Si le interesa saber cómo le puede hacer para destruir a un país tan grande e importante como México —la décimo quinta economía del planeta y décima nación con mayor población en el orbe en el recién concluido 2021— en tan sólo tres años, sólo tiene que engañarlo a diario con una retahíla de mentiras y quitarle la energía para que, poco a poco, termine por marchitarse hasta quedar hecho cenizas. En lo que va del actual sexenio, esta ha sido la cruda realidad sufrida por nuestra nación, que podría quedar electrocutada en los primeros meses de este 2022, si llegara a aprobarse la nociva reforma constitucional en materia energética que desea imponer contra toda lógica el titular del Poder Ejecutivo federal.
En contraposición a la tóxica nube de mentiras que ha propalado el régimen sin recato ni ética alguna, para buscar contaminar la percepción de la población en contra de la reforma impulsada por el gobierno federal anterior y en favor de su iniciativa, la realidad es que la mejora que tuvo el sector energético de México en el 2014 nos había puesto en la ruta correcta hacia el desarrollo y la competitividad y, por el contrario, esta podría revertirse absolutamente con el cambio de modelo y reglas que se proponen desde el Palacio Nacional; llevando a México a la pobreza extrema y de regreso al subdesarrollo de hace medio siglo en unos pocos años.
El modelo energético con el que contamos hoy nos brinda a todos los mexicanos la posibilidad de decidir a quién queremos adquirirle la electricidad, mientras que el propuesto por el presidente nos obligará a comprarle el fluido eléctrico solamente a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), reviviendo antiguos monstruos monopólicos —como lo fue la Compañía de Luz y Fuerza del Centro— y sepultando a la competencia y la innovación en la generación de energía en México bajo una pesada losa, pues no existiría ya el incentivo que ofrece un mercado abierto.
Si el escenario llegase a revertirse en el sentido en el que lo quiere el primer mandatario, México caería en picada a un precipicio del que no podrá salir ni en cincuenta años, con la consecuente pérdida de generaciones de mexicanos, las de nuestros hijos, nietos y bisnietos entre estas. Además, se le arrebataría a la nación entera su derecho a un medio ambiente limpio, pues debemos tener en claro que la CFE genera su electricidad principalmente a partir de la quema de grandes cantidades de combustibles fósiles, que son altamente contaminantes y dañinos para la salud. Por supuesto, es ingenuo creer que la CFE cambiaría sus métodos de producción por otros más limpios pues, ante la eliminación de sus competidores, ya no tendría que esforzarse por encontrar a quién venderle su sucio fluido.
La generación de cada kilowatt-hora por parte de la CFE, que inclusive ahora resulta en promedio 40% más cara que la de los productores privados, se incrementaría aceleradamente a causa de la obsolescencia e impulsaría su deuda en igual proporción. Si, como se ha sugerido, este alto costo fuera sufragado con el erario, entonces se abriría otro hueco sin fondo en la hacienda pública del país, idéntico al que representa Petróleos Mexicanos (Pemex) hoy en día y que para este 2022 le arrebatará 778 mil millones de pesos (mdp) a otros sectores, como el de la salud, la educación o el desarrollo de infraestructura y realización de actividades científicas, tecnológicas y de innovación, cuyo presupuesto para el mismo ejercicio no alcanza ni siquiera los 55 mil mdp —menos de una catorceava parte del asignado a Pemex—.
Por esto resulta vital que la iniciativa presidencial no se concrete y México pueda continuar con su modelo energético actual; acaso mejorando el fomento a la innovación, que abreva del desarrollo tecnológico y la investigación científica. Para ello, convendría revisar las funciones que hoy día tienen instituciones como el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) o el propio Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE), a fin de actualizarlos e incluso fusionar algunas de sus áreas en un instituto para la investigación y el desarrollo de nuevos métodos para la generación de energía eléctrica, que dote a México con la tecnología de vanguardia que necesita para obtener la esencial energía limpia y competitiva.
Lo anterior, dicho sin aberraciones.
Gracias Eric tienes toda la razón este hombre pretende pasar a la historia como un héroe pero va a pasar a la historia como el más villano de todos los presidentes
Este tipejo que tenemos de pseudodictador si sabe el mal que está causando a nuestro país y las consecuencias terribles futuras que sus actos ocasionaran en todos los sectores…
Es increíble lo que hace el poder en personas ignorantes de las nuevas tecnologías y del medio ambiente, ojalá escuchara a gente capacitada en estos rubros, pero tal parece un dictador, solo su palabra es válida y correcta.