Autoría de 10:03 am #Opinión, Luis Tamayo Pérez - Ecosofía • 3 Comments

Todas las miradas están puestas en la COP de Glasgow – Luis Tamayo Pérez

A comienzos de la semana inició la Cumbre de Glasgow contra el Cambio Climático (COP26) de las Naciones Unidas. En tal ciudad escocesa, donde estarán presentes los representantes de casi todas las naciones de la Tierra, así como los activistas ambientales más activos de nuestros días, se jugará el destino de la humanidad.

Ahí sabremos si las naciones de la Tierra están dispuestas —y tienen la visión para lograrlo— a implementar todas las medidas a su alcance para detener el calentamiento global antropogénico.

Gracias al estupendo informe publicado el 9 de agosto por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), y al 5.o Ocean State Report del Copernicus Marine Service europeo, los tomadores de decisiones, por primera vez en toda la historia, cuentan con documentos científicos fidedignos y probados que señalan que ya no hay duda alguna de que el calentamiento global es producido por la humanidad, que son nuestros hábitos de consumo y nuestras prácticas industriales las que están generando la crisis planetaria que esta empezando a mostrarse y que se agravará en el futuro.

Vivimos actualmente una variante socioambiental de aquello denominado por Hannah Arendt como “la banalidad del mal” (Eichmann en Jerusalén, 1963): son nuestras ciegas y comodinas prácticas cotidianas (quema de combustibles fósiles en fábricas y automotores, consumismo, gusto excesivo por la carne y reproducción humana descontrolada), denominadas habitualmente como el escenario business as usual, las que están generando la destrucción acelerada de la química atmosférica del planeta y, en consecuencia, de las crisis para la vida de nuestra especie y la de muchas otras. Nunca olvidemos que el 6 de mayo de 2019 la Unesco declaró iniciada la sexta extinción masiva de las especies.

De fracasar la Cumbre de Glasgow, si queda en puro “bla, bla, bla” como denuncia Greta Thunberg, la humanidad verá su civilización destruida en unas cuantas décadas, los refugiados ambientales harán ingobernables las naciones y el incremento de los fenómenos meteorológicos nos hará sufrir un caos generalizado. La barbarie asentará sus fueros en prácticamente toda la Tierra y hasta las naciones desarrolladas sufrirán por ello.

Greta Thunberg en la COP25

En un documento publicado recientemente por Avazz, Greta Thunberg instó a dejar de postergar las medidas acordadas en los Acuerdos de París (2015) y a liberar los recursos para que las naciones más desfavorecidas puedan realizar sus transiciones energéticas, de modo que los diversos gobiernos hagan obligatoria la descarbonización de nuestra civilización. De otra manera no tendrá futuro.

Ese cambio es también posible en México, sólo requeriríamos que nuestro presidente, nuestra secretaria de Energía y el director de la CFE dejen de estar pensando que el futuro del país sólo reposa en los combustibles fósiles y convierta a Pemex en Hidromex y, siguiendo el ejemplo chileno, utilice el abundante asoleamiento de la nación y la abundante energía eólica accesible, sobre todo en el sureste y noroeste mexicano, para generar hidrógeno verde, un combustible cuyo residuo es sólo vapor de agua y es capaz de sustituir a los combustibles fósiles empleados en fábricas y automotores.

Requerimos también que la nación se vuelque de lleno a la generación de empresas de energía renovable: Baterías de Litio de México, Fotovoltaica Mexicana, Aerogeneradores Mexicanos, Microhidráulica Mexicana, incluso Volantes de Inercia de México y Biohíbridos Mexicanos. Todas estas empresas generarían múltiples empleos y ayudarían a la nación a producir baterías de litio para los dispositivos electrónicos, celdas fotovoltaicas, microgeneradores eólicos, plantas de generación eléctrica que aprovechen la fuerza de los ríos y apantles, volantes de inercia para acumular la energía renovable y así contrarrestar su intermitencia; y finalmente vehículos biohíbridos, los cuales, incrementando la energía metabólica empleada al pedalear el vehículo gracias a un motor eléctrico asociado a baterías de litio, permita circular a velocidades razonables (25 km/hr) por las ciudades mexicanas.

Si a estos proyectos se le suma la construcción o renovación de una amplia red de vías férreas, la nación estará bastante protegida ante los peores efectos que producirá el cambio climático. Será necesario también poner atención a los residuos que generamos, a evitar la producción de plásticos derivados del petróleo y a sustituirlos por bioplásticos, como la cutícula o el exoesqueleto de los insectos.

Finalmente, será necesario que la población reciba una amplia y bien diseñada campaña de educación ambiental, que le explique el riesgo en el cual se encuentra y lo que sus hábitos cotidianos podrían producir a sus hijos y nietos.

Aún estamos a tiempo para detener la catástrofe socioambiental venidera, el problema es que no contamos con mucho tiempo… ¡debemos actuar ya!

Cuernavaca, Morelos, 2 de noviembre de 2021.

(Visited 227 times, 1 visits today)
Last modified: 5 noviembre, 2021
Cerrar