El presidente López Obrador no puede vivir sin generar problemas, así ha sido toda su vida: como activista o como gobernante, su conducta sigue siendo la misma. Donde no hay problemas, él los crea. Adicto a las ilegalidades, las traiciones, la mentira y los escándalos.
Es así como entretiene a los mexicanos, mientras él gasta billones de pesos. No quiere rendir cuentas de sus actos insubordinados a la Constitución, tratados internacionales y otras leyes secundarias.
AMLO preside el gobierno más rapaz y corrupto de la historia.
Hemos visto toda clase de arbitrariedades cometidas por Andrés López, presidente de México. Una de las primeras órdenes violatorias de la Constitución fue cuando, por medio de un “memorándum”, instruyó a las autoridades de educación incumplir la Carta Magna. Después hizo desaparecer la “orden administrativa”. Por medio de la Unidad de Transparencia, se solicitó copia del memorándum, pero negaron la existencia de esa instrucción, misma que aceptó AMLO haber dado en una de sus conferencias mañaneras.
La arbitrariedad de cancelar la obra del aeropuerto de Texcoco la sustentó antes de tomar posesión del cargo por medio de una encuesta sin base legal alguna. ¿Las consecuencias? Acrecentar la deuda en poco más de 300 mil millones de pesos, de acuerdo con la Entidad Superior de Fiscalización. López acepta 120 mil millones en pérdidas.
Por otro lado, aberraciones de mando que han costado la vida a miles de mexicanos. En la muerte de 137 personas que robaban combustible en uno de los ductos propiedad de Pemex, la orden presidencial fue no intervenir. Después vendría la conflagración. ¿Responsables? ¡Nadie! Fue orden del presidente.
Las “magnas” obras del sexenio: Dos Bocas, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía. En todos los casos ha violado toda clase de derechos, desde los privados e incluyendo los públicos, al no observar el cumplimiento de los dictámenes de viabilidad que emite la Secretaría del Medio Ambiente. Josefa González Blanco Ortiz Mena fue despedida por no aprobar los dictámenes; el pretexto: haber retrasado el vuelo de un avión comercial. Lo cierto, se negó a firmar dictámenes viciados para su aprobación. Le seguiría Víctor Toledo, quien osó criticar decisiones equivocadas del presidente López.
AMLO protege a los delincuentes de su gobierno. Está la renuncia del director del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado; el doctor en derecho Jaime Cárdenas Gracia acusó los abusos que se cometen en esa institución. Denunció los hechos, acompañados de pruebas, y Alejandro Gertz Manero archivó la denuncia, mientras López volcó su furia en contra del denunciante, profirió mentiras en su contra; traicionó a quien le apoyó en su lucha por la presidencia.
La lista de arbitrariedades es interminable, como la venta y/o rifa del avión presidencial; el gobierno ha pagado millonadas de dólares y pesos por no usarlo, bajo el argumento de ser muy lujoso, y presume viajar en vuelos comerciales “baratos”. Cierto, más tiene que pagar mucho, pero mucho más por el mantenimiento del avión que no tiene utilidad, y cuando lo ofreció a la delegación mexicana que iría a los Juegos Olímpicos no aceptaron. La propaganda de la mentira y el desprestigio para mantener su popularidad, a pesar de sus abusos y torpezas.
Traicionó tanto a Arturo Herrera como a Santiago Nieto. Prometió a Arturo promoverlo para el Banco de México, le hizo dejar la titularidad de la Secretaría de Hacienda. No le cumplió, nombró a otra persona. A Santiago Nieto lo despidió por la fiesta “ostentosa de su boda”, infame pretexto; la celada estaba preparada. Adicto a las traiciones, a pesar de que sus súbditos le mostraron lealtad y cumplieron las arbitrariedades de su jefe López; eso no importa, exige lealtad ciega.
Haber decretado “de seguridad nacional” la obra civil del aeropuerto de Santa Lucía, sólo para guardar, ocultar, todos los abusos y raterías que se cometen en la obra. Por decreto abrogó la transparencia, la extinguió, también la rendición de cuentas. El general secretario de la Defensa Nacional se volvió cómplice de la corrupción, ahora es socio de ella; gozará de los beneficios de los estipendios que deje el funcionamiento del mediocre aeropuerto. Por lo pronto gasta miles de millones de pesos sin rendir cuentas a nadie.
El último atraco a la Constitución, ejecutado por medio del acuerdo administrativo publicado en el Diario Oficial de la Federación, ordena incumplir todas las normas municipales, estatales y federales, al haber “bautizado” a todas sus obras con el nombre de “seguridad nacional”. Una vez más, no habrá transparencia ni rendición de cuentas en sus obras. Acuerdo bañado de inconstitucionalidad e ilegalidad de principio a fin. AMLO no quiere que nada se interponga en su camino, ni los amparos, ni la violación de derechos humanos; extingue la justicia para sus obras. La aberración más grande de la historia. Si todo lo anterior han sido abusos, este es verdaderamente delincuencial y demencial.
De esta manera, el presidente López mantiene ocupados a los mexicanos. Unos aplauden (aquellos que son manipulables) las medidas “draconianas”, o muy severas o simples acuerdos abusivos, sin importarles las consecuencias, literalmente enajenados por el gobierno. Mientras que otros (la enorme mayoría) mexicanos pensantes no sujetos a la manipulación ni subordinación, levantan la voz y se quejan, a excepción de los corruptos de ayer y de hoy. AMLO acrecienta sus medidas totalitarias, por lo tanto, arbitrarias. La SCJN sanciona algunos actos, otros los deja pasar y da la razón al temerario López Obrador.
Perversas mentiras sobre el desabasto de todo tipo de medicamentos e insumos hospitalarios son causa de miles de muertes. AMLO prefiere ahorrar y gastar en sus obras, “la austeridad republicana” en los bolsillos de otros, no en el del presidente.
Miles de muertos por la pandemia. Se agudizó el problema por las pésimas estrategias de combate y contención, pasando por la “autoridad moral de López”: él inmune, por la protección con escapularios. Prometió reducir la violencia en México, sin embargo, la cifra ya rebasó los 100 mil asesinatos, superó a sus antecesores.
Todo es mentira en el gobierno de la 4T: los escándalos, la corrupción y la traición se han institucionalizado.