universidad de la Mujer, otro proyecto del municipio de Querétaro. Dice que se trata de un espacio indispensable para las mujeres, porque hay muchas que truncan sus estudios desde la secundaria y no pueden seguir por convertirse en madres o porque tienen que trabajar.
“Creo que la Universidad de la Mujer es un salvavidas y un escalón muy importante para el desarrollo de las mujeres. Las mujeres profesionales en Querétaro deben tener este tipo de apoyos”, concluye.