¿He ganado tiempo o he perdido tiempo? Tal vez las tres cosas: he ganado y he perdido y quién sabe. No sé a dónde voy, no sé bien de dónde vengo, no sé qué hago aquí. No estoy perdido. Tengo un montón de vivencias en la cabeza. Escribo a las 4 de la mañana. Estoy claro y sereno como el silencio quieto de la noche.
Desde el viernes 13 siento que he vivido 500 años. He vivido todos los años y todos los personajes de la historia. ¿Cuál de todos soy, cuál es el hilo del collar del tiempo? La soledad es abrumadora y la incomprensión es un acicate. No estoy hecho para el sacrificio y la renuncia, ni para el triunfo y la gloria. Sólo sé patalear y manotear, aguantar y seguir, hasta reventar.
El sábado fue un día mejor que el viernes. Desapareció la carga y volví a ser libre. Fui y vine e hice lo que tenía que hacer, con más soltura. Encontré agua fresca para beber y lavarme. Bajó el calor a la luz de una bella película. Los personajes jóvenes en el arduo camino de la vida. Me encantó la pecosa y su primo. ¿Qué es ganar tiempo? Ganar vida.
Luego apareció una idea que quedó cristalizada. La traía en el morral desde hace días y casi la había olvidado. Y de pronto allí está empalabrada. Una idea clara y vital, breve y chiquita, personal y comunitaria. Sólo falta darle fuego. Aunque sea inútil. Palabras que me sostienen y me alimentan. Palabras que me religan con el mundo. “Y el agua se comparte o revientas”.
¿Hay que escribir con la herida sangrando? No siempre. Cada momento tiene su exigencia, cada circunstancia conlleva su decisión. La cosa es tener la templanza y la responsabilidad de las palabras. La certeza y la inseguridad y el temblor de las malditas-benditas palabras. “No se escribe en el vacío”. –Somos el arco, la flecha y el blanco.
Ensayo de agosto. Informe de una vida. Conciencia empalabrada. No más allá del bien y del mal, sino más allá de la mitad del camino de la vida, hacia el final. Anoche soñé y escribí ensoñando este texto. Ahora al deletrearlo ya no recuerdo por dónde iba. Sólo recuperé la pregunta inicial. ¿Qué es más difícil, acabar o empezar? Las tres cosas, las cinco.
¿Qué lugar ocupo en mi tiempo? ¿Qué tomo del mundo y qué doy al mundo? ¿Qué talentos tengo y cuáles son mis defectos? Los vicios y las virtudes no son para pavonearnos con ellos sino para saber usarlos atados a la rueda del trabajo, diría el señor K. Y sobre todo: no te distraigas, no te distraigas, concéntrate en tus cosas.
¡500 años y todavía estoy vivo! Creo que esto no lo soñó ni K ni GG. Jamás me imaginé en este día especial común para casi todo el mundo. Luz, color, sonidos, movimiento, voces, vistas, luz, pura luz, bendita luz de agosto. Algo así les decía al Juanelo y a Lalo mirando el mar de Tenacatita y la luz del día sobre nuestros rostros. ¡Miren, allí está la eternidad vacía!
Fui al mercado, compré los periódicos, el mandado, las tortillas, di una vuelta de más viendo a la gente, caras conocidas y desconocidas, saludé a los amigos, regresé a casa y preparé mi almuerzo. Escuché música árabe del desierto. Hojeé los periódicos. Pensé mil cosas. Terminé de almorzar y me eché en la cama con La Jornada de Enmedio. Cortés, Messi, Obrador.
Tenochtitlán con acento y sin acento, el futbol mundial, la política nacional. ¡¿Qué pitos toco yo en este concierto de la Edad Luz?! Es mi pregunta chiquita. Mejor sería no preguntar, no saber, tirarse de panza al sol. Chupar, platicar, coger, comer, platicar, dormir. Jajjajja. Y al despertar, después de cagar, hacer lo que nos toca hacer.
Peor que cargar la piedra de Sísifo a la punta del cerro, es quedarse aplastado en ella.
—¿Con ese buey tenemos que arar?
—¡Pero si los bueyes somos nosotros!
Por supuesto que hay que tratar de saber, pero creo que es mejor no saber, pero nuestro destino humano es querer saber, porque es peor vivir en los prejuicios, los dogmas, la ignorancia.
