Autoría de 12:42 am #Destacada, Los Especiales de La Lupa

Se consolidan los huertos urbanos como un nuevo estilo de vida

REPORTAJE: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

La hortiterapia y las farmacias vivas tomaron fuerza a partir de la pandemia y la gente de pronto quiso cultivar sus propios alimentos y plantas medicinales como una manera de tener certidumbre y menos estrés frente a las nuevas condiciones de vida, señalan Diana Laura Vázquez Mendoza y Abigail Cruz Marín, impulsoras de “Pachacamaq”, proyecto de desarrollo de huertos en casa.

Cuando iniciaron su proyecto en la Ciudad de México, en un intento por autoemplearse tras perder sus trabajos por la pandemia de Covid-19, Diana y Abigail pretendían ofrecer una opción para que la gente pudiera cultivar sus propios alimentos, pero los alcances crecieron al grado de que la gente de diferentes zonas quiere conocer más sobre las plantas, sus propiedades y cómo cultivarlas.

“Tenemos de todos los tipos de clientes, de todos los estratos de edad se han interesado por el proyecto, pero principalmente jóvenes de 25 a 30 años y adultos ya grandes que pasan el mayor tiempo en casa en esta pandemia y hay algo que surgió de pronto, que es la hortiterapia, que es tomar terapia a través de la naturaleza”, señaló Diana.

Poco a poco la población mexicana tiende hacia los huertos urbanos como una forma de gestionar ciertas emociones como el estrés, la ansiedad o la tristeza a partir del manejo y cuidado de las plantas, mediante la generación de la responsabilidad y autonomía.

“Generas un vínculo con la naturaleza y el cuidado con las plantas y las personas pueden gestionar y ayudarse en este proceso tan complicado como la salud mental”; insistió Diana, bióloga de profesión, quien colabora con Abigail, arquitecta que diseña cada uno de los huertos y Darío Sandoval, responsable de elaborar los muebles para esos huertos.

La horticultura tiene varios seguidores en diferentes países por los resultados positivos que presenta en términos terapéuticos, ya que aumenta la confianza de la gente, les facilita el acceso a los alimentos frescos, facilita el ahorro del dinero, garantiza que las hortalizas estén libres de sustancias químicas, agrega valor nutricional a la dieta de las personas, fomenta la integración familiar cuando participan diferentes personas y ayuda a la educación.

Del desempleo a la oportunidad de negocio

Diana recuerda que el proyecto surgió en cuanto inició la pandemia en julio del año pasado, “porque como muchos jóvenes nos vimos afectadas por la cuestión laboral y teníamos la idea de emprender, la pandemia fue una oportunidad. Hay mucha gente que se ha empezado a interesar, sobre todo porque hemos visto con esta crisis colectiva que hay problemas en el abastecimiento de alimentos”.

Como ejemplo, señaló, el 50 por ciento de los alimentos que se consumen en México provienen de otros países y en el caso de la Ciudad de México, el consumo de alimentos depende del abasto que se genera a partir de las cosechas en otros estados.

Frente a esa condición y el aumento de la huella de carbono por tener que transportar los alimentos, el equipo evalúa la posibilidad que se tienen en diferentes puntos de las ciudades para rehabilitar distintas áreas e integrar huertos, ya que “por todo el país hay mucha gente que se ha empezado a interesar en tener estos espacios”.

Los huertos que más se solicitan contienen lechuga, zanahoria, rábano, jitomate Cherry, pero también muchas otras plantas propias de la medicina tradicional o que son aromáticas y se usan para condimentar los alimentos, como el romero, el orégano, el tomillo, la caléndula, la albahaca.

Además, la medicina tradicional se destaca por el estafiate para el dolor de estómago, la lavanda como analgésico y el marrubio como antidiarreico, “muchas plantas que desde la época prehispánica se ocupan para estas cuestiones y que poco a poco se han ido perdiendo, pero de pronto se empiezan a recuperar en nuestro uso diario”.

La cosmética vegetal y las farmacias vivas

La insistencia de mucha gente de aprovechar al máximo las plantas tradicionales mexicanas, llevó a las socias a desarrollar talleres especiales para poder dar información suficiente a la gente que quiere comprar los huertos.

“No sólo se trata de cultivar alimentos, muchas veces nos piden estas plantas no únicamente para cuestiones alimenticias o medicinales, sino para elaborar insumos más especializados como cosmética vegetal, las cremas, para que podamos preparar este tipo de cosas y eso nos llevó a encontrarnos en una etapa de reestructuración del proyecto, porque era algo pequeño y ahora trabajamos en educación ambiental, en los talles de introducción a los huertos urbanos, herbolaria tradicional, la cosmética vegetal y las farmacias vivas”, agregó.

Las farmacias vivas incluyen todas las jardineras donde se incluyen plantas medicinales como una manera inicial de aliviar al dolor o contribuir a que la gente atienda alguna enfermedad, como una manera complementaria a los medicamentos o tratamientos de los especialistas.

Estas farmacias vivas podrían ayudar a evitar la desaparición de muchas plantas medicinales, ya que se estima que la gran cantidad de ellas se encuentran de manera silvestre y son muy pocas las que se cultivan en espacios controlados.

Dar información sobre las farmacias vivas implica que las desarrolladoras del proyecto brinden información sobre la manera adecuada de aprovechar cada planta y advertir sobre los riesgos en caso de mal uso.

“Lo principal en todo esto es la intención de la ciudadanía por cambiar sus hábitos de consumo, no volver a la normalidad que existía antes de la pandemia, no podemos regresar a lo que teníamos antes porque la situación, no sólo en la ciudad, sino a nivel mundial es muy complicada, hay muchos problemas, crisis climática y lo que nos ha ayudado es el deseo de la gente de querer cambiar desde sus trincheras, desde sus familias”. 

CONOCE MÁS:

www.pachacamaq.com
www.instagram.com/huertos_pachacamaq

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Last modified: 5 noviembre, 2021
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