Autoría de 8:56 pm #Opinión, Luis Tamayo Pérez - Ecosofía • 7 Comments

Documentando la catástrofe venidera: el derretimiento del glaciar Thwaites – Luis Tamayo Pérez

La situación de la criosfera terrestre es altamente preocupante. El 14 de diciembre pasado el Arctic Report Card 2021presentó la grave situación por la que pasa el Polo norte.[1] Todos los signos muestran una destrucción cada vez más acelerada del ecosistema ártico, así como el de las tundras de Groenlandia, Siberia y Canadá, osos polares y demás fauna asociada.

Al respecto, William Brangham (del PBS New Hour) indicó:

“Una atmósfera cálida está creando preocupación en el Círculo Polar Ártico y en la Antártida. El ArcticReportCard muestra que las altas temperaturas, la reducción del hielo marino y los eventos extremos de derretimiento están transformando la región. En el polo opuesto, en la Antártida, una plataforma de hielo clave que se encuentra frente al glaciar Thwaites podría romperse mucho antes de lo esperado, es decir, en sólo 5 años”.[2]

Detengámonos en lo referente al glaciar Thwaites. Tal y como indica el Dr. David Holland, investigador del Center for Global Sea Level Change y Director del Environmental Fluid Dynamics Laboratory (EFDL) de la Universidad de New York:

“El hecho de que nuestro equipo haya registrado agua tan cálida a lo largo de una sección de la zona de puesta a tierra del glaciarThwaites —donde sabemos que se está derritiendo— sugiere que puede estar experimentando un retroceso imparable con enormes implicaciones para el aumento global del nivel del mar”.[3]

Como podemos apreciar, no sólo el Ártico, ese enorme bloque de hielo que flota en la región más septentrional de la tierra y cuyas dimensiones se reducen año con año —y amenaza desaparecer en un verano de la próxima década— está en riesgo, ahora la Antártida misma, el continente nevado, se suma a nuestra preocupación por la situación de la criosfera.

En el reporte citado, el Dr. Holland informó que el Glaciar Thwaites, ubicado en la lejana región oeste de la Antártida, está empezando a desestabilizarse y amenaza con desprenderse atrayendo, por vez primera en la historia computada, una gran cantidad de hielo ya no flotante sino superficial, lo cual ocasionaría que se incrementase entre uno y tres metros el nivel del mar de toda la tierra. Esto es así pues el glaciar Thwaites es una especie de “tapón” que impide el desalojo —y posterior derretimiento— de la nieve superficial antártida.

Es por tal razón que tal glaciar es denominado el Glaciar del Juicio final (Doomsday Glacier) pues su derretimiento ocasionaría inundaciones tan vastas que obligarían a que fuese reescrito el mapa de las costas de todo el mundo.

Y el problema no sólo se reflejará en el mapa de las costas y, sobre todo, en la vasta Polinesia. El verano del 2021 nos enseñó que las zonas afectadas por los fenómenos hidrometeorológicos también incluyen a los ríos de las regiones bajas del mundo (Holanda, Bélgica y Alemania en Europa, China e Indonesia en Asia y en Centro y Sudamérica), los cuales también ocasionan inundaciones terribles.

En México, el derretimiento del glaciar Thwaites —el cual no tardará en acompañarse de otros glaciares de la misma Antártida y otras regiones cercanas a los polos— ocasionará que las amplias zonas bajas de México (en Tabasco, Tamaulipas, la Península de Yucatán y las costas de Sinaloa y Sonora) se inunden ocasionando cantidades crecientes de refugiados ambientales.

Esta catástrofe, por su naturaleza, no llenará de muertos la tierra sino será, fundamentalmente, una catástrofe social donde los afectados por las inundaciones no tardarán en culpar a la naturaleza o a los políticos en turno “por no realizar a tiempo” las obras que habrían evitado el desastre. Acto seguido, los nuevos emigrantes se acumularán en las regiones altas y secas, es decir, en el altiplano o la Aridoamérica mexicana, de la misma manera como ahora hacen los refugiados centroamericanos o los que expulsa el narco asociado a la minería de tajo abierto.

En Morelos, por ejemplo, contamos ya con dos colonias conformadas por más de mil familias, dos de ellas formadas con expulsados de sus tierras por los narcos asociados a la mina establecida en Arcelia, Guerrero[4] y otra más, ésta conformada por inmigrantes haitianos, ubicada en una de las barrancas del centro de Cuernavaca. Tales asentamientos humanos, los cuales carecen de servicios (agua, luz, gas) y escuelas, se establecen en regiones agrícolas abandonadas o en las reservas ecológicas.Y es humanamente imposible sacarlos.

El derretimiento del glaciar Thwaites será la punta de lanza de tal catástrofe socioambiental, una perfectamente anunciada y con efectos claramente previsibles. ¿Realizaremos las acciones necesarias para detenerla o, al menos, mitigarla?

Cuernavaca, Morelos, 7 de enero de 2022.


[1]https://arctic.noaa.gov/Report-Card/Report-Card-2021/ArtMID/8022/ArticleID/941/About-Arctic-Report-Card-2021

[2]https://www.pbs.org/newshour/show/melting-of-the-thwaites-glacier-could-rewrite-the-global-coastline

[3]https://wp.nyu.edu/gw/holland/

[4]Abierta por la empresa belga Nyrstar NV, cerrada a consecuencia de la actividad delictiva del grupo criminal denominado “La familia” y readquirida en el 2017 por el consorcio mexicano-canadiense (Reyna Mayning/Telson Resources).

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Last modified: 9 enero, 2022
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