La clara trasgresión del PVEM de publicitar a su partido en plena veda electoral, no sorprende. Esa es su naturaleza: corromper, transgredir, mimetizarse, traicionar, venderse al mejor postor, sabiendo que cuenta con la anuencia de los partidos que le comprarán caro sus favores.
Surgido en 1986, bajo el nombre de Partido Verde Mexicano (PVM), transmutado luego a Partido Ecologista de México (PEM) hasta llegar a lo que hoy conocemos como Partido Verde Ecologista de México (PVEM), tiene tras de sí una historia de dudosa reputación, donde la ideología que enarbola nada tiene que ver con lo que, en la realidad, es.
Decir que responde a una ideología pragmática, es llamar con eufemismo lo que en realidad es su condición de acomodaticio, utilitarista y parásito de la política mexicana.
Cualquiera que se tome la molestia de consultar la historia de su nacimiento, proceso y mala fama que le acompañan, verá la realidad de inconsistencias que le han llevado a ser rechazado por organismos ecologistas internacionales reguladores. Su fundador, Jorge González Torres, político y ex priista e, incluso, ex catedrático de la UNAM, supo amalgamar su experiencia política, visión empresarial para formar este partido que continúa activo en la política, a través de vender a cierto sector de la sociedad los imaginarios de un ideal o anhelo de lo diferente.
Para formalismos de su registro funge como partido. Pero, en realidad, es una empresa familiar que responde a intereses particulares bien definidos. El apellido González Torres (dueños de las farmacias de similares) cuenta entre sus descendientes a Jorge Emilio González Martínez, “el niño verde”, el joven frívolo y desenfadado que dio una muestra de su cinismo cuando en febrero de 2004, durante una reunión que sostuviera en Londres, Inglaterra, con estudiantes mexicanos, fue cuestionado por los programas de su partido con relación al medio ambiente. La respuesta que dio quedó registrada por el ahora ya desaparecido periódico El Independiente: «A mí la ecología es lo que menos me importa, yo represento intereses».
Envuelto en escándalos que van desde actos de corrupción, hasta uno más serio aún, ocurrido en 2011. Nada menos que la muerte de una joven mujer de origen búlgaro, Galina Chankova Chaneva, muerta al caer del piso 19 de un departamento en Cancún, propiedad del joven. Si bien la Procuraduría General del estado de Quintana Roo reportó que se trató de un suicidio, las versiones que hubo alrededor de este hecho hablan de lo contrario. El escándalo fue tal, que obligó al llamado “niño verde” a guardar desde entonces un bajo perfil. ¿Accidente producto de los excesos en consumo de drogas? ¿Asesinato? Nunca supimos. El manto de protección política y opacidad cayó sobre este caso.
Los actos de corrupción en los que ha caído a lo largo de su fundación, han ganado el repudio de la mayoría de ciudadanos. Asombra el cinismo de un partido en el que el término amoral para definirlo, no es exagerado. ¿Cómo entender que bajo el nombre de ecologista, permanezca siempre impávido ante los actos atroces de destrucción que empresas transnacionales, en coadyuvancia con políticos regionales, han hecho a territorios de nuestro país?
¿Cómo tomar su silencio ante el daño ambiental y hasta destrucción de las comunidades indefensas ante los embates de poderosos intereses? Y, sobre las desapariciones y asesinatos de ambientalistas ¿se han pronunciado con energía y consistencia, dando seguimiento a los casos? ¿Y qué decir de las iniciativas que, a través de la senadora Ninfa Salinas, han impulsado, en pro de privatizar y patentar los conocimientos de los pueblos originarios, según lo escribiera Patricia Gutiérrez Otero en Siempre: “Como muestra, un botón, independientemente de las acusaciones que el PV tiene en materia electoral, una de las últimas iniciativas promovidas por este partido en octubre de 2016, en voz de la senadora Ninfa Salinas Sada… (¿Les suenan los apellidos? Sí, es hija de Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca) fue armonizar la legislación mexicana sobre medio ambiente con la del Protocolo de Nagoya. Gracias a esto se podrán privatizar y patentar recursos genéticos y el conocimiento asociado con ellos. Esto implica una biopiratería legal y una piratería de los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios por parte de grandes transnacionales como Monsanto y Bayer”, señala Gutiérrez Otero.
ENTRE «INFLUENCERS» TE VEAS
Envuelto siempre en alianzas y complicidades con partidos y con empresas de comunicación, dispuesto a escuchar ofertas a sus demandas, el coqueteo, o incluso amasiato, que se diera antes con televisa, parece haber durado poco.
