Autoría de 1:53 pm #Opinión, Luis Tamayo Pérez - Ecosofía • One Comment

AMLO contra los científicos – Luis Tamayo Pérez

La administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se muestra, de nuevo, miope y atenta exclusivamente al pasado, en una posición que, a fin de cuentas, sólo deja inerme al pueblo que se comprometió a proteger.

La persecución que la Fiscalía General de la República actualmente realiza contra algunos de los más importantes científicos de la nación es, simplemente, un dispendio de recursos y una grave injusticia.

Sabemos muy bien que fueron las “puertas giratorias” del sistema económico liberal y neoliberal que gobernó a México durante décadas las que generaron la situación que actualmente tiene en el umbral de la cárcel a decenas de científicos. ¿Cuál fue el crimen por el cual los acusan? Desde mi punto de vista –y estoy seguro de que así lo confirmarán los jueces que evalúan el caso—, por haber seguido el juego a la idea de nación y de progreso que, en los años en los que laboraban como funcionarios, prevalecía.

No sobra recordar que el México de hace pocos años aspiraba a ubicarse en plan de igualdad con las naciones “desarrolladas” de la Tierra. En consecuencia, organizaba eventos y congresos, establecía convenios, vinculaba empresas, ofrecía formación vinculada con universidades y centros de investigación de otras naciones, etc.

Todo ello podría parecer incongruente para una nación en buena medida empobrecida, pero… ¡era lo que se estilaba en aquellos años! Fue ese mismo México el que organizaba Olimpiadas (1968) y Mundiales de Futbol (1970, 1986), el que reunía a las naciones en el pacto de no proliferación de armas nucleares (Tratado de Tlatelolco, 1967), el que era anfitrión de la Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP 16, Cancún 2010), el que establecía tratados de libre comercio con las naciones más importantes del planeta (TLCAN, firmado en 1992 y que entró en vigor en 1994, o T-MEC, firmado en 2018 e implementándose desde 2020) y apostaba por mejorar gracias a tales vínculos. Una estrategia que, dicho sea de paso, funcionó a naciones como Corea del Sur o China, las cuales pasaron del subdesarrollo a la abundancia gracias a la implementación decidida y generalizada de tal estrategia.

Derivado de tal manera de pensar, se otorgaron becas, realizaron proyectos, asociaciones, vínculos con corporaciones y demás. ¿Se enriquecieron los científicos con ello? No lo creo, al menos no al grado que lo hicieron otros integrantes del sistema, esos que escribieron, de la mano de los abogados corporativos, las reglas de operación de los diferentes programas. La verdadera corrupción se queda a esos niveles, no llega habitualmente a los científicos, como muy pronto mostrarán los Pandora papers.

Es una verdadera vergüenza para nuestro país que sabios como Enrique Cabrero, Julia Tagüeña, Luis Mier y Terán y muchos otros, se encuentren ahora cuestionados y sean perseguidos por ¡“delincuencia organizada” y “lavado de dinero”! Es un total despropósito y una injusticia que se demostrará en los tribunales. Científicos de esa talla en otros países son reconocidos y elogiados, en el nuestro son perseguidos.

Enrique Cabrero, Julia Tagüeña, Luis Mier y Terán

La enorme mayoría de ellos van a poder mostrar que obraron en esos contratos, de los cuales ahora se les acusa, “siguiendo las reglas de operación” y “haciendo cumplir la ley” de aquel entonces. Si nuestra nación es justa no se les podrá fincar responsabilidad alguna. Lo reitero, es inmoral acusarlos de “asociación delictuosa” y girar órdenes de aprehensión en su contra. Me precio de conocer a varios de ellos y no tengo duda alguna de su honorabilidad y compromiso con el bien de la nación y el mundo.

El erario nacional, en consecuencia, gastará enormes recursos en causas, en persecuciones, que estoy seguro no conseguirán su propósito. Y los implicados deberán también hacerlo. Eso tiene un nombre: dispendio de recursos.

La administración de AMLO es dispendiosa y, además, miope. Por sólo centrarse en la persecución de los que considera sus enemigos, pierde la oportunidad de enfocarse en la resolución de los graves problemas que dañan el lazo social (pobreza, violencia, falta de oportunidades y empleo) y también de los que han comenzado a afectar a la ciudadanía y que se incrementarán en el futuro próximo: calentamiento global (con todas sus nefastas consecuencias: incremento en frecuencia e intensidad de los fenómenos hidrometeorológicos, descenso de la producción a cielo abierto, pérdida de la criósfera, entre muchos otros), sexta extinción masiva de las especies, contaminación generalizada.

En su afán por perseguir a “sus enemigos”, la administración de AMLO deja inermes a los que se comprometió a proteger.

