Alguna vez leí que Roberto Bolaño escuchaba rock a todo volumen mientras escribía. Sé de escritores que se acompañan de música clásica. Un amigo me platicó de un amigo acostumbrado al sonido del agua de la fuente, porque en la casa de sus abuelos, donde creció, era el sonido que reinaba la casa. Cuando se cambió a otra ciudad se dio cuenta que necesitaba ese sonido para poder escribir. Lo relajaba. Solucionó el problema al comprar una pequeña fuente. Obvio, la cuenta de luz incrementó. Así vivió hasta que la fuente se descompuso. Años después descubrió en la red audios de fuentes, ríos, mar, agua que cae, como la que escucho ahora. Sí es tiempo de lluvia.
Otros escritores necesitan silencio total. Un periodista me platicó que no puede escuchar nada de música al momento de hacer sus reportajes, de lo contrario, alguna palabra de las canciones que oye sale a relucir en el texto final.
Yo pongo un poco de todo, hasta la radio, según el momento. Pero tengo preferencia por los soundtracks de películas. Piezas de Ennio Morricone, Nino Rota, Alberto Iglesias, y demás están en mi playlist. “Panorama” de Alejandro Rosso, de la película Temporada de patos, es una pieza que se repite en largos periodos. No me evoca a la película. De hecho no recuerdo en qué momento de la película se escucha el tema. Sólo me gusta.
En la escritura del libro Donde una vez tus ojos ahora crecen orquídeas, ganador de la primera edición del Premio Iberoamericano “Minerva Margarita Villarreal”, hay tres temas que me acompañaron.
“Júrame”, de Los Tipitos, un grupo argentino. La canción dice: “Júrame, júrame, que vas a volver. Vas a volver a casa esta noche, por favor, júrame”. La letra parece una súplica de un amor desesperado. Su video original nos muestra la historia de una madre que ve a su hija irse de casa y no regresar. A ella es la súplica, sí de amor, sí desesperada.
La segunda pieza es la canción de cuna de El laberinto del fauno. La obra musical de esta película es del compositor español Javier Navarrete. La nana tiene varias versiones, la instrumental, y un acompañamiento de voz, que es hermosa y conmovedoras. En la película, la canción sirve para arrullar a la pequeña protagonista, cuando ha muerto.
La tercera canción es “Querida muerte (no nos maten)” de Renne Goust, cancionista mexicoamericana. Aunque debo confesar que conocí el tema cuando ya había terminado el libro y no es un tema que escucho con frecuencia, la canción es dura.
La autora escribió el tema para explicar de miedo que siente una mujer cuando anda sola por la calle. Y tiene también una grabación especial interpretada por Renee y Diana Gameros, justo en Lomas de Poleo, Ciudad Juárez, junto a una serie de cruces rosas que son testimonio de las mujeres desaparecidas y asesinadas en esta región.
En la canción se escucha: “Mi madre me decía ten cuidado, mejor no andar de noche por las calles, y fíjate muy bien que cualquier trago que te tomes te lo sirvan cuando estés ahí delante; a mis hermanos no sé qué les dijo, no sé si le mortifique que alguna mujer los maté. ¡Ay, querida muerte, no, no vengas hoy! ¡Ay, querida muerte, no, no vengas hoy!
Los invito a buscar estos temas.
Y si es posible, que me compartan con qué música se acompañan cuando escriben.