HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX
Todos los días la policía estatal Daniela Hernández revisa que Nitro, su compañero canino, se encuentre en buen estado y listo para salir a trabajar. Ella tiene cuatro años en la Unidad Cinotáctica de la Policía Estatal, un certificado en Estados Unidos como manejadora de ejemplar canino y un gran aprecio por su amigo, en quien confía todos los días su seguridad como a cualquier otro compañero humano.
Hernández Seguedo se formó en esta Unidad, un grupo de reacción donde trabajan con binomios, ejemplares caninos de guardia y protección o bien de detección de narcóticos. Nitro forma parte del grupo de detección de narcóticos, así que acompaña a Daniela a los operativos que a veces se tornan peligrosos, pero no la deja sola.
“Trabajar en binomio con un ejemplar implica tener apego, conocerlo y saber manejarlo porque no cualquiera puede agarrar un perro de guardia y protección o de detección de narcóticos. Estos últimos requieren mucho entrenamiento. Su capacidad de búsqueda disminuye si no le das constantemente el entrenamiento que debe de llevar y el apego debe ser constante para que te acepte”.
La meta es que “tanto el ejemplar te conozca a ti como nosotros a ellos, ese es el reto de trabajar en binomio y cuesta, porque al principio sientes que el ejemplar no te hace caso o no te entiende, pero se hace una reacción muy bonita por el trabajo en equipo, que depende 50 por ciento el ejemplar y 50 por ciento el oficial”.
A lo largo de su formación como mujer policía también aprendió que es importante tomar en cuenta el carácter de los oficiales caninos, porque “algunos son muy pasivos y muy tranquilos y hay otros más inquietos que deben ser moderados, para ellos hay compañeros que tienen el carácter más fuerte y pueden dominar al ejemplar o llevarse bien con ellos, igual nosotros con ellos”.
Nitro es un amigo, más que un compañero de trabajo
Después de mucho tiempo de trabajar juntos, los oficiales caninos y humanos desarrollan un apego especial, “algo similar a una amistad con el ejemplar, no es sólo una herramienta o un compañero de trabajo, porque sientes que el animal se apega a ti, llega alguien más y lo quiere tocar o manipular y sólo está contigo y te obedece a ti y eso es muy bonito porque te das cuenta de cómo has logrado que el animal haga bien su trabajo”.
Cuando anunció a su familia que quería ser policía, todos apoyaron a Daniela. No es la primera en su casa que decidió ingresar a la corporación, pero siempre se preocupan porque es una actividad difícil. “Siempre es cuídate mucho, que te vaya bien, aquí te esperamos”, pero ella se siente más segura porque además de sus compañeros oficiales, cuenta con Nitro.
Su día inicia muy temprano, cuando llega a la corporación y recibe su equipo de trabajo y armamento. Después aborda su unidad y acude por el oficial canino donde lo revisa para saber cómo amaneció, verificar que tenga agua y comida, que se encuentre bien. Después de esa revisión, ingresa a Nitro a su transportadora para ir a trabajar en distintos operativos, sobre todo en los límites de Querétaro con otras entidades.
“Apoyamos en filtros y en operativos para la búsqueda de sustancias ilícitas en vehículos o personas o en revisiones. El oficial canino es de gran ayuda por su olfato que facilita la detección de narcóticos”. Daniela se siente protegida con Nitro. Le tiene mucho apego e insiste en que más que un compañero se vuelve un amigo. “Yo lo cuido a él, él me cuida a mí”.
Eso también la ayuda a sentirse más confiada dentro de la corporación, un espacio donde las mujeres se ganaron su lugar y lo mismo sucede afuera, hacia la población, porque a veces “se sigue teniendo el estigma de que los hombres son más fuertes o más capaces, pero mis compañeras nos ganamos un lugar aquí y hacemos el mismo trabajo que un hombre policía. La gente a veces cree que somos más débiles, pero aquí demostramos que no”.
Para su corporación no tiene más que agradecimientos. Este año pudo participar en una certificación en Estados Unidos que le permitió traer nuevos ejemplares caninos. Durante ocho horas diarias a lo largo de un mes en Florida pudo certificarse como manejadora y le asignaron a Nitro, su gran compañero de trabajo.
“Trabajamos desde el apego hasta ganarnos su confianza para poder manejarlo. Hay gente que se acerca a preguntar cómo trabajamos con ellos, sobre todo los niños y les podemos mostrar con todo gusto para que sientan confianza sobre lo que hacemos”, agrega.
Daniela está a la espera de la próxima oportunidad de capacitarse, sobre todo porque quiere demostrarle a la gente que la policía “no es lo que ellos creen cuando dicen que todo está mal, aquí hay áreas y grupos especiales y cada uno trabaja de diferente manera, no todos hacemos lo mismo, aunque tenemos el mismo propósito: servir y proteger”.
Como una manera de ayudar a las corporaciones policiacas a hacer mejor su trabajo, invitó a la población a presentar denuncias y acercarse a las unidades de seguridad del estado y las municipales para que se puedan investigar todas aquellas situaciones que ponen en riesgo a los queretanos.
“Podemos trabajar en equipo contra las sustancias ilícitas, partes robadas o cualquier delito. Son muchísimas las denuncias a pesar de que no toda la gente lo hace, pero la gente es indispensable para la seguridad, es un granito de arena que ellos aportan, si una persona sabe que su vecino o un conocido está haciendo algo mal, es importante que lo digan, no puede haber un policía por persona y hay cosas que el ciudadano sabe, pero el oficial no, por eso hay que trabajar en equipo”, resalta.
Los policías, agrega, son buenas personas en términos generales, porque tienen el deseo de servir a los demás y protegerlos. “Es un gusto estar aquí, no nos obligan a hacer este trabajo, lo hacemos por gusto. Estoy muy orgullosa de pertenecer a este equipo y voy a seguir echándole muchas ganas para crecer, esto es muy satisfactorio”.