Autoría de 12:53 pm #Opinión, Jovita Zaragoza Cisneros - En Do Mayor

Orejas de burro y un par de cuadernos para planas – Jovita Zaragoza Cisneros

Dejar pasar, así nada más, tamaña “desorientación” geográfica de quien tiene en sus manos una de las secretarías más sensibles para el país, y no dimensionar lo delicado que resulta tal equívoco, es continuar en esta indolencia ciudadana ante lo que debiera movernos a exigir acciones enérgicas contra servidores públicos de tal nivel. Por eso, ante este escenario de la política más bizarra y burda que nunca, no resulta descabellado lanzar una convocatoria para exigir la destitución de Delfina Gómez Álvarez, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Delfina Gómez

Después de uno más de sus dislates, por cierto graves, no debiera quedar como mera anécdota lo que dijera recientemente la titular de esa dependencia, con el desparpajo y cinismo que caracteriza a muchos servidores de esta administración: “Hoy que tuvimos la oportunidad de ir a Jalisco, de Jalisco, de lo que es precisamente Hermosillo, pues son precisamente cuatro horas a la comunidad de Cananea, y tuve la oportunidad de ir a las escuelas y de veras se queda uno asombrado…”.

Delfina Gómez jamás reparó en su grave error de geografía. Al menos que la equivocada sea yo, y no esté enterada de algún decreto inspirado en uno más de los caprichos del presidente y que Hermosillo y Cananea formen parte ya de Jalisco. Pero, si no es así, no está mal proponer que a la señora la sienten en el patio central de la SEP, o de Palacio, si quieren, con un pupitre y cinco cuadernos a llenar planas de: “Hermosillo y Cananea no están en Jalisco… Hermosillo y Cananea no están en Jalisco… Hermosillo y Cananea no están en Jalisco”. Y algo más agrego a la propuesta: sentada allí, con enormes orejas de burro.

Claro que lo óptimo y mínimamente decoroso para esta administración sería su destitución, pero eso es mucho pedir a quienes ya borraron los límites del respeto a sí mismos y a los demás, y ni se molestan en meter la cabeza como avestruces ante tal acto de estulticia de quien tiene en sus manos la educación de los niños y jóvenes de este país.

Claro, al menos que la señora sólo sea un parapeto de quienes están atrás de ella haciendo los programas educativos que buscan uniformar y adoctrinar con su ideología a los alumnos. El asunto es que, antes de reconocer y censurar tamaña “desorientación” de Gómez Álvarez, los defensores de esta administración hasta se apresuraron a cobijarla y resaltar “bondades” que sólo ellos ven.

Como algunos dijeran por allí: “ya nos imaginamos si un error así hubiera surgido de alguien que no perteneciera a su partido, ¡los morenos se hubieran lanzado a las calles haciendo marchas, mítines, protestas, memes, pidiendo su destitución! Y, pues sí, tienen razón. Si el ahora presidente de México fuera oposición se hubiera dado vuelo tuiteando palabras como estas: “Es delicado que una servidora pública caiga en tamaños errores y que no sea destituida. Si yo fuera el presidente de México, estas cosas no ocurrirían”. Pero ahora… calladitos… calladitos. Ni un “Pío” siquiera dicen. Así son todos ellos.

Señoras legisladoras, ¿quién les dijo…?

¿Quién les dijo a las legisladoras que el “pueblo”, al que dicen representar, merece ese comportamiento de ellas en recintos que son del país todo? ¿Quién les dijo que esa vulgar actitud representa o identifica a las mujeres y al pueblo todo? No señoras no. Conozco mujeres de las entrañas del pueblo con una generosidad y sentido claro de la dignidad que no veo en muchas legisladoras, luciérnagas sin luces revoloteando alrededor del poder masculino y peleándose entre sí.

Marisol Gasé exhibiendo un cartel en la Cámara de Diputados

¿Quién les dijo que esas mujeres, que hoy ocupan legislaturas, que nos representan a las miles que vemos con estupor y pena sus mutuas agresiones llenas de desagradables epítetos? ¡Vaya nivel de quienes se ostentan luchadoras sociales, feministas, que hoy compiten entre ellas para ver quién se lleva el galardón de la vulgaridad! ¡Qué espectáculo el de días pasados de algunas casi septuagenarias legisladoras comportándose con tal irresponsabilidad y actuando como jovencitas que desafían reglas convencionales a través del lenguaje! ¡Vaya torpeza y falta de sentido común de quienes enarbolan banderas de lucha y emancipación del yugo masculino y han terminado emulando el lenguaje procaz y el comportamientos del macho que gusta de insultar a las mujeres! Será que es una manera de rendir tributo a sus dos figuras femeninas centrales de esa administración y a quienes vimos hacer caracolas y festejarse solitas las “ocurrencias”, ¿se acuerdan de ellas?

Y hablando de mujeres así, inevitable no acordarse de un personaje femenino que diera tanto de que hablar en la época priista que hoy está tan viva y tan presente: ¿Recuerdan a la chiapaneca actriz y cantante de ranchero Irma Serrano, “la Tigresa”, y sus desplantes cuando ocupó una diputación por el PRD y luego fue senadora independiente? ¿Recuerdan su “a calzón amarrado” y confesiones desparpajadas sobre el expresidente Díaz Ordaz?

Irma Serrano

He recibido algunos comentarios de quienes dicen asociar en algunas cosas a Layda Sansores con Irma Serrano. ¡Guardadas proporciones!, contesto de inmediato a quienes me han hecho comentarios al respecto. Mal que bien, la Serrano se labró una carrera y fue visionaria productora de empleos y –aun llena de grandes controversias sobre su vida personal– caminó sola, sin contaminar a su paso. Al final, termina siendo un personaje interesante. Brava, desafiante, doña Irma, además, tenía entre su linaje familiar nada menos que a Rosario Castellanos, su prima.

Layda Sansores San Román

En el caso de Layda Sansores, es una mujer que trae la política en las venas. Los modos son herencia de su padre, el campechano Carlos “el Negro” Sansores Pérez, fallecido en 2005, un político cercano a Luis Echeverría y luego a López Portillo. Layda conoce los beneficios del camuflaje y de saltar de un partido a otro (PRI, PRD, MC y hoy en Morena). Sin embargo, la actual y recién nombrada gobernadora de Campeche no ha salido bien librada de su hacer político. Su último cargo como alcaldesa de Álvaro Obregón, en la CDMX (periodo 2018-2021), fue de desaseo absoluto, lo que le llevó a ser evaluada con una desaprobación del 81.5% y a quedar como la peor de entre los 16 alcaldes de esta ciudad. ¿Dónde, entonces, la asociación de ideas con la chiapaneca Irma Serrano (diciembre de 1933), hoy retirada en una de sus fincas de su natal Chiapas? Quizá sea la parte grotesca que terminaron haciendo a su físico, pero nada más. Aunque, claro está, es bueno tenerlo presente: guardadas proporciones, también en el color del tinte del cabello, que en eso muy el gusto de cada quién, ¿no es así?

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Last modified: 24 noviembre, 2021
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