Actualmente, Nigeria es el país más habitado de África: con una de las poblaciones productivas más grandes del mundo, un mercado emergente sumamente competido por países como India o China, un líder regional en asuntos políticos, fundador de la Unión Africana, así como el segundo país que más películas y series produce en el planeta y, por lo tanto, una de las potencias económicas, políticas y culturales en ciernes más importantes a nivel regional y global.
La principal actividad de la economía nigeriana es la energética, ya sea petrolera, la extracción de gas o la transformación petroquímica. Como consecuencia del amplio porcentaje que esto ocupa, es posible mantener una economía con números positivos, a pesar de que la distribución de sus riquezas entre la población y el apoyo a otras actividades productivas dejan mucho que desear. Sin embargo, su industria del entretenimiento –conocida como Nollywood– ha cobrado especial relevancia en las últimas tres décadas, convirtiéndose rápidamente en la segunda fuente de empleo en el país, aportando el 1.5% del PIB y produciendo más de 7000 películas en los últimos 10 años.
Históricamente, los problemas que Nigeria ha enfrentado –desde 1960, cuando se independizó de Reino Unido– han orbitado en torno a la distribución de las riquezas, la inestabilidad política, gobiernos autoritarios, violación sistemática de DD. HH., abandono del campo y, en general, de muchas industrias, menos la petrolera, que cabe mencionar se encuentra inmersa en una dinámica complicada entre el gobierno y las empresas multinacionales concesionadas, excluyendo a la mayoría de la población nigeriana de los beneficios del gran potencial de sus recursos.
En 1990, tras la bancarrota y cierre de la Autoridad Nigeriana Televisiva (organismo oficialista) se perdieron miles de empleos relacionados a la producción de entretenimiento; aunado a eso, la inestabilidad del régimen militar generó una profunda crisis económica y de seguridad interna. Este escenario obligó a lxs nigerianxs a extremar precauciones frente a las olas de inseguridad, pasando más tiempo dentro de sus hogares. Mientras tanto, aquellos que habían perdido sus empleos comenzaron a realizar pequeñas producciones caseras, que incluían junto con la venta de electrónicos para verlas.
Además, como dato curioso, en ese periodo las compañías televisivas restantes –muchas veces de pequeña escala y alcance– comenzaron a importar producciones de otros sitios, como telenovelas latinoamericanas, indias, coreanas, chinas, filipinas y más. Fue en ese contexto que nació Nollywood, una industria que atajaba tres problemas al mismo tiempo.
El éxito de este fenómeno se sustentó en tres ejes: la propuesta artística del socialrrealismo africano, la heterogeneidad étnica-lingüística de la sociedad nigeriana y, por último, la exportación de las producciones nollywoodenses al extranjero para ser consumidas por poblaciones inmigrantes, principalmente en Europa y América.
Primero, frente a la ola de productos culturales importados de otros países –que frecuentemente tenían que ser doblados al inglés– la población resintió la falta de representación de sus realidades en el cine y la TV, así como la barrera lingüística, debido a que –incluso siendo el idioma oficial– el inglés no es hablado fluidamente por la mayoría de lxs nigerianxs, a diferencia de la lengua igbo o hausa. Como respuesta a esto, la producciones nacionales –limitadas por su presupuesto– se enfocaron en representar historias locales, en las lenguas de la audiencia que se pretendía que las consumieran y con una sencillez característica, lo que dio pie al concepto “socialrrealismo africano”.
Por otro lado, como ya se mencionaba, la diversidad étnica-lingüística del territorio generó dos producciones diferenciadas, la local (que se hacía en idiomas endémicos) y la internacional (que se hacía en inglés). Esta última estaba especialmente destinada a ser exportada a otros países.
Finalmente, como consecuencia de la inestabilidad política y económica de esos años, millones de nigerianxs migraron en busca de mejores oportunidades, creando enormes comunidades en Europa y América; estos conjuntos, si bien se adaptaron a sus nuevos entornos, mantuvieron fuertes vínculos con su origen, siendo uno de ellos el consumo del entretenimiento nacional, donde representa un gran porcentaje de las audiencias e ingresos que impulsan a Nollywood.
Fue así como la industria del entretenimiento en Nigeria creció rápidamente, posicionándose como una actividad económica principal para el país y adquiriendo velozmente un potencial de exportación, ergo, influencia cultural y política. Actualmente, al hablar del crecimiento de esta nación africana no debe omitirse la mención de Nollywood ni sus implicaciones, pues es uno de los elementos que posicionan a Nigeria como una de las potencias emergentes más importantes del continente y, quizás, del mundo.