EL DÍA DE HOY LES PRESENTO ESTE ÚLTIMO TEXTO ANTES DE INICIAR CON UNA SERIE DE COLUMNAS LLENAS DE INFORMACIÓN VALIOSA SOBRE SERES QUE HAN HECHO DEL ÁMBITO CULTURAL, UN LUGAR MEJOR.
ANDREA SOSA
Sara es una mujer que desde muy joven tenía diferentes cosas planeadas para dentro de 10 años, así como metas para el día siguiente; siempre fue muy ordenada y perfeccionista, y eso (según ella) la hacía feliz.
Con el paso del tiempo, sus arduos esfuerzos dieron frutos; se fue a estudiar la Universidad en otro Estado, empezó a trabajar en una editorial pequeña de libros de ciencia ficción (la cual mostraba un futuro prometedor), y comenzó a ahorrar para tener su propia casa.
Todo parecía perfecto, hasta que un día lluvioso apareció; Sara tuvo que detener su bicicleta camino a casa y refugiarse en el único techo de una calle no muy agradable; al lado de ella una caja de cartón comenzó a hacer un ruido chillante y molesto, por lo cuál decidió acercarse para ver que criatura estaba arruinando su ya malo día.
Pero Sara descubrió algo que haría de su vida algo mejor; un cachorro de pelaje negro y blanco salió temblando de un montón de periódicos arrugados y mojados, pidiéndole con la mirada ayuda a Sara.
La joven lo único que hizo fue intentar varias veces agarrar al cachorrito para meterlo dentro de su chamarra y llegar a casa junto con él; más no fue cosa fácil que el pequeño accediera, porque cada vez que Sara acercaba su mano, el perrito se volvía a esconder dentro de sus periódicos; la chica por un momento pensó que no debía luchar más y simplemente largarse de ahí a pesar de la lluvia, pero nuestro amiguito perruno accedió en uno de los intentos.
Ya en casa, Sara estaba algo incomoda por estar toda mojada, mientras que Max (el nombre que Sara le puso camino a casa), se encontraba calientito y nervioso. Nuestra protagonista lo único que tenía era agua y pedazos de pollo para ofrecerle a su nuevo amigo, y él lo acepto encantado.
Mientras la joven seguía con su rutina de noche, jamás pensó que el perro le diera miles de barreras para llegar a su objetivo, dormir; sin embargo, no se encontraba tan molesta debido a que al día siguiente sería sábado y no tendría que ir a trabajar.
Al día siguiente, Sara continuaba intentando cumplir con todas sus rutinas sin complicaciones; pero Max insistía en jugar, comer, correr y dormir al lado de ella. Al inicio fue algo que la joven no se quería permitir, más al final de la noche le dio la oportunidad.
Pasó el tiempo y Sara consiguió la mayoría de sus propósitos, pero esta vez, con un amigo leal a su lado, y eso valía más que una vida planeada a la perfección, porque Sara sabía que sin Max su vida ya no estaría completa.
*****
Según cifras del INEGI, hay más de 18 millones de ex mascotas en las calles de nuestro país registradas; sin contar que no todos de ellos son perros, también gatos.
Así que si quieres agregar a un ser más a tu familia, ten dentro de tus opciones la adopción.