Autoría de 10:37 pm #Destacada, Los Especiales de La Lupa • 2 Comments

María Esther, la mexicana que trabaja en la NASA

HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

María Esther desarrolló su afición por los motores desde que era una niña en Chihuahua y eso la llevó hasta la NASA. La mexicana se desarrolló como técnica en aviación y mecánica, pero su capacidad para corregir, diseñar y elaborar motores le abrió las puertas en la empresa Michoud Assembly Facility/ Boeing y de ahí llegaron los proyectos con la Agencia Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos.

Esta talentosa mexicana combina su labor en la NASA con su gusto por la enseñanza de las matemáticas a niñas y niños de México a través de internet, convencida de que acercarse de manera adecuada a las matemáticas derribará mitos y abrirá nuevas oportunidades para las ciencias duras.

Ese gusto por las matemáticas, igual que por los aviones, lo aprendió de su padre. A unas semanas de que viaje al espacio el primer cohete donde intervino  ─el Space Launch System (SLS) que se espera que despegue a principios de 2022─, la mexicana está convencida de que nuestro país tiene un gran futuro si cambia la perspectiva con la que la infancia se acerca a las ciencias.

En el centro de la imagen, el papá de María Esther

“Les digo a las niñas y a los niños, desde que hablo con ellos por primera vez, lo importante que son las matemáticas en todos los ámbitos para salir adelante”, sostiene.

“Los mexicanos vemos las cosas diferentes para solucionar un problema”

María Esther Gamboa Rojas nació en Chihuahua, donde su padre era piloto aviador y adquirió gusto por la aviación a partir de la pasión que éste le ponía a su trabajo. Desde hace dos años y medio vive en Luisiana, Estados Unidos, cuando inició el proyecto con la NASA y en semanas saldrá el primer cohete “que le tocó”, aunque todavía no se sabe bien la fecha exacta de lanzamiento.

“Me tocó casi todo, desde instalar los cubos de los hidráulicos, de los motores, instalé cables eléctricos, lo que va a las computadoras, menos lo que recubre el cohete, que le llaman el TPS, que es como un fondo especial que recubre todo para que aguante los cambios de temperatura, porque el espacio es muy frío y se le pone un recubrimiento para que no afecte las computadoras y la batería. Eso es lo único que no he tocado”, agrega.

Gamboa Rojas inició su vida laboral como mecánica en aviación, “me dediqué a aprender la técnica de reparar aviones, helicópteros y aviones pequeños. Casi toda mi vida laboral ha sido alrededor de los aviones y en los últimos años me llamaron a participar en este proyecto”.

María Esther es parte del equipo de la empresa Michoud Assembly Facility/ Boeing que desarrolla proyectos para la NASA. Actualmente trabaja en el proyecto del cohete que se lanzará a principios de 2022, el SLS, que irá a la Luna en una misión de prueba.

“Va a llevar gente, así que tuve la ocasión de estar con uno de los astronautas, platicando acerca de toda la seguridad, porque debemos tener más seguridad con estos sistemas porque llevamos gente y no queremos que se descomponga a mitad del camino, no es como un carro, esto es algo serio. Empecé a construir el cohete desde los motores hasta la parte antes de ensamblar, que le llaman el EUS, que es lo último que viene, que es la parte superior, la que lleva a los astronautas, pero en el siguiente cohete vamos a construir la parte superior del cohete”, señala.

En los inicios de su carrera profesional se dedicaba a realizar hojalatería y se encargaba de las estructuras de aviones, de su reparación y ensamble. “He trabajado en casi todos los aviones”.

Los motores que construye ahora son totalmente diferentes a los motores de avión, porque “esta es una mezcla de oxígeno e hidrógeno, no contaminan, producen agua, pero para poderlo hacer ponemos dos tanques, uno de hidrógeno y otro de oxígeno líquido, pero mezclarlos a veces es muy difícil, formamos un cono para que se mezcle bien y lo enfríamos con helio para que no haya una explosión en el cohete. Es un sistema muy complicado”.

María Esther se enfoca en los detalles técnicos, porque sabe que el trabajo debe ser muy preciso. Por eso, considera que su trabajo es difícil. “Mucha gente piensa que es fácil venir a Estados Unidos y ganar muchos dólares, pero no es cierto”. Como ejemplo está su propia vida, primero porque “como mujer es difícil luchar para darme un lugar entre los hombres, he batallado mucho y me ha costado mucho tiempo”; segundo, porque no dejó de prepararse ni un solo momento de su vida.

María Esther con su esposo, Max Kendall

Su formación inicial fue como técnica en aviación, estudió ingeniería industrial en producción y recientemente terminó ingeniería industrial en sistemas, porque “me están dando la oportunidad de crecer un poco más dentro de la misma empresa y si quiero crecer, necesito hacer algo más, tengo más opciones de aprender mucho más del sistema, hacer modificaciones e involucrarme”.

Confía en que el ingenio mexicano le abrirá paso en la ingeniería industrial en sistemas, porque “los mexicanos siempre vemos las cosas diferentes cuando tratamos de solucionar los problemas o cuando tratamos de implementar una nueva herramienta”.

Su empeño también pretende abrir espacio a otras mujeres, porque “es muy difícil encontrar a una mujer trabajando en este proyecto. De entrada, el hombre es más fuerte y puede levantar lo que él quiera. Por eso, el hombre sigue siendo el consentido”. Hoy, María Esther es la única mujer en un grupo de 20 personas, pero “ya pedí otra técnica y nos encontraremos en la manera de trabajar”.

Una infancia entre aviones

María Esther tuvo una infancia divertida y considera que la figura de su padre fue una gran influencia en su carrera profesional. “Disfruté mucho a mi papá, un gran piloto muy conocido en Chihuahua, siempre volábamos a algún lado de vacaciones, fue una infancia muy divertida”.

Rodeada de aviones, encontró en estas máquinas una manera de aprender. “Es algo que te nace, del amor a lo que estás viendo, de lo que quieres disfrutar, siempre hay que hacer lo que uno quiere, lo que uno ama, para poderlo disfrutar el resto de tu vida, porque si no lo amas, no lo quieres, no lo vas a explotar. Mi papá me enseñó esa pasión sobre los aviones y todo el vuelo, la manera en que veía las matemáticas en comparación con otras personas y eso me inspiró”.

Con Miguel García, gerente del proyecto en Michoud Assembly Facility/ Boeing

Por eso, también se dedica a la enseñanza de las matemáticas, porque “es importante tener sueños y crear lo que te gusta. Les digo a las niñas y a los niños, desde que hablo con ellos por primera vez, lo importante que son las matemáticas para salir adelante, que quieres construir un cohete, resolver un problema o llevar las finanzas en tu casa, todo es con base en las matemáticas”.

María Esther da clases de matemáticas a través de internet, porque le gusta compartir su gusto con las niñas y los niños. “Ellos también desean saber y conocer y les gusta que tengas tiempo para ellos, me gusta compartir lo que sé, sobre todo cuando hablamos de las matemáticas, que es lo que me gusta enseñar, ellos son como una esponjita y aprenden bien rápido”.

“Me gustaría, como mujer mexicana, tener la oportunidad de crecer y compartir las experiencias de poder hacer algo que es muy importante para la humanidad. Compartir lo hermoso que es construir un cohete y mandar gente al espacio, lo hermoso que es construir algo que ayudará al futuro de la humanidad”, afirma. 

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Last modified: 16 noviembre, 2021
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