Autoría de 12:21 am #Opinión, Josué Quino - Diálogos de Latón • 2 Comments

Consumo de cristal: también en Querétaro ocurren cosas – Josué Quino

—¡Hola, Abuelito! Como se me acabó la batería, mejor me vine a tu casa a ver si ya habías regresado. ¿Cómo te fue en México?

—¡Súper bien! México siempre recibe con los brazos abiertos a quienes van de visita.

—Pero tú no vas de visita, tú tienes tu depa allá, en Tlatelolco.

—Pero vivo acá.

—Bueno, eso sí. Entonces, ¿de dónde te consideras que eres? ¿Cuál de tus dos casas dirías que es tu hogar?

—El hogar no es el lugar donde comes o duermes. El hogar, el verdadero hogar es donde está tu corazón. Y como mi corazón me acompaña a todos lados que voy, pues soy del lugar al que llego.

—Eso me gusta. ¿Y qué viste de nuevo? ¡Cuéntame!

—Fíjate que vengo muy sorprendido, porque en todas las estaciones del Metro, y en los paraderos de los autobuses sobre Reforma y sobre Insurgentes, que es por donde anduve, están tapizados de una campaña contra el uso del cristal.

—¿Es una droga, no?

—Sí. Platiqué con varios amigos que no veía desde hace un rato, y al comentarles mi asombro al respecto, ellos me contaron un montón de historias muy tristes…

—¿Me cuentas una?

—Todas son una misma: alguien de nuestro grupo comenzó a consumir cristal y ya no puede salir.

—Entonces es muy adictiva.

—Mucho. El problema es que ese “alguien” en realidad son “alguienes”. De pronto se puso de moda y, ve tú a saber por qué, pero comenzaron a consumirla primero en pequeñas reuniones privadas, luego en fiestas, y me dicen que poco a poco se fue apoderando de ellos y ya van varios que han fallecido.

—Es que no hay que usar ninguna droga.

—Hijo, el problema no es usar una droga, la que sea. El problema es abusar de ellas. La diferencia entre el uso y el abuso tiene que ver con ese pedacito de felicidad que nos hace falta dentro de nosotros.

—O sea, ¿cómo?

—Lo que las drogas te generan es un estado de alegría, de furor. Y te sientes tan bien, que quieres repetir esa sensación con mayor frecuencia, pero conforme la vas repitiendo tu organismo se va a acostumbrando a ese elemento, y te comienza a pedir más y más cantidad.

—Entonces es por eso que las personas cada vez consumen más y más de esos productos.

—Así es. Y lo hacen de manera inconsciente. No se dan cuenta de que cada vez que la consumen van necesitando mayores cantidades para sentir el mismo placer que la primera vez.

—Pero, hace ratito tú dijiste que tiene que ver con nuestra felicidad.

—Sí. Yo creo, más bien estoy convencido, de que en el caso de nuestra comunidad, mientras más nos excluyan, mientras más nos lastimen, mientras más nos continúen negando el pleno ejercicio de nuestros derechos, más tristes y enojados estamos.

—¿Y entonces, es cuando comenzamos a consumir drogas?

—No ocurre con todas las personas porque a veces el alcohol es suficiente para huir un ratito, pero parece ser que el cristal está muy conectado con la cuestión de la desinhibición, el disfrute y la exacerbación del placer sexual.

—Entonces, cuándo yo llegue a tener relaciones sexuales, ¿tengo que consumir cristal?

—¡No! No, no, no. Lo que digo es que algunas personas lo hacen. Principalmente los jóvenes de nuestra comunidad. Y es necesario poner un alto, hacer algo para evitar que abusen del cristal. Yo no digo que no lo usen, cada quién, pero que presten atención a lo que va ocurriendo en su organismo, para que puedan poner alto antes de que sea demasiado tarde.

—Abuelito, no te preocupes, eso sólo pasa en México.

—Hijo, estás muy equivocado. Justo con uno de mis amigos con los que estuve platicando sobre este tema, viaja constantemente de aquí para allá y él fue quien me informó que la cantidad de casos de jóvenes queretanos que están abusando de esa sustancia, está creciendo.

—Pues, ¡hay que hacer algo!, ¿no?

—Sí. Por supuesto que hay que hacer algo, y lo primero que tenemos que hacer es aceptar que esta situación no es exclusiva de la Ciudad de México. Tendríamos que romper con la idea de que acá, en Querétaro, no pasa nada, que todo está bien.

—¡Y hacer de esas campañas que dices que hay allá!

—¡Exacto! Las organizaciones de la sociedad civil deberían de hacer algo al respecto, porque el Estado y el sector salud van a negar absolutamente que eso ya está pasando entre nuestros jóvenes.

—¿Y qué se puede hacer para ayudar a esos chavos, Abuelito?

—Pues, son dos vertientes. La primera es informar sobre el uso y abuso de esa y de todas las drogas, para que los chavitos se vayan haciendo una idea, de lo que quieren y de lo que no quisieran.

—Eso sería como la parte de la prevención, ¿no?

—Sí. Y la otra parte tiene que ver con la atención. Estar preparados como familia, y como Estado, para que cuando comiencen a aparecer más casos estén preparados con una propuesta para atenderles.

—Algo así, como ¿una granja para anexarlos?

—Las granjas y los anexos, a veces dañan más que ayudar. Por ejemplo, en Guanajuato hay 400 anexos, y solo 14 están regulados debidamente por el Estado.

—Y acá, ¿cómo cuántos anexos tenemos?

—Buscamos en internet y no apareció ni uno solo. Pero debe de haber.

—Abuelito, tú crees que si los jóvenes de nuestra comunidad van a uno de esos anexos, ¿les va a ir bien?

—No. En primera porque poquitos tendrían la oportunidad de ir, ya que son espacios muy caros. Después, imagínate: si de por si son agredidos y violentados por ser gays en sus vidas cotidianas, donde pueden encontrar apoyo a de sus amigos.

—Híjole, es cierto… En esos espacios los van a violentar doblemente. Una, por su adicción, igual que a los demás, y otra por ser gays, lesbianas, bisexuales o trans. ¡Tendría que haber espacios seguros para que ellas, ellos y elles recibieran la atención adecuada! Pero, Abuelito, ¿quién tendría que crear esos espacios?

—Las organizaciones de la sociedad civil, en unión con el Estado, con la Secretaría de Salud, junto con todas esas personas que quieran apoyar a salvar a una gran cantidad de jóvenes que al no ser respetados, apoyados, amados, buscan llenar esa ausencia de amor en su interior que es una de las causas por las que recurren a estas prácticas.

—Y siento que apenas está empezando.

—Y eso nos dice que es el momento adecuado para hacer algo al respecto. Espero que en estas consultas a la ciudadanía para construir el Plan Municipal de Desarrollo, la gente que participe tenga el valor de hablar de ello, pero sin tintes morales o religiosos, porque eso es lo que obliga a la gente a negar la realidad y poder crecer como familia, como sociedad, como personas.

—¡Pues deberías de participar, Abuelito!

—Mira que no es mala idea, ¿eh? Voy a investigar a ver cómo está el asunto y ojalá y pueda asistir a algunas de estas consultas ciudadanas.

—Esperemos que sí. Abuelito, ¿y si vamos por un elotito a la Plaza de La Cruz? Me dijeron mis amigos que ya volvieron a abrir todos los puestos.

—¡Vamos, Hijo!

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Last modified: 8 noviembre, 2021
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