Urge un encuentro real y verdadero entre el periodismo crítico y el presidente democrático. Sacar al patriarca del poder de su espacio de seguridad y confort: el Palacio y las Mañaneras.
Confrontar la mirada del poder y la mirada del periodismo y la crítica.
La primera gran transformación de esta tierra americana sucedió en 1521, no en 1821, como lo han visto y reconocido varios historiadores y humanistas. Tras la aplastante derrota de los pobladores nativos, no se quiere ver ni reconocer. Olvidando que un impero puede ser derrotado, pero no vencida su cultura. Allí están los códices, los testimonios, la visión de los vencidos con su propia concepción del mundo. Las increíbles enseñanzas de don Juan Matus, el chamán yaqui, entre otros. Aquí estamos los sobrevivientes de todos los pueblos en pugna (morenos, blancos, negros, amarillos, rojos), unos arriba, otros abajo y otros en medio, como es el perro mundo. Qué desmesura del patriarca querer ser el fiel de la balanza no sólo de su sexenio, sino de 500 años de la historia de México hoy, que antes no era. El patriarca justiciero, pendenciero y politizador de la historia, la cultura y la vida. Pretendiendo instaurar el bien del alma de la patria en la tierra, no el bienestar de los bienes terrenales humanos posibles y equitativos, empezando por la paz, el trabajo, la justicia, la igualdad. Qué desmesura más religiosa que política: separar el bien del mal de un modo absoluto. Arrasar la mala yerba junto con el frijol, el maíz, el trigo.Las trampas del bien, la fe, la esperanza.
500 años y días… Martes 13-Agosto-1521 + Viernes 13-Agosto-2021. ¿Por eso se dice entre nosotros que el martes 13 es de mal agüero? Desde niño lo escuché: —Martes 13, ni te cases ni te embarques. Todos los días puede suceder lo peor y lo mejor. “No hay destino sin camino”, dice el trovador de la sierra. Hay que caminar y hacer los días.
Escribe lo que puedas y quieras. Los otros son tu alimento. Cuídalos. Tu liga son las palabras. Úsalas con responsabilidad y alegría y arrojo. Salta, corre, vuela. Detente. No te confíes, no te pases. Vence tu miedo. La llama de las palabras. Viva, lúcida, fraterna. Temblando… Estás en tu camino empalabrado con huesos, carne y espíritu.
Verdad y justicia y realidad. Escojo la vida y la libertad. Y la implacable mirada crítica nunca exenta de fraternidad. Fácil. Junto a nuestras caídas, tonterías y humanas cursilerías. No esconder nada ni avergonzarse más de la cuenta. La gente sabrá entender. No la virginidad, sino la credibilidad. Junto a los lectores terribles, existen los otros lectores.
Las manos sucias del quehacer y la limpieza del muñeco de aparador.
¿Qué significa vivir 500 años de la historia de México? ¡Quedar locos, decepcionados, deprimidos totalmente! Esa es la grandeza de la vida: sin anular el pasado, siempre se está empezando. La cuestión es qué hacemos con la experiencia acumulada, si nos enriquece y transforma o la tiramos a la basura y repetimos los errores, que es lo más frecuente.
¿Y vivir mil, dos mil, 5 mil años? Ah, la historia universal de los prodigios, monstruosidades y desastres. Muchas historias: la historia mundial, la historia nacional, la historia local, la historia familiar, la historia personal chiquita del día a día. ¿Cómo hacer la síntesis? ¿Cuál es el hilo de oro o plata o diamante que ata todos los tiempos?
El telescopio y el microscopio, los lentes del conocimiento y las anteojeras ideológicas. Las ciencias, la historia, la filosofía, la literatura, la religión, las humanidades. Las piedritas y las bagatelas del camino. Los trabajos, los demonios y los amores. El pan nuestro de cada día y los imponderables. Bajar al fondo de uno y salir al encuentro del otro.
La mirada crítica de los escritores e intelectuales. Urge la mejor mirada crítica, lúcida y democrática de la izquierda moderna sobre nuestra propia casa política: el gobierno de AMLO, la 4T y Morena. Es el poder en turno. Sin ignorar a los otros demonios del poder. No cerrar los ojos, no desviar la mirada, vernos en el cuadro que hacemos:
—El bien, queremos el bien: enderezar el rumbo del mundo. No nos falta entereza: ¿qué diablos nos falta?
