El coronavirus (Covid-19) es un virus altamente patógeno que fue declarado pandémico en marzo de 2020 por la Organización Mundial de la Salud. El virus afecta el sistema respiratorio, produce una tormenta inflamatoria que provoca daño pulmonar y disfunción respiratoria. Aunque infecta a humanos de todas las edades, la Covid-19 toma un curso más severo en individuos con enfermedades metabólicas crónicas como obesidad, diabetes mellitus e hipertensión, condiciones que se asocian a una actividad inmunológica débil y niveles reducidos de antioxidantes endógenos.
Ante la alta tasa de infección muchos gobiernos iniciaron un llamado al confinamiento. Esto implicó un cambio en el estilo de vida. El aislamiento social, la falta de ejercicio y comer más alimentos procesados sin ningún tipo de actividad se sumaron al abuso nocturno de uso de pantallas brillantes y se combinaron con horarios irregulares de sueño y una desorganización en los horarios para cumplir nuestras tareas diarias. Todos estos factores contribuyen al aumento de peso y obesidad.
También en la salud psicológica por el miedo a contraer el virus, la preocupación por la familia, el aislamiento social, la presión financiera, las noticias falsas y la sobrecarga de información llevan a un aumento de los niveles de estrés y ansiedad, lo que conducirá a más problemas de salud física, estrés crónico y una mayor ingesta de energía y una dieta de menor calidad.
La obesidad y el estrés alteran el sistema inmunológico a través de diferentes mecanismos como la disminución de la producción de citosinas, la alteración de la función de los monocitos y linfocitos, la disfunción de las células asesinas naturales. Por otro lado, el estrés lleva a ingerir mayores cantidades de alimentos muy saborizados y disminuye la tendencia a la actividad física, puede interrumpir y reducir el tiempo de sueño acompañado de mayores probabilidades de obesidad.
La falta de horarios en las actividades de dormir, comer y exposición nocturna a la luz así como en el consumo de comidas altas en calorías durante la noche llevan a un estado de desincronización circadiana de nuestra fisiología. Un sistema a manera de reloj circadiano regula nuestras funciones a lo largo del día, un buen horario de actividades debe mantener buenos ciclos de actividad y sueño, y horas adecuadas para la ingesta de alimento.
La desincronización circadiana facilita el desarrollo de enfermedades de alta incidencia, diabetes, cardiovasculares, obesidad, y la interacción entre los múltiples sistemas que participan en la regulación metabólica se ven perturbados, en ello se incluye un debilitamiento del sistema inmunológico (por estrés en parte).
El estrés del confinamiento aunado al de las consecuencias de nuevas condiciones laborales (falta de trabajo, oficina en casa, escuela en casa, falta de recursos para seguir estas modalidades, dinámica familiar y de espacios en casa para desarrollar estas actividades van de la mano con la mala alimentación, falta de ejercicio y desórdenes de sueño, que contribuyen a facilitar el sobrepeso y la obesidad. La falta de horarios inflexibles que nos eran una referencia en la vida laboral y social, causan que la organización de nuestras actividades alrededor del día sea menos organizadas.
La disminución de la tasa de contagios y la disponibilidad actual de vacunas para el Covid-19 permiten planear retomar las actividades, de manera escalonada y con precauciones básicas, que teníamos antes del inicio dela pandemia. Es importante tratar de mantener un comportamiento de alimentación saludable aumentando el consumo de diferentes ensaladas y alimentos verdes. Es aconsejable realizar actividad física diaria de intensidad moderada en espacios bien ventilados. Es mejor comenzar a reducir las horas de uso de teléfonos móviles y aumentar la realización de otras actividades como leer, y evitar estar expuesto de noche a fuentes de luz muy brillantes.
Dormir lo suficiente es crucial para el sistema inmunológico y el ritmo circadiano de las hormonas. Intente tener un horario de sueño normal acostándose temprano y levantándose temprano a la misma hora todos los días y sin invertir las horas de sueño para no aumentar los bocadillos. Tanto en tiempo de confinamiento como en el regreso a la normalidad, mantener horarios fijos de trabajo, respetar las horas básicas de sueño, aumentar la convivencia familiar, hacer ejercicio moderado y tratar de consumir alimentos saludables ayudarán a reducir otros factores de estrés que pueden afectar nuestra salud y nuestra susceptibilidad a padecer las consecuencias graves del SARS Covid2, de esta manera la pandemia nos puede haber dejado una lección acerca de la importancia de procurar una salud circadiana.