Veamos un ejemplo. Sé de buena fuente que la Fiscalía Anticorrupción de Morelos, azuzada por el actual rector de El Colegio de Morelos, persigue a quien le antecedió en el cargo por haber adquirido un sistema fotovoltaico (paneles fotovoltaicos, inversor y demás) por poco menos de medio millón de pesos. Para el actual rector tal fue “una compra inútil”, pues la institución apenas si pagaba 15 mil pesos mensuales de luz. Un gasto así debía ser perseguido y, desde su punto de vista, seguramente al adquirirlo debía haber habido algún acto corrupto.

Tal gasto, sin embargo, se hizo siguiendo puntualmente la normatividad: licitación, aprobación del comité de adquisiciones, de la junta de gobierno, y fue auditado rigurosamente en su momento sin recibir observación alguna… ¿qué pasó entonces? ¿Todos estaban coludidos en un acto corrupto? No. En esos años, el país estaba convencido de que era muy importante el estímulo de las energías renovables. No como ahora, pues, como han expresado públicamente Manuel Bartlett y Rocío Nahle, tales energías son soslayables por ser “intermitentes”. ¡Pero, en aquellos años sí se consideraba que debía invertirse en eso!

Es necesario, además, leer la letra pequeña del contrato: el sistema fotovoltaico de El Colegio de Morelos está garantizado por 25 años, es decir, si 23 años después de realizada la compra un panel fotovoltaico dejaba de funcionar, la empresa colocaba, sin costo alguno, uno nuevo. Si se revisan los números la cuestión es aún más clara: si se multiplican los 15 mil pesos mensuales por tres años, suman 540 mil pesos (50 mil pesos más de los 490 mil que costó el sistema fotovoltaico), es decir, la adquisición de susodicho sistema fotovoltaico no fue un dispendio, como dice el actual rector, sino una estupenda inversión que se pagaba en menos de tres años y que ¡entregaría otros 22 años de luz gratis!

Y tal sistema fotovoltaico, hasta la fecha, no ha sido colocado (para que el rector de El ColMor tenga “materia” para el juicio en contra del exrector) y, en consecuencia, está oxidándose en las bodegas de la institución.

Si los demás juicios que actualmente realiza la administración de AMLO contra los científicos están tan desencaminados como el antes mencionado —y obligaron al acusado a endeudarse desmesuradamente para afrontar un proceso penal injusto— no les auguro mucho éxito. Estoy convencido de que los científicos ahora cuestionados podrán defenderse como en el caso referido y mostrarán que la persecución que sufren es mórbida y obscena. Un dispendio de tiempo y recursos.

Fue todo un sistema el que realizó los gastos ahora mal vistos… y un sistema no puede ser puesto en prisión pues corresponde a un punto de vista, a una Weltanschauung. Como bien nos enseña Fuenteovejuna, no se puede encarcelar a todo un pueblo, a un sistema; además, el perseguido debe primero vigilar no contar entre sus huestes a integrantes del sistema anterior pues, si ello ocurriese, se estaría disparando al pie.

Perseguir a los “culpables del pasado” utilizando como perseguidores a funcionarios también beneficiados en el pasado sólo conduce a “ajustes de cuentas”, es decir, a la realización de crímenes.

Mientras tanto, la investigación científica en México muere por contar con recursos insuficientes. El afán de mirar al pasado ocupa casi todo el panorama y, mientras tanto, la ciencia que México debería estar desarrollando para mitigar el calentamiento global antropogénico y la sexta extinción masiva de las especies brilla por su ausencia.

En estos días, en los que el Sexto Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (AR6 IPCC, 2021) alerta claramente sobre la grave amenaza que se cierne sobre la humanidad –y de la que México es uno de los primeros y mayormente afectados países—, nuestros científicos tendrían que estar abocados a encontrar las maneras para descarbonizar al país, para mitigar el incremento de los fenómenos hidrometeorológicos que vienen, para evitar el descenso de la producción agraria a cielo abierto, para transformar en la dirección de la sostenibilidad la movilidad urbana, entre muchos otros temas.

Mientras el mundo mira en la dirección de Glasgow –pues en la cumbre que en noviembre próximo se realizará en tal ciudad escocesa (COP 26) se jugará quizás la última carta para frenar lo peor del calentamiento global—, México pierde su tiempo en rencillas absurdas y persigue ¡a sus propios científicos! Además de oponerlos entre sí.

En resumen, no podemos sino apreciar que, en la administración de AMLO, nuestro pueblo sigue olvidado y apenas sostenido por las migajas que le entrega un gobierno miope y sin mirada de largo plazo. El México de hoy sufre de una administración cómplice de la devastación del mundo.

Cuernavaca, Morelos, 3 de octubre de 2021.
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Last modified: 7 octubre, 2021
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