El otrora silencio de la empresa ante los actos de corrupción de este partido, se rompió no hace mucho. La empresa que, bajo el rubro de ese partido, otrora diseñara candidatos para que representaran sus intereses, de un tiempo a la fecha no pierde oportunidad de echarle carrilla al PVEM. Leo Zuckerman puede dar cuenta de ello. Seguramente el PVEM alguna jugada sucia le hizo a Televisa, que ahora sí, no los bajan de corruptos. No es difícil suponer que el PVEM una vez que consolidó su registro y permanencia partidista le dio la espalda y ahora hace negocios por otro lado.
Pero eso no le quita el sueño a los dueños del hoy llamado “partido bisagra”. Bien pueden escuchar a su paso el clamor ciudadano llamándoles con toda clase de merecidos epítetos. Bien podemos, los que conocemos su origen e historia, sentir la náusea de saber cómo operan y la impunidad que acompaña su proceder; pero no podemos perder de vista que el hecho de mantener su registro nos obliga a una reflexión sobre la porción de la sociedad que representa.
Lo que vimos el pasado sábado a media noche, donde una camada de jóvenes (unos no tanto, aunque así quieran parecerlo) “influencers” (les dicen), se prestaron a publicitarlo en redes sociales, nos dice mucho de ese grupo de famosos que no tuvieron escrúpulo alguno en prestarse a promover así al PVEM. Algunas de ellas son figuras formadas bajo esquemas de empresas como Televisa y TV Azteca donde moldearon sus valores e intereses y centran su éxito en una imagen de apariencias que llega a una masa acrítica que las compra por verdad. “Influencers”, mujeres y hombres que han encontrado en las redes sociales un nicho de seguidores que ven reflejados en ellos sus aspiraciones. Modelos que, en el imaginario de la masa, encarnan la imagen del éxito.
Al final, figuras frívolas diseñadas para entretener y vender por genuino lo artificial. A sus seguidores no les importa que los objetos de su admiración carezcan de compromiso ciudadano y sin consciencia sobre el país que habitan. No importa que se hayan prestado a publicitar a un partido que de ecologista tiene lo que ellos , los “influencers” y sus seguidores, de pensantes, comprometidos y enterados. Conectados entre si, hablan lenguaje similar ¿Cuánto por eso? Y arranca el baile al son de la música pagada. ¡Ay México!
¿Y qué…? ¡Muy nuestro gusto!, podrán objetar algunos de los protagonistas de este engaño que es el PVEM. De acuerdo. Solamente una cosa: todo eso sale de nuestros bolsillos ciudadanos. Mantener a un partido que, sabiendo que violenta las reglas, no le importa hacerlo, porque lo que recibe en beneficios en todos los sentidos es inimaginable a cambio de una posible multa que pagará, es una afrenta a los mexicanos. Es un insulto claro a la otra parte de ciudadanos que pugnamos por un México de leyes, de ciudadanos más pensantes, más informados, más críticos y comprometidos con otros valores, donde el dinero no compre dignidades ni consciencias. Y donde no existan ya partidos rémoras, vividores que, con tal de mantenerse, corrompan y se nutran de la impunidad que los cobija y en la ignorancia de su electorado.
PROPUESTA DECOROSA
Y para que se vea que junto a mi crítica va propuesta: sugiero que se acerquen un poco al comediante e irreverente Facundo Gómez Bruera, cuya crítica a estos “Influencers” le ganó la simpatía de los tantos que veían en el a alguien que gusta de llenar espacios televisivos con sus ocurrencias intrascendentes y que, sin embargo, hoy da una clase de ética y compromiso a todos esos personajes que se prestaron al juego de este partido.
Facundo, en un video que circuló en redes, compartió de viva voz la forma cómo el PVEM, en alguna ocasión le llamó para ofrecerle dos millones de pesos a cambio de que, a través de dos Tweet, les apoyara. Sobre eso, abundó:
“Me parece ridículo aceptar dinero en plena veda electoral, donde es ilegal hacer propaganda política y aceptar dinero de un partido tramposo para hacer propaganda y tu decir que son la opción para México. Es tan ridículo que jamás pensaría que alguien va a vender su opinión así. Es horrible vender tu voto, pero es peor aún vender tu opinión. Hoy en la mañana me despierto y me doy cuenta que hay un chingo de “influencers” y famosos que sí vendieron su opinión… dan lástima, dan asco”, enfatizó Facundo, mostrando evidente indignación, luego de recordar que “estamos tratando de cambiar a México, tratando de tener un país más chingón y ustedes lo único que están tratando es de tener más lana para ustedes”.
Sin duda el mensaje claro de Facundo, con el lenguaje desenfadado, característico de las nuevas generaciones, dejó asentado una clara visión y convicción de valores de Facundo Gómez, mostrando una conciencia ética personal y de compromiso ciudadano.
Palmas para Facundo. Palmas por este hecho de congruencia y compromiso. Palmas.